AUSENCIA Y GRAVE CRISIS DE LAS "ESCUELAS" DE FORMACIÓN POLÍTICA.- Mirando la estructura de la Izquierda en América
Latina, son muy diversos en su conjunto la cantidad de problemas propios, adquiridos
o introducidos por el enemigo político de clase o que simplemente han estado
presentes o que en el propio proceso de
las luchas sociales y políticas han
sido adquiridos, como consecuencia
básicamente política o por no superar a tiempo un determinado problema,
conflicto o porque ese problema se ha convertido en una verdadera traba, una atadura que no permite su real
funcionamiento – por ejemplo el excesivo burocratismo de su dirigencia o del
círculo que lo rodea o que vive a sus expensas. Resultado preliminar, que
destruye todo el proceso es que el movimiento político – sus dirigentes, sus
congresistas, sus “lideres”
deslumbrados por el gobierno – pierden su contacto, su relación con la
Ciudadanía, es decir, se está perdiendo
la CONFIANZA que resulta ser la fortaleza social y la columna vertebral del
movimiento político. Además es posible en la presente coyuntura de crisis del
los movimientos políticos progresistas, democráticos y revolucionarios,
encontrar las siguientes características:
En primer lugar este conjunto de problemas emergen
o se presentan en diario devenir de los movimientos políticos, en segundo lugar en el “pobre”
funcionamiento de los partidos políticos, en
tercer lugar cuando en toda su estructura se ha introducido el virus
venenoso de la corrupción: Partido Político, “clase política”, dirigencia, representación, etc. en cuarto lugar a nivel de la
militancia – en los actuales tiempos políticos del neoliberalismo – es muy
difícil, por no decir, imposible “educar”
militantes en las “Escuelas del Socialismo”,
no solo por la falta de trabajo político de las dirigencias en relación con las
bases, en un escenario destruido respecto a
los valores personales y sociales; en
quinto lugar. Desapareció totalmente la forja de Ciudadanía Política desde los Partidos Políticos, que al final
representa su “base social y política” más importante y fortaleza de su
funcionamiento.
En sexto lugar, las dirigencias de Izquierda
de los gobiernos progresistas en América latina, han sido “capturados”
políticamente por el éxito de ciertas políticas sociales, situación que no les
ha permitido avanzar más allá del simple reformismo y asistencialismo; en séptimo lugar, los movimientos
progresistas, han resultado anonadados políticamente por el crecimiento
macro-económico situación que no permitió salir o avanzar más allá del extractivismo
tradicional exportador de materias primas, proceso que favoreció íntegramente a
una élite financiero-comercial exportadora de la llamada República Empresarial.
En octavo lugar, fue difícil salir
del viejo modelo de acumulación, una nueva década perdida, para tratar de
ingresar a un nuevo proceso de diversificación productiva, realidad existente
que empantanó el movimiento político. Se vivió en un sub-mundo de aplausos y
falsas congratulaciones; en noveno lugar,
esta compleja y múltiple realidad, turbulenta no permitió dar un paso gigante
hacia adelante – salir del dominio y dependencia de las “viejas” dirigencias y “líderes”,
básicamente convertidos en caudillos y en
décimo lugar, la izquierda progresista, incluso los procesos pos-neoliberales,
no tocaron en nada absolutamente el Poder
del Estado. El estado no fue tocado ni con el pétalo de una flor, y hoy
cuando vuelve la derecha política al gobierno, en pocos días, destruye todo lo
avanzado en la superestructura por la izquierda progresista. Y tiempos políticos
e históricos donde arranca con fuerza la arremetida “final” de la derecha
política, la acusación principal, central CORRUPCIÓN.
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José Carlos Mariátegui. "El Amauta", la revolución, no es copia ni calco, es creación heroica de los pueblos.
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LA IZQUIERDA SIN DIATRIBAS NI CODAZOS.
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Eduardo Montes de Oca.
Rebelión miércoles 2 de marzo del 2016.
Últimamente, analistas zahoríes andan rumiando una
idea que se impone con el vigor de la mismísima realidad que refleja. Mientras
que, por lo general, la derecha suele cerrar filas, en aras de los “intereses
creados”, la izquierda anda como resquebrajada, sin ponerse de acuerdo, en
aguas cada vez más procelosas para los pueblos.
Pareciera que los reaccionarios responden a una
sola voz a la hora de sus tretas, que en postrera instancia hoy apuntan a
golpes de Estado parlamentario-comunicacionales y algunas de las cuales
detalla, en la digital RT, el profesor
Carlos Santa María.
