LA DEMOCRACIA DE MERCADO O LA
DEMOCRACIA DE LOS LOBBIES, en América latina, se mantiene en pie, a pesar de
sus rotundos fracasos – que ante la ausencia de Programas de Gobierno de las
nuevas burguesías político-empresariales del nuevo milenio- se vieron en la
necesidad de nuevamente recurrir a “viejo programa” ya hundido”, terminado,
acabado – como eran las Políticas del Consenso de Washington, impuestas
vertical y autoritariamente en la década del 90’ del siglo XX en América latina.
Pero el fracaso de los gobiernos reformistas y de Democracia Progresistas –
ganados por la crisis el sistema, la corrupción que atrapó Líderes, Dirigentes,
Organizaciones – los condujo inexorablemente a la derrota. Tiempos políticos e
Históricos, que se trabajó con la finalidad central, principal de forjar y
construir una UNIDAD E INDEPENDENCIA DE AMÉRICA LATINA desde el punto de vista
de su Autonomía, Democracia y fundamentalmente respetando nuestra SOBERANÍA
NACIONAL, fue necesario fundar Nuevas Instituciones con la Unión de Naciones
del Sur. UNASUR, así como fortaleces los lazos de intercambio, negociación e
inversiones de un Mercado Regional, MERCOSUR, únicas alternativas de poder hacer frente al
poderío de la economía y el libre comercio de las corporaciones transnacionales
de los países globalizadores.
Hoy cuando nuevamente han retomado
el Poder, estas mismas burguesías político-empresariales neoliberales –
mediante procesos democráticos, en realidad
se encuentran en otra época, - que no, logran comprender - pero imponen los
viejos programas económico-político, de los años 90’ por eso su rápido fracaso-
Argentina, México, Colombia, Perú y otros países – son el mejor ejemplo, donde
las democracias de mercado o democracias de Lobbies, han fracasado terriblemente, llevando a sus
pueblos por las sendas de la Hiper-inflación, la mayor dependencia del Fondo
Monetario Internacional y Banco Mundial y políticamente un mayor servilismo
hacia las políticas seudo-nacionalistas y proteccionistas del señor Trump,
presidente de los Estados Unidos, decisiones políticas no evaluadas, no
reflexionadas, que en forma definitiva nos conducirán al fracaso. Para la
implementación de estas políticas de las corporaciones transnacionales, del
capital corporativo global, hoy son necesarias "nuevas INSTITUCIONES" – las anteriores
no les sirven, porque de una u otra manera, estaban presentes sectores
económico-sociales, en especial Organizaciones de los Trabajadores y las clases medias ascendentes - producto de la década del gran crecimiento macro-económico, que en lo principal favoreció a un puñado, a una élite de las nuevas "oligarquías" exportadoras. NO les
sirve UNASUR, paso adelante al PROSUR,son protagonistas de la muerte lenta, abandono del MERCOSUR, y todos aplaudir al ALPA, la ALIANZA DEL PACÍFICO - de absoluto dominio de las políticas neoliberales (México, Colombia, Perú y Chile) y con la adhesión de las economías de otros países como Canadá, Argentina, Brasil. Paralelamente reviven la nefasta OEA, con la finalidad de les sirva de "caballo de troya" para la penetración y dominación de las políticas del imperio y cumpla su verdadera función de furgón de cola en las "colonias" del imperio..
Formulamos finalmente una simple Pregunta. Porque NO solucionan antes cada Gobierno, Presidente, de cada país la inmensa cantidad de problemas estructurales NO resueltos durante años de políticas neoliberales y dejan de intervenir en los asuntos de otros países. Señores aún ustedes, creen consideran que la "solución" a sus múltiples problemas estructurales está en la MIGRACIÓN, de millones de Ciudadanos que salen de sus países, pensando aún, en "el sueño de la vida americana", cuando ya pasó a la Historia. SEGUIREMOS PREGUNTANDO sobre NUESTRA AMÉRICA.
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Formulamos finalmente una simple Pregunta. Porque NO solucionan antes cada Gobierno, Presidente, de cada país la inmensa cantidad de problemas estructurales NO resueltos durante años de políticas neoliberales y dejan de intervenir en los asuntos de otros países. Señores aún ustedes, creen consideran que la "solución" a sus múltiples problemas estructurales está en la MIGRACIÓN, de millones de Ciudadanos que salen de sus países, pensando aún, en "el sueño de la vida americana", cuando ya pasó a la Historia. SEGUIREMOS PREGUNTANDO sobre NUESTRA AMÉRICA.
