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Hay tres grandes
fuerzas que se disputan el escenario político en América latina. Una la ligada
al pasado, la más retardataria y la más regresiva que sería una
derecha-ultraderecha que está representada en el
gobierno de México de Felipe Calderón que acaba de salir pero también en el
gobierno de Enrique Peña Nieto, que
parece ser que está desarrollando más continuidades que diferencias respecto
del gobierno anterior a pesar que uno sea del
PAN y otro del PRI, pero también representado por el gobierno de Colombia de Juan Manuel Santos y el
gobierno de Sebastián Piñera en Chile. Hay un sector de la derecha militante
que se ha vuelto una derecha cínica, desvergonzada que ahora pelea por el poder
político en las elecciones y lo gana a veces mediante el fraude como en México,
pero es la fuerza que se está batiendo en retirada. En el otro extremo estos movimientos sociales antisistémicos que cada
vez mas están ejerciendo una presión social fuerte y en todo el planeta
aunque muchos de ellos se encuentran en América latina. Sólo ellos fueron
capaces de derrotar con movilizaciones a gobiernos nacionales en Argentina, en Bolivia, en Ecuador y a
gobiernos locales como sucedió en Chiapas por ejemplo. Sólo ellos tuvieron
la iniciativa de organizar el Foro Social Mundial que es una iniciativa que fue
muy importante y muy legítima en sus primeras cinco ediciones y después dejó de
ser anti sistémica y se homogeneizó (nota de R: se refiere a parte de las ONG)
y se volvió muchísimo más reformista, pero no debemos olvidar que nació en América latina, son movimientos que ya
tienen 15 años,
20 años luchando y tienen una tradición de lucha consolidada que está sirviendo
de modelo y de referente a nivel mundial.
Y ubicaría a estos
gobiernos que usted mencionaba: la
revolución bolivariana, Rafael Correa, Evo Morales, Dilma Rousseff y
otros, creo que son una expresión intermedia de esta presión popular que ha
sido tan fuerte y ha provocado una crisis política tan grande que ha llevado al
poder a grupos reformistas que representan hoy una opción social demócrata, es
decir que mantiene el neoliberalismo
pero ya no como neoliberalismo salvaje sino como neoliberalismo moderado y que
lo tratan de emparchar con toda una serie de políticas sociales contra la
pobreza, de becas familiares, o a través
de formas que le dan más prioridad al gasto social pero manteniendo las
estructuras capitalistas fundamentales, lo que hacen es representar a sus
burguesías nacionales. Creo que sí son genuinamente antiimperialistas y están
defendiendo los recursos naturales para el estado por lo cual se llevan a cabo
renacionalizaciones del gas en Bolivia,
YPF aquí, estimular el gasto social es para hacer crecer el mercado interno
de sus respectivos países con lo cual se beneficia a sus burguesías nacionales
porque produce para el mercado nacional. Dentro
de una perspectiva temporal más larga creo que ellos son como una etapa de
transición creada por esta fuerza creciente de los movimientos populares. Quiero ser
optimista, creo que el día de mañana estos movimientos populares tendrán la
fuerza y lograrán instaurar autogobiernos populares.
/////
“Los gobiernos y los
Estados aprenden de las luchas populares”.
Diálogo: Carlos Antonio Aguirre Rojas,
Científico Social y Economista Mexicano.
*****
Desde el zapatismo mexicano,
Aguirre Rojas reivindica el autonomismo de los movimientos sociales que
tuvieron auge a principios del 2000 y que después fueron eclipsados por los
gobiernos progresistas del continente.
Por
Sergio Kisielewsky
Página
/12 lunes 29 de abril del 2013.
Cuando habla de los movimientos antisistémicos que incluye a los Sin
tierra en Brasil, a las organizaciones campesinas en Bolivia y de los pueblos
originarios en Perú, Colombia ¿cómo encaran su problemática y con qué métodos
de lucha en América latina?