La disyuntiva les resulta fácil, como de manual
elemental: la vía violenta por intermedio de la invasión armada y la acción
cruenta del derrocamiento, o el camino agresivo del debilitamiento
ejecutivo-legislativo-judicial, ayuntado con una táctica económica soterrada
aunque efectiva. Estrategia especialmente aplicada por las potencias
imperiales, que no dudan en utilizar todas las formas de lucha. Ucrania y la
defenestración de Víctor Yanukóvich, un ejemplo.
En estas latitudes, los gobiernos que no adoptan
una actitud de vasallos sufren un embate especial, sobre todo los que han
establecido sólidos lazos de amistad y comerciales con China, Rusia e Irán,
entre otros. “Lo anterior ha traído un nivel alto de politización en varios
países, en los que se desea elaborar caminos autónomos para recuperar sus
riquezas básicas, construir proyectos comunitarios e invertir socialmente,
criterios que están en contravía del sistema neoliberal y las élites que lo
respaldan”. Y la amenaza es evidente. Advertir los casos de Argentina y
Venezuela.
Esta panoplia contiene una operación muy en boga,
que, conforme al investigador, consta de seis elementos fundamentales:
“1. Debilitar al Gobierno vigente a través de una estructura intensiva para
destruir su credibilidad y, a su vez, la economía […] 2. Acciones donde el capital se entrega a manos llenas para
incrementar la propaganda opositora, financiar a los empresarios que manejan la
producción o comercio de productos alimenticios de primera necesidad, incluidos
los tecnológicos, financiando la actividad de partidos, organizaciones,
desarrollo de la protesta, junto a una vinculación directa a la banca
multinacional. 3. Medios de
comunicación. Se asume que el impacto propagandístico afecta la conciencia,
aprovechando que la empresa particular posee como mínimo en espacio y propiedad
más del 82 por ciento en América Latina, lo que le permite un espectro que
garantiza su mensaje persuasivo, de oscurecimiento y propaganda. 4. Infiltración en las Fuerzas Armadas
construyendo un vínculo […] que defienda el golpe parlamentario […] 5. Intervención política interna y
externa. Implica la intromisión en asuntos internos de otros Estados a partir
de potencias o naciones que sirven de pivote a éstas, para crear la matriz
comunicacional que no provoque reacciones si una autoridad legítima es
derrocada o destituida. 6. Uso del
Parlamento para ´modificar´ el modelo o desprecio a éste”.
Según Santa María, cabe relacionar también la
guerra civil de baja intensidad, y, cita a Juan Carlos Romero, quien menciona
la presencia de una confrontación en un territorio a partir de las esferas
mediáticas y virtuales donde una plutocracia tiene, además, el poder
económico-tecnológico, despreciando al Legislativo. “El objetivo es destruir un
sistema organizado de conquistas sociales y soberanía popular. Sus ideas
coinciden con la metodología de los golpes parlamentario-comunicacionales, en
tanto comparte la existencia de un laboratorio de logística conformado por
investigadores especializados en el comportamiento social, segmentando a grupos
determinados para indagar sus ideales, gustos, preferencias, pulsiones,
defensas y rechazos, con el fin de estimular la superficialidad que conviene al
sistema funcional y construir las nuevas preferencias por medio de la
manipulación de los Medios. De igual modo, para conocer el ideario y conducta
de los sectores populares con el fin de enervarlos hasta tal punto que su
respuesta conduzca a la represión, detención, incluso el asesinato selectivo”.
La otra variable.
A manera de madero seco, en crepitante hoguera,
interviene el conocido sociólogo Emir
Sader, para quien las corrientes de ultraizquierda y los columnistas
vinculados con esa visión son especialistas en hacer balances críticos de lo
que han etiquetado como el fracaso de las otras variantes del mismo lado del
espectro político. “Después de un
silencio relativamente extenso, por no saber dar cuenta del prolongado éxito de
los gobiernos progresistas de América Latina, se vuelcan hacia el tema del
supuesto fracaso de los gobiernos de Venezuela, de Argentina, de Brasil, de
Ecuador, cuando no de todos los gobiernos posneoliberales”. No devienen
capaces de referirse a las extraordinarias transformaciones sociales que esos
gabinetes han implementado en nuestras sociedades y que han hecho de ellos la
izquierda del siglo XXI y referencia hasta para Europa, como en Grecia, España
y Portugal.
