INTELECTUALES
CONTRA EL GOLPE, "Han empujado a Venezuela al precipicio",
denunciaron Chomsky y otros 70 firmantes de una carta abierta Un
grupo de 70 intelectuales, historiadores y expertos en política latinoamericana reclamaron en duros términos al
gobierno de Estados Unidos no interferir en la política interna venezolana y
apoyar un diálogo entre el chavismo y el antichavismo.
"Al reconocer al presidente de
la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como el nuevo
presidente de Venezuela, algo ilegal bajo la Carta de la OEA, el Gobierno de
Donald Trump ha acelerado la crisis política de Venezuela con la esperanza de
dividir a los militares venezolanos y polarizar aún más a la población,
obligándolos a elegir bandos",
denunció anoche el grupo de intelectuales en una carta abierta.
Los
firmantes, entre los que se cuentan el filósofo y activista Noam Chomsky y el
relator independiente de la ONU Alfred de Zayas, aseguraron que el reconocimiento de
Guaidó como gobernante legítimo de Venezuela en detrimento del presidente Nicolás Maduro por parte de Estados
Unidos y sus aliados empeorará la situación en ese país y generará "un sufrimiento humano innecesario,
violencia e inestabilidad".
"Si la administración de Trump
y sus aliados continúan su curso imprudente en Venezuela, el resultado más
probable será el derramamiento de sangre, el caos y la inestabilidad", advirtieron los intelectuales,
incluidos jefes de cátedra, profesores eméritos y directores de centro de
estudios.
"El objetivo obvio, y en
ocasiones declarado, es expulsar a Maduro mediante un golpe de Estado", agregaron los intelectuales, que
dijeron que Estados Unidos debería
haber aprendido algo de sus empresas de cambio de régimen en Irak, Siria, Libia o de su
patrocinio histórico de cambio de regímenes en América Latina.
El
gobierno del presidente Donald Trump fue el primero en reconocer este miércoles
al jefe del Parlamento Juan Guaidó
como gobernante legítimo de Venezuela. "Bajo
la Administración de Trump, la retórica agresiva contra el Gobierno venezolano
se ha disparado a un nivel más extremo y amenazador, con funcionarios hablando
de 'acción militar' y condenando a Venezuela, junto con Cuba y Nicaragua, como parte
de una 'troika
de tiranía", recordaron los
intelectuales en referencia al asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton.
"Estados Unidos y sus aliados,
incluido el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y el presidente de
extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, han empujado a Venezuela al
precipicio",
aseguraron.
Los investigadores concluyeron que
la única solución que hay "es un acuerdo negociado, como sucedió
en el pasado en países latinoamericanos cuando las
sociedades polarizadas políticamente no pudieron resolver sus diferencias a
través de las elecciones".
/////
/////
DÉJÀ VU:
VENEZUELA Y EL CHANTAJE POLÍTICO ESTADOUNIDENSE DE ÉPOCAS DE LA GUERRA FRÍA.
*****
Álvaro Verzi Rangel.
CLAE / Rebelión.
Lunes 28 de enero del 2019.
El Gobierno estadounidense de Donald Trump ha
resucitado la retórica de la Guerra Fría y con cubano-estadounidenses
conservadores anticastristas retomando efectivamente el control de la política exterior
de Washington hacia América Latina, retrocedieron a la salvaje retórica de la
llamada guerra contra el comunismo.
Fue la segunda derrota del gobierno de Donald Trump consecutiva en foros
internacionales. Primero fracasó en la Organización de Estados Americanos (OEA)
al tratar de imponer el reconocimiento del autoproclamado presidente interino Juan Guaidó (quien no tiene
sede de Gobierno ni gabinete), y ahora en su presentación ante el Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas.
Siguiendo añejos libretos, el secretario de Estado Mike Pompeo, acompañado por el recién nombrado
enviado especial para Venezuela Elliott
Abrams –condenado penalmente por mentir al Congreso sobre el escándalo
Irán-contras y promotor de la invasión de Irak y políticas intervencionistas en
apoyo de gobiernos violadores de derechos humanos en Centroamérica– presionaron
al Consejo de Seguridad de la ONU para reconocer al autoproclamado presidente
interino Juan Guaidó.
Con lenguaje
chantajista, Pompeo declaró que “ahora
es el momento para que toda nación escoja un bando. No más demoras, no más juegos.
O están del lado de las fuerzas de la libertad o están en liga con Maduro y su
desorden”. Pero no logró imponer su posición entre los cinco países con
poder de veto en el Consejo, sobre todo Rusia y China, que repudiaron la maniobra
estadounidense.
Rusia acusó a Estados Unidos de orquestar un golpe
de Estado contra el presidente venezolano, Nicolás
Maduro, mientras Venezuela aseveró que Washington intenta
derrocar a sus gobiernos bolivarianos
desde 2002, cuando se ejecutó una intentona contra el fallecido mandatario Hugo Chávez.
El embajador
ruso, Vassily Nebenzia, dijo que EEUU no ha cambiado en nada su forma de
ver a América Latina, su zona de
interés exclusiva, el patio trasero donde puede hacer lo que le dé la gana,
quien calificó de ridículo el ultimátum de la Unión Europea a las autoridades
de Venezuela para que convoquen elecciones anticipadas.
Tampoco pudo responder ante los reporteros sobre la
pregunta de Rusia sobre si Washington estaba contemplando una
acción militar en Venezuela. Pero
aprovechando la oportunidad, Pompeo también atacó a Cuba en esta sesión, y criticó a Rusia y China por su apoyo a Maduro, “el expresidente”. Abrams también
aprovechó los micrófonos para señalar a Venezuela como satélite de Cuba y Rusia, un argumento que usó tres décadas atrás cuando manejó
la política hacia América Latina con Ronald Reagan.