–El
término de movimientos antisistémicos lo inventó el sociólogo norteamericano
Emanuel Wallerstein. El lo utiliza para englobar tanto a los movimientos
socialistas del centro del sistema como a los movimientos de liberación de la
periferia, pero trato de darle otro sentido al término. Creo que hay movimientos
anticapitalistas que luchan contra la explotación económica, el estado
capitalista, las clases y la cultura capitalista, pero hay movimientos que se
construyeron a partir de 1968 en adelante y que nos recuerdan una tesis de Marx
que es muy valiosa pero muy poco recuperada, Marx nos dice en varios de sus
textos que cuando el capitalismo termine se va a dar el fin de toda sociedad
posible dividida en clases sociales y se va a dar el fin de la prehistoria
humana y del reino de la necesidad se dará paso al reino de la libertad. El
sentido del movimiento antisistema tiene justo este sentido, los movimientos
actuales en la etapa de la crisis terminal del capitalismo no sólo luchan
contra la explotación sino que luchan contra toda la herencia de la sociedades
de clase y por eso emerge el movimiento feminista que lucha contra el machismo
y el patriarcado o emerge el movimiento ecologista que lucha contra esta
relación prepotente instrumental que el hombre estableció con la naturaleza
desde hace cinco siglos o lucha contra la división entre el trabajo manual e
intelectual. La lucha contra estas herencias de la sociedad clasista e incluso
de la prehistoria humana forman el núcleo de la lucha antisistémica. En América
latina los movimientos que están dando no sólo una lucha anticapitalista, sino
también antisistémica serían, por ejemplo, de manera más desarrollada el
zapatismo mexicano, el movimiento Sin Tierra en Brasil, más las bases del
movimiento, ya que muchos de sus líderes poco a poco han adoptado una posición
menos antisistémica y se han separado de las bases, por eso en diciembre pasado
hubo una salida importante de 51 dirigentes del MST y pienso lo mismo de un
sector de la Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas) ecuatoriana,
sobre todo el sector amazónico, y pienso en el movimiento de Felipe Quispe en
Bolivia o las Juntas Vecinales del Alto o sectores del movimiento mapuche o del
movimiento indígena del Perú.
–Estos
movimientos cómo se enmarcan en la nueva realidad del continente pues hay
nuevos aires con la revolución bolivariana, con Correa, Evo, Dilma, Pepe Mujica
¿Estos movimientos ayudan a construir una nueva realidad como sujeto social?
–Hay
tres grandes fuerzas que se disputan el escenario político en América latina.
Una la ligada al pasado, la más retardataria y la más regresiva que sería una
derecha-ultraderecha que está representada en el gobierno de México de Felipe
Calderón que acaba de salir pero también en el gobierno de Enrique Peña Nieto,
que parece ser que está desarrollando más continuidades que diferencias
respecto del gobierno anterior a pesar que uno sea del PAN y otro del PRI, pero
también representado por el gobierno de Colombia de Juan Manuel Santos y el
gobierno de Sebastián Piñera en Chile. Hay un sector de la derecha militante
que se ha vuelto una derecha cínica, desvergonzada que ahora pelea por el poder
político en las elecciones y lo gana a veces mediante el fraude como en México,
pero es la fuerza que se está batiendo en retirada. En el otro extremo estos
movimientos sociales antisistémicos que cada vez mas están ejerciendo una
presión social fuerte y en todo el planeta aunque muchos de ellos se encuentran
en América latina. Sólo ellos fueron capaces de derrotar con movilizaciones a
gobiernos nacionales en Argentina, en Bolivia, en Ecuador y a gobiernos locales
como sucedió en Chiapas por ejemplo. Sólo ellos tuvieron la iniciativa de
organizar el Foro Social Mundial que es una iniciativa que fue muy importante y
muy legítima en sus primeras cinco ediciones y después dejó de ser anti
sistémica y se homogeneizó (nota de R: se refiere a parte de las ONG) y se
volvió muchísimo más reformista, pero no debemos olvidar que nació en América
latina, son movimientos que ya tienen 15 años, 20 años luchando y tienen una
tradición de lucha consolidada que está sirviendo de modelo y de referente a
nivel mundial.
Y ubicaría a estos gobiernos que usted mencionaba: la revolución
bolivariana, Rafael Correa, Evo Morales, Dilma Rousseff y otros, creo que son
una expresión intermedia de esta presión popular que ha sido tan fuerte y ha
provocado una crisis política tan grande que ha llevado al poder a grupos
reformistas que representan hoy una opción social demócrata, es decir que
mantiene el neoliberalismo pero ya no como neoliberalismo salvaje sino como
neoliberalismo moderado y que lo tratan de emparchar con toda una serie de
políticas sociales contra la pobreza, de becas familiares, o a través de formas
que le dan más prioridad al gasto social pero manteniendo las estructuras
capitalistas fundamentales, lo que hacen es representar a sus burguesías
nacionales. Creo que sí son genuinamente antiimperialistas y están defendiendo
los recursos naturales para el estado por lo cual se llevan a cabo
renacionalizaciones del gas en Bolivia, YPF aquí, estimular el gasto social es
para hacer crecer el mercado interno de sus respectivos países con lo cual se
beneficia a sus burguesías nacionales porque produce para el mercado nacional.