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Presidente de Colombia, Señor Iván Duque, al completo servicio del imperio y las políticas del sr, Trump. Colombia hoy es uno de los países con mayor cantidad de problemas estructurales NO resueltos, al contrario se está acumulando, y la explosión social y política es cuestión de tiempo. Seguidor "político" del sr. Uribe - enemigo consumado de la PAZ - pero sí activo y radical neoliberal al completo dominio de las políticas del imperio. Ahora se pone al frente de "otorgar" carta final de descomposición política de la UNASUR y en su reemplazo proponer la formación de PROSUR, . más allá incluso de las políticas dependientes absolutas de la OEA. "Crece" el servilismo político y la violación flagrante de las Soberanías Nacionales, políticas trasnochadas, sometidas y de servilismo absoluto al amo yanqui.
***
AMÉRICA LATINA. LA PROPUESTA
DE PROSUR, SATANIZACIÓN DE LA INTEGRACIÓN Y FRACASO DE LA OEA.
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Aram Aharanian.
ALAI. América latina en Movimiento.
Viernes 25 de enero del 2019.
El 14 de
enero el presidente de Colombia, Iván Duque, lanzó su idea de crear una nueva
instancia de integración regional sudamericana que reemplace a la Unión de
Naciones Suramericanas (UNASUR), en un plan para desarticular todos los
espacios de coordinación política y/o integración latinoamericano-caribeña, que
devela también el fracaso de la Organización de Estados Americanos (OEA),
manejada por EEUU.
Según Duque, su propuesta cuenta con el aval del
chileno Sebastián Piñera, mientras intenta sumar aliados para dar nacimiento al
nuevo agrupamiento “que más que una organización burocrática o al servicio de
un gobierno particular, será un organismo de coordinación suramericana”, una
herramienta "de políticas públicas, en defensa de la democracia, la
separación de poderes y la economía de mercado".
En definitiva, significa la conformación en la
región de un bloque ideológico, de derecha, de gobiernos conservadores, que no
están de acuerdo con el concepto de integración que existía hasta este momento
y que era liderada por países como Brasil, Ecuador, la propia Venezuela y
Bolivia.
No se trata de discutir, debatir, acordar, buscar
consensos, negociar unívocamente ante el mundo, sino que a través de una cúpula
de presidentes de derecha y en el nombre del libre mercado, se abra camino a
los intereses de EEUU, sus trasnacionales y el capital financiero. Quizá ni
siquiera necesiten reunirse: pueden acordar por Twitter, que hasta significa un
ahorro de palabras y de ideas.
Pero, más allá de seguir los dictados de
Washington, los jefes de estado tienen sus proyectos e intereses propios, que
no siempre son complementarios.
El reciente encuentro en Brasilia entre Mauricio
Macri y Jair Bolsonaro lo demostró ya que solo acordaron revisar el arancel
externo común del MERCOSUR, mejorar el acceso a mercados y avanzar en la
facilitación del comercio y la convergencia regulatoria. Hablaron de la
necesidad de “modernizar el Mercosur y de avanzar hacia un espacio de
integración que se adapte a los desafíos del siglo XXI y que aproveche las
oportunidades que el mundo ofrece”.
Ernesto Samper, expresidente colombiano y último
secretario general de UNASUR, señala que este organismo, en sus 10 años de
existencia, puede demostrar que en otras oportunidades convivieron dentro de
este espacio gobiernos de distinto signo ideológico, lo que permitió avanzaren
temas fundamentales como la conformación del Consejo Suramericano de Defensa,
que de alguna manera reafirmó la condición de la región como una zona de paz en
el mundo.
A ello se puede sumar el Consejo Electoral que
presidió más de 110 elecciones y envió más de 20 misiones electorales, o los
avances que se hicieron en materia de salud a través del Instituto de Salud o
las obras de infraestructura proyectadas para integrar la región, el proyecto
de fibra óptica común que rompiera la dependencia de las megaempresas
cibernéticas, los consejos de participación ciudadana, por ejemplo.