Paralelamente sigue el acoso: el viernes, el
Departamento de Estado envío a directivos a la Reserva Federal de Estados Unidos para cerrar el acceso del Gobierno de Maduro a sus bienes
depositados en el extranjero, incluyendo ingresos de Citgo, empresa petrolera
venezolana en EEUU. El sábado instó a otros países a desconectar sus sistemas
financieros del Gobierno legal para que esos bienes sean entregados a Guaidó,
quien como autoproclamdo presidente interino, no tiene siquiera gabinete.
En otra vuelta al pasado la política estadunidense
hacia América Latina parece haber regresado a las manos de
cubano-estadunidenses anticastristas con raíces en Florida, con el senador
republicano Marco Rubio como el
protagonista más influyente, a quien el New York Times identifica como un virtual secretario de
Estado para América Latina. Ayudó a instalar a otro cubano-estadounidense, Mauricio Claver-Carone –opuesto a la
normalización con Cuba–, como el encargado del hemisferio occidental
para el Consejo de Seguridad Nacional.
Juan José
Gómez Camacho, embajador de México ante la ONU, expresó su
preocupación por la situación que atraviesa Venezuela y reiteró que es el
pueblo venezolano el que debe elegir su propio rumbo sin injerencias. Resaltó
que los gobiernos de México y de Uruguay propusieron
un nuevo proceso de negociación incluyente y creíble con pleno respeto al
Estado de derecho y los derechos humanos en ese país.
Colombia llamó a respaldar el fin de la “usurpación” de Maduro, la transición y elecciones en Venezuela. Durante la sesión, Reino
Unido denunció que el socialismo de Maduro destruyó a todo el país. A Pompeo
también lo respaldaron las representaciones de Francia, Alemania, España, Bélgica y Canadá, entre otras.
Ma Zhaoxu,
representante permanente de China ante la ONU, sostuvo que
su Gobierno siempre se opone a la interferencia en los asuntos internos de
otros países y se opone a la interferencia extranjera en los asuntos de
Venezuela.
Falló el pronóstico de que el fin de la etapa de
los golpes de Estado en la región
había concluido, y hoy sabemos que ningún gobierno progresista ha estado exento
de sufrir los embates de EEUU y las
plutocracias o poder fáctico locales. En algunos casos han tenido éxito, Honduras, Paraguay
y Brasil. Pero con la destrucción de
los organismos de integración (MERCOSUR, UNASUR, CELAC), las políticas de no
intervención, soberanía e independencia nacional han quedado sin efecto.
El nuevo
Gobierno de México volvió a aplicar la doctrina Estrada y rescata una
tradición antiimperialista abandonada por administraciones anteriores, mientras
gobiernos neoconservadores como los de Jair
Bolsonaro en Brasil, Mauricio Macri en Argentina, Sebastián Piñera en Chile
o Iván Duque en Colombia, son
impulsados como validantes de la intentona golpista y de la autoproclamación de
un presidente espurio.
La dependencia de Washington
Los
instigadores vernáculos de la intentona saben que dependen de la fuerza de
las potencias extranjeras, ávidas de adueñarse del botín de la segunda mayor
reserva petrolera del mundo. Dada la
falta de apoyo interno, más allá de la manipulación informativa y las
mentiras en red, se refugian en una (al menos amenazada) invasión. Pero las
fuerzas armadas venezolanas no bailan con esa música antinacional.
La maniobra
se venía ejecutando desde hace más de un año. La negativa de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) –en
ese momento el conglomerado variopinto de 64 grupos de la oposición venezolana-
a firmar los acuerdos en República
Dominicana, una vez pactados y conciliados los puntos para convocar
elecciones, los mecanismos de verificación y diálogo les ha llevado a este
abismo político.
Siguieron
las órdenes y quedaron definitivamente en manos del Gobierno republicano de
Trump, quien marca la agenda. No tuvo la oposición la capacidad de aglutinar
el descontento político y social y terminó dividida y la deriva. El llamado a
elecciones hecho por el Gobierno de
Maduro los agarró fuera de base y la presión
de EEUU, que ponía en marcha el plan del Comando Sur Freedom II, hizo que llamaran al boicot, reclamando fraude por enésima vez antes de
iniciarse siquiera los comicios,
Y se sumó un
intento de magnicidio con drones, el despliegue de medios
económicos y financieros en el exterior para aislar y boicotear al Gobierno,
estrangular la economía, fomentar el
mercado negro, el desabastecimiento y la violencia callejera, para poder
mostrar la imagen (bien difundida por el aparato de terror mediático
trasnacional) de un país roto, sumido en el caos y la desesperación, al cual
hay salvar de la dictadura.
Hoy,
la intentona de golpe de Estado excede la
realidad de Venezuela, porque lo que está en juego es la dignidad, la
soberanía y la independencia de América
latina. Pedir una invasión de fuerzas extranjeras, militares y gobiernos,
el grado de odio, rencor hacia el pueblo venezolano, cuyo Gobierno legítimo, le
guste o no a la oposición y a los gobiernos cipayos ha ganado una elección con
más de cinco millones de votos y 28 por ciento del electorado. Trump no puede decir lo mismo, obtuvo
solo 24 por ciento.
La defensa
del Gobierno legítimo de Venezuela es un imperativo ético y político para América Latina y el Caribe: sumarse al golpe es apoyar la canalla.
ÁLVARO VERZI RANGEL, sociólogo venezolano, Codirector
del Observatorio en Comunicación y Democracia y del Centro Latinoamericano de
Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario