“El 1 de agosto de
2012, el gobierno de Morales, mediante el Decreto Supremo No. 1308 anuló el
contrato con la South American Silver (TriMetals Mining), que entonces buscó
arbitraje internacional y compensaciones. El gobierno canadiense de Justin
Trudeau –como parte de un movimiento más amplio a favor de las compañías
mineras canadienses en Sudamérica– ejerció una presión inmensa sobre Bolivia.
En agosto de 2019, TriMetals alcanzó un acuerdo con el gobierno boliviano por
25,8 millones de dólares, aproximadamente una décima parte de lo que
había exigido anteriormente como compensación. Jindal Steel, una corporación transnacional india
tenía un viejo contrato para extraer mineral de hierro en Bolivia, en El Mutún,
un contrato que el gobierno de Morales suspendió en 2007. En junio de
2012, Jindal Steel rescindió el contrato, buscó arbitraje internacional y
una compensación por su inversión. En 2014 ganó 22,5 millones de dólares
de la Cámara de Comercio Internacional con sede en Paris. En otro caso, Jindal Steel exigió una compensación de 100
millones de dólares”.
“El gobierno de Morales
confiscó tres instalaciones de la empresa minera transnacional con sede en
Suiza, Glencore, estas incluyen una mina de estaño y zinc,
así como dos fundiciones. La expropiación de la mina tuvo lugar luego de que la
subsidiaria de Glencore se enfrentara violentamente con los mineros. De manera más agresiva, Pan American demandó al
gobierno boliviano por 1.500 millones de dólares por la expropiación de su
participación en la Petrolera Chaco hecha por la compañía estatal de
energía. Bolivia llegó a un acuerdo por 357 millones
de dólares en 2014.
La
escala de estos pagos es enorme. En 2014 se estimó que los pagos privados y
públicos hechos para la nacionalización de estos sectores clave ascendían por
lo menos a 1.900 millones de dólares (El PIB de Bolivia
era de 28.000 millones de dólares en ese momento)”.
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EL
LITIO DE BOLIVIA Y LA URGENCIA DE UN GOLPE.
*****
Vijay
Prashad.
Brasil de
Fato.
Viernes 13
de noviembre del 2019.
El presidente de Bolivia Evo Morales fue derrocado
por un golpe militar el 10 de noviembre. Ahora está en México. Antes de
ser obligado a dejar la presidencia estuvo dedicado a un amplio proyecto de
llevar democracia económica y social a su largamente explotado país. Es
importante recordar que Bolivia ha sufrido una serie de golpes de Estado, a
menudo encabezados por los militares y la oligarquía en nombre de las empresas
mineras transnacionales. Inicialmente, eran empresas de estaño, pero el estaño
ya no es el objetivo principal en Bolivia. El objetivo principal son sus
enormes depósitos de litio, cruciales para los automóviles eléctricos.
Durante los últimos 13 años, Morales ha tratado de
construir una relación diferente entre el país y sus recursos naturales. No
quería que esos recursos beneficien a las transnacionales mineras, sino a su
propia población. Parte de esa promesa se cumplió ya que ha disminuido el
porcentaje de pobreza y la población boliviana ha mejorado sus indicadores
sociales. La nacionalización los recursos combinada con el uso de sus ingresos
para financiar el desarrollo social ha desempeñado un papel importante. La actitud
del gobierno de Morales hacia las empresas transnacionales produjo una áspera
respuesta por parte de ellas, muchas de las cuales llevaron a Bolivia ante los
tribunales.
En el transcurso de los últimos años, Bolivia ha
luchado por aumentar las inversiones para desarrollar sus reservas de litio de
forma que devuelvan la riqueza del país a su gente. El vicepresidente de
Morales, Álvaro García Linera, dijo que el litio será «el combustible que
alimente al mundo». Bolivia no pudo llegar a acuerdos con empresas
transnacionales occidentales; entonces decidió asociarse con empresas chinas.
Esto hizo vulnerable al gobierno de Morales. Había entrado en la nueva Guerra
Fría entre Occidente y China. El golpe contra Morales no se puede entender sin
una mirada a este enfrentamiento.
Choque
con las empresas transnacionales
Cuando Evo Morales y el Movimiento al Socialismo
asumieron el poder en 2006, el gobierno inmediatamente intentó deshacer décadas
de robo por parte de las empresas mineras transnacionales. El gobierno de
Morales se apoderó de varias de las operaciones mineras de las empresas más
poderosas, como Glencore, Jindal Steel, Anglo-Argentinian Pan American Energy y
South American Silver (ahora TriMetals Mining). Envió el mensaje de que las
cosas no iban a continuar como antes.