A pesar de todos estos avances, hay una idea
distinta sobre lo que es la integración, alimentada por un pensamiento
conservador que se podría expresar a través de un acuerdo en la misma Unasur,
si es que el asunto se trata de darle un giro a los programas y a los 23 grupos
de trabajo que todavía hoy están trabajando en la identificación de una agenda
de intereses públicos, añade Samper en entrevista con el analista Pedro
Brieger.
El retiro (solitario y siquiera concretado) de
Colombia de Unasur va a producir un gran aislamiento de Colombia de la región,
en momentos en que ésta se está viendo atacada desde distintos frentes,
especialmente el de EEUU. “No podemos jugar a un aislamiento de Venezuela que
termine legitimando una salida de carácter cruento o fáctico a la situación que
actualmente se vive en la región, sin proponer o liderar para que haya una
salida que sea el resultado de un acuerdo entre los actores políticos”,
destaca.
Unasur hizo aproximaciones muy productivas entre
los distintos actores políticos de Venezuela, tres etapas de negociaciones que
permitieron que se eliminara la violencia como forma de hacer política, que
fueron conducidas por los expresidentes Martín Torrijos (Panamá), Rodríguez
Zapatero (España) y Danilo Medina (República Dominicana).
A partir de ese supuesto se intentó un diálogo
entre los sectores políticos, orientado a la conformación de tres espacios: uno
de garantías electorales, otro sobre reformas institucionales, y el tercero
para orientar la parte social y la estabilización, con medidas de carácter
cambiario, antiinflacionario, medidas de subsidios y de ajustes de precios de
combustibles. El diálogo fue bombardeado por el gobierno de EEUU.
Mientras, la CELAC, el más importante instrumento
de integración en la medida en que agrupa a los 33 países de América Latina y
el Caribe (sin EEUU y Canadá) y más de 600 millones de habitantes, tiene entre
sus temas de trabajo el desarrollo social, la educación, el desarme nuclear, la
agricultura familiar, la cultura, las finanzas, la energía y el medio ambiente.
Hay que recordar que la CELAC declaró a la América Latina y el Caribe como zona
de paz, llamando a un desarme nuclear general y completo en el mundo, y a
resolver las diferencias políticas de manera pacífica y democrática.
Los sepultureros.
Duque tomó la delantera en su afán de demostrar que
bien puede coinvertirse en brazo ejecutor de las políticas estadounidenses,
pero tendrá competencia, ya que otros mandatarios quieren demostrar lo mismo,
en especial el brasileño Jair Bolsonaro, y también el chileno Piñera y el
argentino Mauricio Macri.
El gobierno colombiano ya había pateado el tablero,
cuando en agosto de 2018 anunció su retiro de Unasur, cuatro meses después que
junto a otros países sudamericanos -Argentina, Paraguay, Brasil, Chile y Perú-
suspendiera su participación, en la ofensiva de la nueva derecha para
sepultaron los organismos de integración como el Mercado Común del Sur
(Mercosur), Unasur y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe
(Celac).
Fueron estos países los que trabajaron para
sepultar Unasur, organismo autónomo de los mandatos de Washington, que había
sido rápidamente vaciado, dejándolo sin secretario general desde febrero de
2017. A estos cinco países se sumó en julio pasado el anuncio del presidente de
Ecuador, Lenín Moreno, de desalojar la sede del organismo en la Mitad del
Mundo.
El objetivo de Duque y sus socios es,
principalmente, seguir los dictados de Washington para que desde Prosur se
coordinen acciones conjuntas para que "termine" el gobierno de
Nicolás Maduro en Venezuela, al cual calificó como una "dictadura".
Las intentonas realizadas en el marco de la OEA
–promovidas por EEUU y el procónsul y secretario general del organismo
panamericano Luis Almagro- no prosperaban por un hecho simple: no alcanzaban
jamás consenso para desestabilizar Venezuela, ya que en la OEA participan
países centroamericanos y caribeños.
EEUU ya no puede ser considerado como un socio
confiable, en una decadente OEA, porque la agenda de Washington es
esencialmente antilatinoamericana, que va en contra de los migrantes
latinoamericanos con la construcción del muro con México, que desatiende los
compromisos relacionados con el calentamiento global o subiendo aranceles a
nuestros productos.
“Es una agenda antihemisférica en el sentido más
exacto de la expresión; por eso no creo que se justifique que, además de los
ocho mecanismos de integración que ya existen, ahora creemos uno distinto
solamente para identificar unas pretensiones de derecha respecto a lo que debe
ser la integración”, señala Samper.
