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En
la coyuntura actual, escenario mundial múltiple, complejo y multipolar, están
presentes las consecuencias dramáticas y destructivas de la Triple Crisis Global – Poli-crisis mundial - multidimensional,
situación que obliga a destacar la importancia impostergable de la Integración “Global” de América Latina, con
la finalidad de enfrentar los apremiantes y complejos problemas de la
globalización neoliberal. Integración en bloques regionales, con economías altamente competitivas,
innovación y tecnologías, políticamente construir democracias más participativas, dialogantes, asociacionistas,
democracias de ciudadanos con capacidad de decidir en relación a las tareas
y responsabilidades estratégicas que el sistema y el propio modelo de “crecimiento y
desarrollo” nos presentan. Este proceso de integración, pasa por la
ineludible responsabilidad y compromiso de contar con Estados más eficientes, descentralizados, acabar con la captura del
Estado por los operadores del poder económico y ponerlo al servicio de todos,
es probablemente uno de los cambios más importantes que debe producirse en América latina – en especial en nuestro
país,- donde hace más de 20 años los poderes fácticos han logrado imponer a los
Presidentes elegidos los operadores de sus intereses – el poder fáctico de los
medios de comunicación - en el manejo de los aparatos económicos del Estado.
La
creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) el 3
de diciembre del 2011, en Caracas, Venezuela, es un hecho histórico y político
de grandes alcances democráticos, en el proceso de Integración que une a más de
550 millones de habitantes de toda la Región. Integración histórica, soberana y
democrática, luchada y esperada por más de 200 años. Reunió a 33 Mandatarios y
sin la presencia de Estados Unidos y del Canadá. ( El inicio del fin del yugo
imperialista).
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Objetivo
sumamente claro de aprovechar las oportunidades que brinda la coyuntura
internacional, es imprescindible contar con un Estado que
responda a las necesidades de la sociedad y la economía, un Estado más
presente, eficiente y altamente competente, fuerte en la regulación, totalmente abierto hacia la inclusión de
políticas y programas sociales,
con capacidad de regulación en las grandes prioridades que habrá de tener en el
futuro. Este compromiso con el futuro
significa también que el Estado, será resultado del trabajo que formulen
los responsables en forma participativa y democrática, del análisis de su
propia realidad – nueva mirada dialéctica del pasado, presente y futuro, para
ver qué es lo que falta por hacer - tareas y responsabilidades estratégicas que deben asumir en el cumplimiento
de los grandes objetivos y metas propuestas. La reforma del Estado, presente en
momentos muy importantes y trascendentales para América latina, uno de los principales
exportadores de commodities del mundo, aquel boom que generó sentimientos
encontrados. Para hacer frente al conjunto de complejidades que presenta en cada
país, como el “Cambio
de Época, histórica”, cambios muy profundos que abren una gran
oportunidad por la coyuntura especial en el mercado internacional, los precios
de los commodities – minerales,
petróleo, agricultura, manufactura, pesca, - y sobre todo hoy por el
extraordinario potencial interno – conjunto de capacidades, aptitudes, talentos,
virtudes, fortalezas, etc. Potencialidades
en nuestra sociedad de las habilidades, hasta ahora no considerados en su
verdadero valor y jerarquía, potencialidades endógenas de cada pueblo,
comunidad, tiene y reconoce, recrea y desarrolla, así como el reconocimiento de
la extraordinaria calidad de las sinergias
colectivas locales y regionales, que contribuyen a abrirnos las puertas del
mundo, - parte del “Desenclave Cultural”
- que hoy constituyen el “verdadero” poder
emergente interno, local, propio, cotidiano de su población - de cada país,
superando incluso que en los países de menor crecimiento, el alza de los
precios de alimentos causó serios problemas sociales, hoy
se están forjando nuevas alternativas nacionales en base a su propia
experiencia. Pablo Raúl.
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Países
Latinoamericanos con o sin Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos
(Rojo) MERCOSUR, (verde oscuro). Países que con Venezuela forman el
ALBA. (Amarillo), Paraguay, suspendido del MERCOSUR ( por el golpe de estado
contra el gobierno democrático).
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Integración con democracia, soberanía y justicia social.
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Hernán Rivadeneira Játiva.
ALAI. América Latina en Movimiento.
Mayo del 2013.
Vivimos
una nueva crisis estructural del sistema capitalista, en su conjunto,
aunque con una incidencia más notoria en el denominado “norte
desarrollado”, y que indudablemente repercute también hacia el sur y a
América Latina en particular; con alguna diferencia de las
anteriores, pues, ahora se trata de una crisis de civilización, que
afecta a todos los niveles de la vida y de la sociedad.
Si
bien en los últimos siglos se han logrado avances significativos en la ciencia,
tecnología, información, comunicación, intercambio, etc., todo aquello ha sido
a costa de la degradación quizá irreversible del medio ambiente, de la sobre
explotación a los trabajadores, la destrucción de los recursos naturales, de la
concentración de la riqueza en pocas manos y de la dominación imperialista
especialmente sobre nuestros países menos desarrollados.