Dentro de una perspectiva temporal más larga creo que ellos son como una etapa
de transición creada por esta fuerza creciente de los movimientos populares.
Quiero ser optimista, creo que el día de mañana estos movimientos populares
tendrán la fuerza y lograrán instaurar autogobiernos populares.
–¿Lo
dice porque no tocan la estructura de dominación?
–No
tocan la estructura de dominación capitalista, el estado capitalista se ha
mantenido en lo fundamental, en cambio lo social tiene un poco más de margen,
se trata de ayudar a los sectores más desprotegidos, a las madres solteras o becas
a los estudiantes pero la naturaleza del Estado capitalista que domina y
despoja a los ciudadanos de sus derechos políticos no se ha eliminado. Es
curioso lo que decían representantes del gobierno venezolano cuando definen el
socialismo del siglo XXI: “No vamos a expropiar más que aquellos latifundios
que estén ociosos pero los productivos los respetaremos”. Dicen: “socialismo no
es atacar la propiedad privada sino que redistribuyan mejor sus ganancias” y
decía que el socialismo era lo mismo que el cristianismo a nivel cultural.
–¿Usted
está planteando que el capitalismo tiene mucho maquillaje en la polvera pero
cuál es la razón, entonces, de que la gran prensa esté tan en contra de estos
gobiernos y actúe como un partido político de oposición variopinta?
–En
México vivimos una situación similar. A nivel de la TV tenemos un monopolio, un
grupo que se llama Televisa que incluso está presente en Estados Unidos y que
muchos de sus programas se exportan a muchos países de América latina y Europa,
Televisa ocupa el 80 por ciento del espectro de la televisión mexicana.
Muchísimo. Los gobiernos han ido debilitando su capacidad de construcción de
consenso, la gente cree cada vez menos en los Estados.
–Le
preguntaba por el rol de la prensa que se ensaña con los gobiernos
progresistas.
–Creo
que estos grupos que están en los medios de comunicación adquirieron tal poder
que se han propuesto fabricar presidentes y quitarlos. En México un candidato,
Vicente Fox, fue fabricado por Televisa y ahora en la llegada al poder de
Enrique Peña Nieto, del PRI, Televisa jugó un papel fundamental y ellos sienten
que ese poder se ve amenazado por estos gobiernos progresistas. Lo mismo sucede
con el grupo O Globo en Brasil. Ellos actúan cuando estos estados neo
keynesianos y neo desarrollistas empiezan a avanzar con una política que toca
un poco sus intereses porque, por ejemplo, casi todos estos gobiernos
construyen sus canales estatales o proponen reformas para tener construcción de
consenso y legitimarse. Esto agrede los intereses de estos grupos y es ahí
donde ellos reaccionan con esta virulencia porque siempre quieren tener
capacidad para manipular la información.
–Hay
muchos que opinan que el capitalismo va a seguir ¿hay alguna posibilidad que
estos movimientos antisistémicos triunfen en la perspectiva de una sociedad más
solidaria?
–Aquí
yo sigo los puntos de vista del propio Emmanuel Wallerstein que hace 20 años
analiza la crisis terminal del capitalismo. El señala que en los últimos 30
años vivimos fenómenos que nunca habíamos vivido en el capitalismo por ejemplo
con la crisis ecológica actual se está llegando a un punto de no retorno donde
el hombre arriesga mucho. Y grandes científicos dicen que si seguimos este
esquema depredador y de visión instrumental de la naturaleza donde pensamos
como amo y señor y así explotarla sin límites, estamos produciendo el
calentamiento global y el achicamiento de los polos o los fenómenos del Niño.
