PERÚ. DEMOCRACIA FALLIDA, NOVELESCA Y MEDIATICA. DEMOCRACIA
PROCEDIMENTAL. (Democracia de baja Intensidad). JNE. DECLARA INFUNDADOS RECURSOS EXTRAORDINARIOS DE GUZMÁN Y ACUÑA.- Ganó
esta primera batalla el Poder dinosaurio
(Poder económico-financiero-exportador), y el
Poder Buitre ansiosos de
repartirse el “Premio Botín de Oro”,
Votos de 5 millones de peruanos, a quienes se les ha cortado el derecho a la
Participación Política. Este es el resultado Político – no administrativo (la
maldita tramitología) excesivo protagonismo de la Autoridad del JNE, – nuestra
Democracia (democracia de baja intensidad), DEMOCRACIA FALLIDA, atrapada por la corrupción, capturada por el
poder de los medios (quienes han logrado imponer su Agenda Política), sin
partidos políticos ( muchos partidos llamados “vientres de alquiler” y “tiendas
comerciales” de la anti-política), sin oposición política (pero si
anti-política, narco-política) crisis estructural de la Política – clase
política totalmente capturada y envuelta en la corrupción, sin militancia
política y presente el veneno neoliberal del “Voto Preferencial”, oportunismo,
topos y tránsfugas) sin Liderazgo Político (muchos caudillos y caciques
provincianos), hoy somos el comentario y el “hazme reír” a nivel mundial). Es
el mejor ejemplo de la llamada DEMOCRACIA
PROCEDIMENTAL. (maquinaria procesal sin contenido ético, un formalismo a
cumplirse a “raja tabla”.). Ahora leer que dice el Cable.
Pasadas la 1 de la madrugada de este
lunes, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) emitió una
resolución donde declara infundado el recurso extraordinario que presentaron
Julio Guzmán y César Acuña. Tras la audiencia pública vespertina del domingo
donde ambos partidos políticos emitieron sus descargos con el fin de poder
volver a la carrera electoral, finalmente el JNE dijo en esta última instancia
que el recurso era improcedente.
EL CASO
DE GUZMÁN.
Sobre el recurso
extraordinario de Julio Guzmán resolvieron en mayoría (3 votos a 2) que no
continúe en carrera. Para los magistrados Fernández Alarcón, Ayvar Carrasco y
Rodríguez Velez, el JNE "no vulneró el debido proceso ni la tutela
procesal efectiva", se puede leer en el comunicado.
EL CASO
ACUÑA.
Como en la anterior
votación, el criterio para dejar definitivamente fuera a César Acuña es el
mismo, sin embargo, este ha tenido el voto por unanimidad para que no continúe
en carrera (5 votos en contra).
ESTAS
RESOLUCIONES SON INAPELABLES.
Es la última instancia y
la decisión que ha tomado el Jurado Nacional de Elecciones es irrevocable. Se
conoce que el candidato Julio Guzmán continuará intentando volver a carrera por
otras vías legales como recurrir a la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos. César Acuña en conferencia de
prensa aseguró que daba un paso al costado y participaría apoyando a sus
candidatos al Congreso.
LAS
TACHAS CONTRA TODOS POR EL PERÚ Y ALIANZA PARA EL PROGRESO.
Para el JNE, Todos por el
Perú cometió errores insubsanables en la conformación de su plancha al no
respetar los procedimientos de democracia interna que debía seguir el partido
conforme a sus estatutos. Sin embargo un caso diferente es el de César Acuña
quien fue excluido por entregar dinero en efectivo a ciudadanos en Chosica
durante una actividad proselitista cuando, según la modificatoria de la ley electoral, este acto está
completamente prohibido. Lunes 14 de marzo del 2016. Pablo Raúl.
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El "Super-Juez", el "enterrador" de la democracia.Activo participante de la Democracia procedimental. Democracia sin valores, sin ética, se limita a un simple procedimiento, puro formalismo a cumplirlo "a raja tabla".