No es un organismo… ¿qué es?.
Duque definió el Prosur como una fuerza de
coordinación (o de transmisión de los dictados de Washington), un foro de alto
nivel; sin raigambre política, institucional ni económica. No un organismo: lo
que Duque rechaza es una Institucionalidad (acompañada de su burocracia),
reglamentos, obligaciones.
La consigna de los gobiernos neoliberales es la de
“integrarse al mundo”. En años pasados, Chile y México entraron a la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y al Foro de
Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), y los segundos firmaron un Tratado
de Libre Comercio con EEUU.
Colombia se integró a la Organización del Tratado
del Atlántico Norte (OTAN) y con EEUU estableció el Plan Colombia, que supuso
la instalación de siete bases militares estadounidenses en su territorio.
El analista argentino Federico Larsen señala que
quienes impulsan Prosur son países que "prácticamente desde hace 30 años
están totalmente por fuera de la integración latinoamericana". "Que
ahora tengan estas posiciones habla de una necesidad por parte de ciertas
fuerzas a nivel internacional como Washington, de empezar a presionar para
redireccionar los esfuerzos a nivel diplomático".
Ya lo habían intentado con el llamado Grupo de
Lima, conformado por 14 países. Trece de ellos -Argentina, Brasil, Canadá,
Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay,
Perú y Santa Lucía– dijeron que desconocerían al presidente venezolano y México
se abstuvo. El fracaso quedó manifiesto cuando muchos de ellos debieron luego
rectificar su posición.
La posición mexicana, de reivindicar la no
injerencia en asuntos de terceros países, marca un alerta para los prosuristas.
Hoy México puede jugar un papel muy importante en esta coyuntura y en un
escenario que se debe preservar, el de la Celac, que compaten todos los países
latinoamericanos y caribeños juntos… y sin Estados Unidos.
El impulso del “otro” Brasil.
Unasur se constituyó formalmente en 2008, pero la
cancillería brasileña tenía ya en mente convertir el grupo de Río, de consulta
política sudamericana, en un organismo donde pudiera proyectar los intereses
brasileños a una plataforma regional, alternativa a la insistencia de EEUU en
las llamadas Cumbres de América, para formalizar el Área de Libre Comercuioi de
las Américas (ALCA)
En la propuesta brasileña que se discutía en las
cancillerías sudamericanas, destacaban los temas de financiamiento e infraestructura
(en especial previstos para la expansión de las trasnacionales brasileñas como
los grupos Odebrecht, Camargo Correia, Andrade Gutierres, OAS, entre otros),
para lo cual ya había creado el Banco Nacional de Desarrollo (Bndes), con
alcance regional.
Convergencia
Ante el arcoiris de organismo de cooperación,
diálogo e integración subregional, muchos de ellos en crisis y/o parálisis, se
hace necesario pensar en una matriz de convergencia, de forma de terminar con
la confusión, el caos, las duplicidades y los costos burocráticos innecesarios,
que hoy sirven para satanizarlos desde los gobiernos de derecha, alineados con
Washington.
Mercosur, Unasur, ALBA, la Alianza del Pacífico, el
Sistema de Integración Centroamericana, la Integración Caribeña, el Pacto
Amazónico, entre otros, debieran converger hacia una CELAC fortalecida, con una
Secretaría General fuerte que permita que todos los países unificadamente
puedan encontrar unos caminos comunes para salir todos adelante, propone
Samper.
Ya que Brasil está renunciando a su protagonismo
desde Unasur y Mercosur y a través de su búsqueda de entendimientos con la
Alianza del Pacífico, hoy aparece México, con una política exterior
–aparentemente- latinoamericanista, que bien pudiera liderar esta convergencia
en la Celac, y rescatar los procesos que llevaron tanto esfuerzo y que por fin
presentaron a nuestra región unida, coordinada, ante el mundo.
Más allá que simbólicamente se quiere sepultar al
Mercosur, a la Unasur y a la Celac, los organismos de coordinación-integración
eminentemente latinoamericano-caribeños (sin participación de Estados Unidos y Canadá), puede
significar la agonía de la OEA, tan dependiente de Washington y tan carente de
credibilidad.
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ARAM AHARONIAN.- Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en
Integración. Fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración
Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis
Estratégico (CLAE, www.estrategia.la).
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