Si la humanidad no cambia su modo de relacionarse se puede acabar la especie
humana. Fue el capitalismo el que llevó esta postura depredatoria sin límites
respecto del propio entorno natural. En la crisis económica los economistas
decían que si hay estancamiento no hay inflación y si había inflación era
porque había crecimiento, las mercancías y riquezas producidas ya son
excedentarias para los circuitos capitalistas. ¿Por qué crecen los mercados
negros en todo el mundo? Porque la producción de riqueza se siente constreñida
en los circuitos de distribución y de comercio capitalista y eso construye las
economías paralelas.
–Y
la barbarie y la guerra, muchos conflictos armados se dan por la puja por el
excedente.
–Así
es. Esa idea de que los jóvenes ya no creen en la política, ese dicho que los
argentinos inventaron y exportaron con éxito: “Que se vayan todos que no quede
ni uno solo”, esta deslegitimación no sólo de los Estados sino de las clases
políticas es un fenómeno que no se vivió antes, los jóvenes son educados en el
individualismo y egoísmo feroz que cuando se lleva a la práctica provoca autodestrucción.
La política está en crisis, la situación ecológica y económica, las relaciones
sociales y la cultura creo que nos autorizan a hablar de una crisis terminal
del sistema capitalista como esquema civilizatorio. Ya dio todo lo que pudo dar
en términos positivos y llegó a su fin y esto acrecienta las chances de los
movimientos anti sistémicos, nunca tuvieron más oportunidades de vencer que
hoy.
–¿Tampoco
se ve una alternativa política?
–Hoy
América latina es el frente de vanguardia mundial de la lucha antisistémica,
aquí se está construyendo el germen, los nuevos mundos que podrían darnos el
modelo de cómo será una sociedad distinta por ejemplo las Juntas de Buen
Gobierno zapatistas, ahí se desarrollan otras relaciones económicas otro tipo
de comercio otra relación con la naturaleza, la idea de la madre tierra que es
una idea indígena, otra forma de hacer política, otro modo de cultura. En los
barrios piqueteros acá, que empiezan a reestructurar su modelo pedagógico
educativo o el proyecto de las fábricas recuperadas, son gérmenes de cómo puede
funcionar una sociedad nueva sin relaciones de opresión ni discriminación.
Estos movimientos vienen de un modelo que se remonta a la Comuna de París o los
soviets y que fue recuperada por el movimiento de consejistas del movimiento
socialista pero la tradición hegemónica era “tomen hagan el modelo stalinista,
construyan desde arriba” y el pueblo vuelve a quedar marginado y eso nos da el
socialismo fallido del siglo XX.
–¿Podrán
los movimientos sociales como el zapatismo evitar las presiones cada vez más
fuertes de los sectores dominantes de los Estados Unidos?
–En
el Manifiesto del Partido Comunista Marx escribió que cuando la lucha llega a
un punto crítico las clases se enfrascan en un conflicto abierto y sólo hay dos
opciones. O se construye una nueva sociedad o puede venir una barbarie en la
que todo se destruye. Estados Unidos es una potencia cada vez más en
decadencia, está sufriendo una derrota en el plano tecnológico, financiero geo
político, económico cultural pero sigue siendo la primera potencia militar y
puede utilizar el poder militar para revertir la situación y ahí corremos un
riesgo todos pero debemos ser optimistas, creo que la humanidad es inteligente
y el pueblo norteamericano reaccionará y los pueblos de Europa se levantarán
contra todo aquel que quisiera hundirlos en una tercera guerra mundial.
–¿En
ese escenario usted ve que hay sectores de izquierda que terminan por coincidir
de hecho con las acciones de la oposición conservadora y los intereses de las
grandes corporaciones para acabar con el avance progresista en América latina?
–Los
gobiernos y los Estados aprenden de las luchas populares y la burguesía trata
de desactivar de reducir, de achicar y lo digo en el caso chiapaneco en México,
donde el estado utilizó todas las estrategias y todas le han fracasado para
enfrentarnos. Confrontar y el concepto de autonomía es un concepto de todos los
movimientos de izquierda. En Bolivia la derecha pretende la autonomía de Santa
Cruz. Si uno hace una crítica de estos gobiernos progresistas correría un
riesgo de ser recapturado por la derecha pero creo que hay una manera muy
sencilla de evitar eso y es precisamente reclamarles a estos gobiernos demandas
anticapitalistas y antisistémicas que son irrecuperables por la propia derecha.