Asimismo, obvian que esas administraciones,
coordinadas, han sido las responsables del ahondamiento y la expansión de los
procesos de integración regional, DEL
MERCOSUR a la CELAC, pasando por
la UNASUR, de forma independiente
respecto a Estados Unidos. “Los mismos
responsables de esas posiciones y su fracaso total –intelectuales
latinoamericanos o europeos– siguen hablando con convicción de sus tesis, sin
aprender nada del éxito de los movimientos sociales y fuerzas políticas que no
han seguido sus propuestas, ni del descalabro de los que las han seguido”.
Empero, “el principal fracaso de la ultraizquierda
fue no haber sabido comprender el carácter de la época histórica actual, de los
grandes retrocesos a escala internacional. Siguieron haciendo sus
planteamientos verbalmente radicalizados, sin darse cuenta de que el objetivo
mayor de la izquierda hoy es derrotar y construir alternativas concretas al
neoliberalismo, proyecto en que han avanzado tanto los gobiernos de América del
Sur”.
Por otra parte, algunos sectores del ámbito en
cuestión se han adherido a las tesis liberales en contra del Estado, apoyados
en una “sociedad civil”, como si esa fuera una tesis factible. “No han salido
de la fase de resistencia al neoliberalismo, sin participar de la disputa
hegemónica del Gobierno y sin capacidad de construir fuerzas alternativas.
Tienen la compañía de ONGs, pero están completamente distanciados de la
historia concreta contemporánea de la izquierda realmente existente”. El futuro
continúa siendo protagonizado por los factores y los liderazgos –como Evo
Morales, Lula, Rafael Correa, Cristina Kirchner, entre otros– que disputan con
la derecha y sus proyectos de restauración conservadora.
Aclara, el científico social, que las referencias
fundamentales para entender la contemporaneidad proceden de la hegemonía
imperial norteamericana. Para él ser de izquierda en la era neoliberal “es
luchar por un mundo multipolar y por la construcción de un modelo de superación
del neoliberalismo, de un modelo posneoliberal […] El modelo neoliberal surgió
del agotamiento del modelo de desarrollo industrial comandado por las grandes
corporaciones, que marcó el ciclo más grande de expansión económica del
capitalismo”. La izquierda se reorganizó para resistir este estado de cosas y
la acción gringa con éxitos dintintos.
En esta región, “el fracaso del modelo neoliberal y
las luchas de resistencia permitieron elegir gobiernos posneoliberales en
Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia y Ecuador”. Se integró así “una
nueva izquierda, que ha incorporado la comprensión de las nuevas condiciones de
luchas en el marco de las grandes y regresivas transformaciones por las que
había pasado el mundo, en el final de la Guerra Fría y en el ascenso del modelo
neoliberal. Líderes como Hugo Chávez, Lula, Néstor Kirchner, Evo Morales,
Rafael Correa, pertenecen a esa nueva izquierda”.
Ahora, ¿por qué la admitida debilidad a nivel
universal? Entre otras causas –ahí cabría el colapso de la Unión Soviética–,
figura la adhesión de la socialdemocracia al modelo neoliberal. “Sea la
incomprensión del rol de la hegemonía imperial norteamericana, sea las trampas
en que ha caído respecto del neoliberalismo –en la Unión Europea–, lo cierto es
que la izquierda del siglo XXI, posneoliberal, da ahora sus primeros pasos para
constituirse, en países como Grecia y España, entre otros. Del fortalecimiento,
constitución y la articulación entre los distintos sectores de la nueva izquierda
–la izquierda del siglo XXI, la izquierda posneoliberal– depende la superación
de la hegemonía imperial norteamericana y del modelo neoliberal”.
Superación en la que, según Frei Betto, mucho
influirá el cuidado de la formación ideológica de la comunidad; entender que no
se garantiza el apoyo general a los procesos dando al pueblo sólo mejores
condiciones de vida, lo que puede originar en la gente una mentalidad
consumista. Insiste en que en eso radica la falla en sitios que hoy acusan
evidentes retrocesos. “Ahora tenemos que hacernos una autocrítica fuerte y
preguntarnos cómo vamos a rescatar esos gobiernos progresistas desde el punto
de vista de países como Venezuela, Argentina, Brasil”.
Llegados a este tema, algo sobresale, en nuestro
leal saber y entender: la derecha acostumbra a formar trabadas legiones por la
razón más que patente de los “intereses creados” –“poderoso caballero...”,
apuntemos con el clásico–. Pero la izquierda… ah, la izquierda. Deberá unirse
sin tantos codazos y diatribas entre sí, y aguzar la comprensión de las
características nacionales para una brega contra el sistema que campea por sus respetos
en el globo. Esto, si quiere que el mundo perdure.
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