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PERÚ. ELECCIONES NACIONALES. COMO DESTRUIR LAS
INSTITUCIONES PRODUCTO DE UNA DEMOCRACIA DE “BAJA INTENSIDAD”.- La Ley es la ley, la
interpretación que manifiestan los defensores del viejo orden político,- léase
los dinosaurios de la política - NO es producto de una dictadura del viejo
estilo pinochetista y menos de una Democracia de "alto desarrollo
Institucional"(democracias de Alta Intensidad). NO. Hoy es producto sencillamente de una “democracia de baja
intensidad”, en proceso de destrucción desde sus cimientos – básicamente
por haber sido totalmente atrapada por la corrupción
Políticos, (clase política) Política, partidos políticos, representación
política, ausencia absoluta de transparencia, rendición de cuentas, Accountability social, Veeduría Ciudadana. Ausencia
de oposición política etc.etc.), dictadura de los medios –en especial de los medios
concentrados, ante la debilidad de la “democracia” estos logran imponer su
propia “Agenda Política”, ausencia total de
Liderazgo Político, etc. En el epicentro de este caos electoral, escenario
oscuro, atravesado por la incertidumbre, los miembros titulares del JNE,
decidieron ellos tomar, asumir, el protagonismo político e intentar desde
arriba – imponer – un falso proceso de institucionalidad en los partidos
políticos, en especial frente a los llamados “vientres de alquiler”, pero
debieron pensar, con mayor tranquilidad, mesura y responsabilidad que el
Congreso dejo la puerta gigante abierta al Voto
Preferencial – mal de males neoliberal que destruye toda vida orgánica,
democrática, interna en los Partidos Políticos -.
Al final ellos, los
señores del JNE al tratar de institucionalizar – iniciar tímidamente por el
“joven” movimiento de la “ola morada”, no consiguen absolutamente NADA, porque los mismos problemas, vacíos,
irregularidades que tiene el “partido” TPP, lo tienen todos los “partidos”,
producto de la crisis estructural, histórica de la política, situación real que
no comprenden los señores miembros del JNE, producto de esta imposición que
consiguen, la intensa y profunda crítica interna y externa por haberse
extra-limitado, porque sencillamente están cortando, prohibiendo a cerca del
20% (5 millones de ciudadanos) del electorado su derecho a la “Participación
Política”. Fin de la pésima película, filmada por malos actores, acaba
menoscabando su propia institucionalidad. La
poca CONFIANZA que el JNE tenía de parte de la
Ciudadanía, desapareció, se liquidó en las últimas 48 horas y en
definitiva, el público que asistió a ver la Película, salió defraudado,
decepcionado. Pésimo argumento, mediocres actores, Director desubicado
totalmente de la realidad del país, en especial como las instituciones pierden
y siguen perdiendo CONFIANZA CIUDADANA. Y
peor de los peores trámites –la estúpida tramitología – salvan, limpian de los
mismos “males políticos” del mismo pecado mortal al fujimorismo, a la alianza
popular y otros que no son en realidad partidos
políticos, sino fraudulentas y caseras “tiendas comerciales de la política”.
Cuidado más allá agazapado, - con una careta falsa – está avanzando lento pero
seguro los representantes de la narco-política como de la propia minería
ilegal, criminal. No juguemos a los protagonismos políticos, porque el tiempo
de las elecciones nacionales está ya entre nosotros. Domingo 13 de marzo
del 2016. Pablo Raúl.
EL DEDO. ELECCIONES Y
RESOLUCIONES.
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Fernando de la Flor A.
Otra Mirada miércoles 9 de marzo del 2016.
Alguien podría sostener que la adulteración del
logotipo de la ONPE, recientemente publicado en el diario oficial, en el que
aparece un dedo introduciéndose entre dos glúteos, en lugar de la mano de un
ciudadano poniendo su voto en un ánfora, podría representar una buena síntesis
del proceso electoral en curso: divertido, procaz, bromista.
Sin embargo, ese ánimo jocoso y cargado de humor,
que bien puede entenderse como la traducción desenfadada de los candidatos
plagiarios, encadenados, pintorescos, y hasta encarcelados, se diluye cuando se
contrasta con las resoluciones que han venido emitiendo los órganos electorales
encargados de darle seriedad y pulcritud a las elecciones.
La ciudadanía se encuentra
perpleja, no por el dedo en los glúteos en el logo de una entidad oficial, sino
por la conducta que están teniendo los organismos encargados de administrar
justicia electoral.
A pocos días de celebrarse
las elecciones, no se sabe con precisión cuántos candidatos quedarán
habilitados para competir y el cronograma para realizar las elecciones podría
alterarse. En el momento de publicarse este artículo, es probable que ambos
temas estén solucionados o en vísperas de serlo, pero cuando lo estoy
escribiendo se sigue informando de los recursos de apelación de las planchas
presidenciales afectadas, de fechas para las audiencias públicas y de estimados
de tiempo para que el Jurado Nacional de Elecciones emita las resoluciones
definitivas.