Pero
podemos construir nuevos caminos en este siglo, a base de la aplicación de los
principios de solidaridad, reciprocidad, buen vivir, relación respetuosa con la
naturaleza, que nos han legado los pueblos originarios; así como a través de
una conciencia social basada en la convivencia pacífica, la democracia
participativa, la libertad, la independencia, la justicia social, la dignidad,
la equidad para el progreso y la seguridad común.
Si
esta crisis, en esencia, es financiera, que implica por ejemplo la
“volatilidad” de las monedas y en particular el dólar (puede ser que este signo
ya no sea la moneda más importante de circulación en el mundo, dada la
emergencia de potencias como China), así como la insolvencia acelerada de los
bancos y el incremento de la deuda de los países y las personas, la salida no
puede ser una recomposición de ese capital voraz sino las propuestas
alternativas de conformar el Banco del Sur y crear una moneda virtual para el
intercambio regional, como el SUCRE, de acuerdo a las decisiones de la ALBA y
la UNASUR.
Pero
también esta crisis es ecológica (desprotección del medio ambiente y
agotamiento de los recursos naturales), social (distribución
inequitativa de la riqueza y de la renta: el norte se ha desarrollado
esquilmando al sur), e ideológica (los medios de comunicación son
controlados por las élites).
Jean
Maninat, Director de la Organización Internacional del Trabajo –OIT- para
América Latina y el Caribe, declaró en agosto del 2009 que “Las consecuencias
de la crisis en el mundo del trabajo han sido muy negativas y, por lo tanto, es
necesario colocar la recuperación del empleo con un objetivo central de las
políticas económicas”.
Esta
crisis global ha propiciado, por lo menos, las siguientes afectaciones a
nuestro sub continente: - Disminución del PIB; - Pobreza y marginación;
a.-
Deterioro de las condiciones de vida y de trabajo1;
b.-
Bajo nivel de empleo;
c.-
Creciente inflación;
d.-
Informalización; y,
e.-
Destrucción selectiva de la organización gremial y sindical.
1
Reagan
y su régimen conservador inventó la tesis perversa de la “flexibilización laboral”, que determinó una nueva cultura productiva de los
trabajadores y afectó la competitividad.
Como
respuesta a los designios y actuaciones de los grandes centros de poder mundial,
en especial, representados por las grandes corporaciones multinacionales, se
han propiciado eventos y propuestas de unidad e integración para elaborar un
plan anti crisis y buscar alternativas programáticas en el campo social,
económico y cultural, así como una nueva política laboral para evitar los
despidos masivos de los trabajadores y el cierre de las empresas.
Se
trata de recomponer el tejido social y buscar nuevas oportunidades y procesos
de resistencia de los trabajadores (campesinos y obreros), pueblos indígenas,
afro descendientes, migrantes, profesionales, ciudadanos, en busca de un mundo
más justo y equitativo, en armonía con la naturaleza. Andrés Piqueras, en un
artículo titulado “Crisis de valorización del capital”, se refiere a ciertas
características de los procesos neoliberales:
1.-
El aumento de la explotación de la fuerza de trabajo (extensiva, en cuanto al
incremento de la jornada y la edad para la jubilación; e intensiva, respecto de
la tecnificación de los procesos productivos);
2.-
Se incrementa el ejército de reserva mundial (desempleo), con masas
trabajadoras más baratas (migrantes), los empresarios buscan mejores costos en
otros ámbitos (Rusia, China).
3.-
Disminuye el poder de negociación de los trabajadores y sus organizaciones.
4.-
Se disminuyen los impuestos para los más ricos y se aumenta la carga tributaria
para los trabajadores;
5.-
Se reducen los servicios y los gastos sociales para el conjunto de la
población;
6.-
Distribución asimétrica de los recursos entre el capital y el trabajo, a favor
naturalmente del primero;
7.-
Se generalizan las privatizaciones y la desindustrialización;
8.- Se reducen las inversiones para la producción en favor de los negocios
especulativos.
No
existe emancipación social sin autonomía política, sin independencia económica
y sin soberanía cultural, que son los aspectos fundamentales de un modelo
alternativo de desarrollo. “La paz…se construye con la gente”, señala un
activista, es decir, no con la guerra; por ello, una salida negociada,
consensuada, política a los conflictos que persisten en muchos países, como el
caso de Colombia, por ejemplo, tendría mejores auspicios y una consecuencia
satisfactoria, por supuesto. Es necesaria una verdadera integración y unidad
regional en la diversidad de la PATRIA
GRANDE 2, en particular de América Latina (desde México hasta la Tierra de
Fuego), para corregir la tragedia iniciada con la acción de los colonialistas
europeos a partir del siglo XVI que se repartieron los territorios de Abya-Yala, los saquearon, cometieron el primer
genocidio social, cultural y ambiental contra los pueblos originarios y
cumplieron su afán de lucro desmedido y acumulación, que aún persiste, pues, se
mantienen los enclaves de Puerto Rico y
las Malvinas. La desintegración ha continuado incluso luego de la primera
independencia de nuestras naciones, con la acción neocolonial y de explotación
capitalista generalizada, por la recurrencia de las oligarquías vende patrias
que han propiciado guerras fratricidas, invasiones, despojos e intentos autonomistas.