Pongo un ejemplo claro: en México surgió el Movimiento 132 de los jóvenes y
ellos decían al principio “democraticemos los medios de comunicación” y al no
darle contenido, Carlos Slim, que es el hombre más rico del mundo, dijo “democraticemos
porque yo quiero tener mi propia cadena de TV, que se abran otros 5 canales yo
los compro todos”. Para darle un sentido anticapitalista y antisistémico a la
idea de democratizar los medios de comunicación, no hay que plantearlo en
abstracto sino devolverle a los medios de comunicación al pueblo, crear 200
radios comunitarias, 40 canales de TV de los movimientos sociales, en cada
universidad que podamos hacer revistas, periódicos que se difundan ampliamente.
–Daría
la impresión de que esos cambios se producen en forma gradual y no todo proceso
es nacional del todo, siempre tiene algo que ver con lo internacional y lo que
ocurre en Europa repercute aquí. ¿Cómo ve usted esta situación en el Viejo
Continente?
–Son
expresiones de la crisis terminal del capitalismo. Durante varias décadas
Europa, Estados Unidos y Japón pudieron desplazar a la periferia sus crisis y
ahora le llegó al corazón mismo. Francia y Alemania que son los pivotes que
están imponiendo la peor de las recetas porque están creyendo que con más
neoliberalismo, más austeridad y con más ajuste es como van a salvar la crisis
y es como echarle gasolina al fuego. La crisis llegará a Francia y Alemania y
provoca que la gente se comience a movilizar. En España la manifestación del 25
de septiembre de 2012 fue duramente reprimida porque la gente se citó alrededor
del parlamento y planteó un nueva asamblea constituyente y en Grecia han estado
a punto de tomar el parlamento todas las marchas alrededor de la Plaza Sintagma
muy cerca del centro del poder político. Allí en las revueltas piden las mismas
demandas de los zapatistas del primero de enero de 1994, luchan por libertad,
luchan por democracia, luchan por educación, por alimentación, por vivienda.
Son las once o doce demandas zapatistas tierra, techo trabajo y las mismas
demandas zapatistas están reapareciendo en el primer mundo con sus modalidades
y sus variantes, es una protesta que se está volviendo mundial. El lado triste
de esta historia es que esa crisis nos va a pegar a nosotros. Estos gobiernos
están haciendo medidas antiimperialistas, renacionalizan, incentivan el mercado
interno propio y atemperan los efectos de la crisis, pero no pueden dar más y
para que den más se necesitan gobiernos mucho más a la izquierda y que se tomen
medidas radicales.
–¿Cómo
se trabaja en la subjetividad dado que hubo marchas antigubernamentales
fogoneadas por la derecha y los grandes medios de comunicación?
–Los medios de comunicación mienten de una manera tan descarada y
absurda que llega un punto en que la gente que vive en el mundo real se da
cuenta que no corresponde con lo que le están contando, creo que se está
erosionando la credibilidad de los medios de comunicación. Los movimientos
sociales tienen que activar una estrategia de contra información y los medios
tecnológicos dan muchas posibilidades. Un muchacho puede comprar una cámara y
la imagen la puede difundir para dar la información verdadera y desarrollar un
trabajo de concientización. Los medios de comunicación son cada día más
autistas, más falsos, mas monopolizados y del otro lado la gente está apostando
a otras maneras de informarse. Cuando hacemos análisis políticos creo que vale
lo que decía Fernand Braudel que nos dejamos llevar por el ritmo de la
coyuntura política pero por debajo de lo que está aconteciendo hay que tratar
de ver la tendencia. Todo este poder de los medios de comunicación está reñida
con el protagonismo de las clases populares, están poniendo en la agenda diaria
tema centrales, en los últimos 30 años el grado de maduración política de las
clases populares en América latina, de su conciencia y claridad con los logros
de derrocar gobiernos les enseña que pueden hacerlo de una manera pacífica para
pasar de un repliegue a una ofensiva en cada país según particularidades, según
su historia. Aquí en el 2001 vi un libro que me gustó mucho cuyo título era
Cuando el país entero era una asamblea. La sociedad argentina está movilizada.
Gramsci tenía razón, se va construyendo un bloque nuevo que va creando
consensos diferentes, crea una nueva cultura y termina por imponerse por la fuerza de las
cosas, las clases dominantes ya no tiene nada que ofrecer.
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