Estos hechos justifican la
presente reflexión.
Lo que ha ocurrido
simplemente es que los tribunales electorales han aplicado lo que la
administración de justicia común en nuestro país tiene como comportamiento
usual: cuidar la forma antes que el fondo, privilegiar la letra menuda, el
reglamentarismo, la menudencia, antes que la trascendencia de las cosas.
En la tradición de la
justicia anglosajona, diametralmente distinta a la nuestra, el juez considera
las circunstancias del caso y las evalúa en el contexto en el que se presentan,
prevé las eventuales consecuencias, pondera sus efectos y resuelve la
controversia creando derecho. Por eso hay una permanente innovación y no menos
dinamismo en su historia jurídica.
En nuestra tradición
judicial, que viene desde la conquista española, heredera de la cultura
napoleónica, el juez es un prisionero de la norma escrita. Lo que no está
escrito, no existe, o no debe ser considerado. La vocación por la letra, por lo
que dice la ley, es el leivmotiv de nuestros jueces.
Pero hay algo más: la idea
es, de inicio, no resolver – reenviar le dicen en el engorroso lenguaje
procesal. Dicho de otra manera: ahí donde se detecta un error, irrelevante o
trascendente, no importa, basta el error, el superior llamado a resolver abdica
de esa función, y decide reenviar, o sea, devolver al inferior para nuevo
pronunciamiento después de subsanar la falla, menor o mayor, no interesa.
Mientras tanto, los plazos no se cumplen ni se miden las consecuencias que
tales demoras pudiesen originar.
Estas dos características
de nuestro sistema de administración de justicia (la letra de la norma y
el reenvío del expediente), que son las que determinan que los juicios duren el
tiempo que duran, por su constante ir y venir, subir y bajar, han quedado
meridanamente acreditadas para toda la ciudadanía en los casos en los que los
tribunales electorales han asumido la administración de la justicia electoral
en el presente proceso. A través pues, del comportamiento de los actuales
tribunales electorales, se debe haber comprendido el funcionamiento del sistema
de justicia de nuestro país.
Y mientras pasan los días
hasta que se resuelvan definitivamente los casos electorales en cuestión, se
mueven las encuestas, se multiplican las especulaciones, migran las adhesiones,
se hacen ensayos estadísticos, y hasta se permiten toda clase de conjeturas que
van desde el fraude organizado hasta el peligro de la estabilidad del propio
sistema democrático.
Y no es para tanto, sin
embargo. Lo que está sucediendo, simple y llanamente, es que nuestra
administración de justicia electoral –como se ha anticipado – está poniendo en
práctica la conducta que ha caracterizado desde siempre a nuestro sistema de
justicia: privilegiar la norma escrita ante todo, omitir el análisis del
contexto, inadvertir las consecuencias, abstenerse de resolver de inicio
reenviando el caso para volverlo a conocer, todo esto sin que importen los
plazos, ni el desconcierto ni la confusión de la ciudadanía y de los
candidatos.
Se sostiene que la
seriedad de un país se mide por el apropiado funcionamiento de su Poder
Judicial. Cabe decir ahora que la eficacia de una democracia debiera examinarse
en función al comportamiento de sus órganos de justicia electoral.
El Perú en ambos casos
está desaprobado. El dedo en los glúteos termina, entonces, no siendo broma ni divertimento.
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La calle, la plaza pública, es el lugar histórico del nacimiento, desarrollo y consolidación de la Democracia Directa, Participativa, Ciudadana, Cívica y Republicana.
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ELECCIONES ¿SOCIOLOGÍA O POLÍTICA?.
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Fernando de la Flor A.
Otra Mirada enero del 2016.
Es usual que en vísperas de realizarse las elecciones
para elegir al próximo presidente de la república, se produzca la vorágine de
encuestas, análisis, previsiones, anticipos de resultados, y hasta adivinanzas,
acerca de quién resultará elegido de los diez y nueve candidatos que se han
presentado.
Ese fenómeno es reiterado, de un lado y del otro:
es decir, no debe llamar la atención la cantidad de candidatos ni tampoco el
esfuerzo de interpretación de nuestros analistas. Hay bastante materia para
seguir especulando hasta el próximo 10 de abril.