De
todas maneras no se pueden desconocer procesos integracionistas aún
inconclusos, como el del Acuerdo de Cartagena que dio paso a la Comunidad
Andina de Naciones -CAN- , que se ha
visto disminuida con la salida de Chile y Venezuela; así como el del MERCOSUR 2 Invocación histórica de José
Martí, Simón Bolívar y otros, con un significado de integración
regional de América Latina. abril 2012 (Argentina,
Brasil, Paraguay y Uruguay), y en los últimos años con la propuesta progresista
de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América -ALBA-3, la UNASUR 4 y la CELAC (Comunidad de
Estados Latinoamericanos y del Caribe).
Una
orientación consecuente con la realidad geopolítica mundial tiene que ver con
proyectos de cooperación sur-sur, con el propósito de lograr entre nuestros
países procesos de desarrollo armónico y equilibrado, así como mecanismos de
interrelación económica en base al principio de solidaridad entre naciones con
características de desarrollo semejante, esto es, con problemas análogos y
visiones parecidas.
Al
respecto, es indispensable tomar en cuenta también el caso de países con un
desarrollo diferente, como ocurre por ejemplo con Brasil, la sexta potencia
económica mundial actual, que rompe los parámetros enunciados pero que en cambio
no es posible dejarlo fuera de una propuesta integracionista en la región,
pues, para ello será necesario realizar todos los esfuerzos y superar aquellas
asimetrías en el subcontinente.
Por
otra parte me parece adecuado recoger 3 La integran: Antigua y Barbados,
Bolivia Cuba, Dominica, Ecuador Nicaragua, San Vicente y Las Granadinas,
Venezuela, y otros aspirantes como: Granada. Haití, Jamaica, Guayana y Surinam,
proponen “auspiciar la complementariedad productiva e impulsar un comercio
avalado por una acertada práctica inversionista, que además propicia la
interconexión energética y de las comunicaciones” (Ver:
Prieto Rozos Alberto,
Evolución de América Latina Contemporánea, La Habana, Editorial de Ciencias
Sociales, 2009). 4
El
limitado e insuficiente proceso de integración regional con el
nombre de ALCA propiciado por los EE.UU., con la oposición de países como
Brasil, se lo dejó sin efecto en la IV Cumbre de las
Américas en el 2005; y el 23 de mayo del 2008, en
sustitución, se suscribe en Brasilia el Tratado
Constitutivo de la
Unión
de Naciones Sudamericanas –UNASUR-, con propuestas integracionistas de nuevo
tipo, con objetivos estratégicos (integración energética), cooperación y
complementaciones de programas sociales, la cláusula democrática (para impedir
los golpes de Estado), la cooperación en defensa y seguridad, entre otros
puntos. Varias consideraciones sobre la búsqueda de una cohesión social y
multilateral, así como la estructuración de una agenda común para potenciar
oportunidades y la confluencia de intereses en medio de la diversidad,
insistiendo en los postulados de solidaridad, participación, uso y distribución
de recursos con un sentido social y respeto de los derechos de los pueblos: a
la vida, a la dignidad, a la independencia, soberanía, libertad y justicia
social.
Jorge Rojas
propone un modelo de integración que se asiente en nuestra propia historia y
respete la identidad, la diversidad y la diferencia, que sea incluyente y
democrático, que responda a las necesidades de la inserción en
la
economía global, pero a través de un comercio justo para quienes invierten y
consumen pero también garantizando los derechos de las personas que producen,
con sostenibilidad, con respeto al medio ambiente y el equilibrio ecológico, con escenarios democráticos de inclusión social y participación
política5.
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Hernán
Rivadeneira Játiva es abogado sindical, profesor
universitario, Secretario General de la Asociación Americana de Juristas -AAJ-;
ex diputado y magistrado de los tribunales Constitucional y Electoral.
Referencias bibliográficas:
PRIETO Rozos, Alberto:
Evolución de América Latina contemporánea. De la revolución cubana a la
actualidad. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2009.
ROSERO M., Gabriela:
“Porque nuestro norte es el sur…con una identidad propia”, en: Por una
cooperación soberana que piense en su gente. Quito, Secretaría
Técnica de Cooperación Internacional, Suplemento Institucional, 9 de abril del
2012.
RUIZ Valiente, Rolando:
El neoliberalismo y su variante latinoamericana. Buenos Aires, Ediciones
de la Universidad, 1998.
VARIOS: Diálogo
Sudamericano: Otra integración es posible. Quito,
Consejería en Proyectos- Ediciones La Tierra, 2006.
5 “La solidaridad en el lenguaje de la
integración”, en: Diálogo Sudamericano: Otra
integración es posible. Quito, Consejería en proyectos (PCS),
Ediciones La Tierra, 2006.
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