Lo que me está llamando la
atención, a diferencia de ocasiones anteriores, es la virtual coincidencia
acerca de que esta elección, conceptualmente hablando, representaría nuevamente
el triunfo de la sociología a la política.
Me explico: se sostiene
que la elección estará entre quienes le produzcan a la ciudadanía más empatía,
una especie de meta o aspiración personal a lograrse. Así, se dice que aspirar
a ser como Keiko Fujimori – primera en todas las encuestas de opinión hasta el
momento – heredera de un gobierno que exhibe como activo haber estabilizado
económicamente y pacificado el país (sin considerar los costos asumidos),
o como César Acuña – el candidato que sorprendentemente va creciendo en las
encuestas – un cholo que llegó a ser rico – dice que tiene plata como cancha,
a costa de su esfuerzo y trabajo (hasta donde se conoce) – sería la disyuntiva
que tendría el electorado para elegir al candidato de su preferencia.
Nicolás Lynch, en su
reciente artículo de Otra Mirada del 14 de enero pasado, ¿Por qué suben y bajan los candidatos?,
lo señala claramente y pide ayuda para equivocarse.
Este artículo es para darle
esa ayuda.
El Perú de hoy es
sustancialmente distinto al de algunas décadas atrás. La elección del año
ochenta (estamos hablando de treinta cinco años atrás), en la que Fernando
Belaúnde ganó en primera vuelta, contra todo pronóstico, fue, principalmente,
la del resarcimiento al golpe militar que lo defenestró de la presidencia. La
juventud y novedad de Alan García en 1985 determinó su arrollador triunfo.
Podría decirse, entonces, que en tales casos, a pesar del oficio profesional de
los elegidos, la sociología se impuso a la política. Algo parecido puede
señalarse de las otras elecciones: Fujimori fue elegido como un acto de
protesta popular a la caótica situación del país. Se decía que era un salto al
vacío. Alguien, con mucho ingenio y bastante coprolalia, dijo que el Perú se había tirado un pedo.
Hasta la elección de
Toledo en el año 2001 podría ingresar en esa categoría: la del predominio de la
sociología a la política.
Desde que la pobreza en el
país comenzó a reducirse drásticamente y, como consecuencia, las clases medias
empezaron a incrementarse, fenómenos ambos que se producen de manera acelerada
y sostenida con el inicio del nuevo siglo, a pesar del franco desinterés que la
política genera en la ciudadanía, lo cierto es que, ahora, cada quien tiene
algo que defender: su trabajo, su pequeña empresa, su casa, la educación de sus
hijos, cumplir aspiraciones personales. Y sabe, también, que en una elección
presidencial eso está en juego, a pesar de su desprecio por la política y los
políticos.
Hay pues, un nuevo rostro
del Perú: más gente tiene más por defender y sabe – como anticipé- que su voto
en una elección presidencial cuenta para eso, a diferencia de los procesos
electorales anteriores, de décadas atrás, en los que la situación del país era
tan penosa que la mayoría de quienes votaban lo hacía sin nada por defender: no
perdían nada, pues nada tenían, haciendo de su voto una protesta. El caso de
Fujimori es emblemático en ese sentido.
Considero que la elección
de Alan García, ganándole a Ollanta Humala el año 2006, y la del propio Humala
imponiéndose a Keijo Fujimori el año 2011, constituyen un anticipo del cambio
de giro de la sociología a la política en las elecciones presidenciales, para
utilizar los términos conceptuales de Nicolás Lynch en su análisis. Claro,
estamos hablando de sociología y política con mayúsculas, como expresión de
fenómenos sociales explicados dentro de categorías conceptualmente reconocidas.
En tal sentido, entonces,
anticipar que esta elección será entre prototipos aspiracionales de la gente y
juegos artificiales de la campaña –predominio de la sociología– antes que
identificación de quién será el que mejor y más seguridad le presta a lo que
cada uno ha logrado a costa de trabajo y esfuerzo –predominio de la política–
estimo que es un error.
Evidentemente, como en
todo proceso electoral, también habrá payasos y payasadas, bailes, música, pica
pica, vedetes, nalgas exhibidas y hasta quienes hablen diciendo ¡carajo¡ pero,
al final, la ciudadanía sabe que ahora tiene algo que defender. Y la política
(el arte de ser gobierno y gobernar, para
el pueblo, con el pueblo y por el pueblo), se impondrá a la
sociología.
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