Sin embargo, estas grandes empresas continuaron con
sus operaciones –basadas en contratos antiguos– en algunas zonas del país. Por
ejemplo, la transnacional canadiense South American Silver había creado una
compañía en 2003 –antes de que Morales llegara al poder– para explotar en Malku
Khota, en busca de plata e indio (un metal de tierras raras utilizado en
televisores de pantalla plana). South American Silver comenzó entonces a
extender el alcance de sus concesiones. La tierra que reclamaba está habitada por
indígenas bolivianos, que argumentaban que la compañía estaba destruyendo sus
espacios sagrados, así como promoviendo una atmósfera de violencia.
El 1 de agosto de 2012, el gobierno de Morales,
mediante el Decreto Supremo No. 1308 anuló el contrato con la South American
Silver (TriMetals Mining), que entonces buscó arbitraje internacional y
compensaciones. El gobierno canadiense de Justin Trudeau –como parte de un
movimiento más amplio a favor de las compañías mineras canadienses en
Sudamérica– ejerció una presión inmensa sobre Bolivia. En agosto de 2019,
TriMetals alcanzó un acuerdo con el gobierno boliviano por 25,8 millones de
dólares, aproximadamente una décima parte de lo que había exigido anteriormente
como compensación.
Jindal Steel, una corporación transnacional india
tenía un viejo contrato para extraer mineral de hierro en Bolivia, en El Mutún,
un contrato que el gobierno de Morales suspendió en 2007. En junio de 2012,
Jindal Steel rescindió el contrato, buscó arbitraje internacional y una compensación
por su inversión. En 2014 ganó 22,5 millones de dólares de la Cámara de
Comercio Internacional con sede en Paris. En otro caso, Jindal Steel exigió una
compensación de 100 millones de dólares.
El gobierno de Morales confiscó tres instalaciones
de la empresa minera transnacional con sede en Suiza, Glencore, estas incluyen
una mina de estaño y zinc, así como dos fundiciones. La expropiación de la mina
tuvo lugar luego de que la subsidiaria de Glencore se enfrentara violentamente
con los mineros.
De manera más agresiva, Pan American demandó al
gobierno boliviano por 1.500 millones de dólares por la expropiación de su
participación en la Petrolera Chaco hecha por la compañía estatal de energía.
Bolivia llegó a un acuerdo por 357 millones de dólares en 2014.
La escala de estos pagos es enorme. En 2014 se
estimó que los pagos privados y públicos hechos para la nacionalización de
estos sectores clave ascendían por lo menos a 1.900 millones de dólares (El PIB
de Bolivia era de 28.000 millones de dólares en ese momento).
En 2014, hasta el Financial Times, estuvo de acuerdo en
que la estrategia de Morales no era del todo inadecuada. «La prueba del éxito
del modelo económico de Morales es que desde que llegó al poder, ha triplicado
el tamaño de la economía al tiempo que ha logrado un récord en reservas de
divisas».
El Salar de Uyumi. Bolivia
producirá al año hasta 400.000 baterías de litio. Las baterías de litio son sistemas de almacenaje de
energía eléctrica que están diseñadas para mantener los dispositivos en
funcionamiento durante horas e incluso días, explica la estatal YLB en su
página de internet.
***
Litio
Las reservas clave de Bolivia son de litio, que es
esencial para los automóviles eléctricos. Bolivia afirma tener el 70% de las
reservas mundiales de litio, sobre todo en el Salar de Uyuni. La complejidad de
esta minería y su procesamiento ha significado que Bolivia no haya sido capaz
de desarrollar la industria del litio por sí misma. Se requiere de capital y
experticia.
El Salar está a 3.600 metros sobre el nivel del mar
y recibe altas precipitaciones. Esto dificulta utilizar evaporación solar.
Soluciones más simples ya están disponibles para el desierto de Atacama en
Chile y para Hombre Muerto en Argentina. En Bolivia se necesitan soluciones
técnicamente más complejas, lo que significa que se requiere más inversión.
La política de nacionalización del gobierno de
Morales y la complejidad geográfica del Salar de Uyuni ahuyentaron a varias
empresas mineras transnacionales. Eramet (Francia), FMC (Estados Unidos) y
Posco (Corea del Sur) no pudieron hacer negocios con Bolivia y ahora operan en
Argentina.
Morales dejó claro que cualquier desarrollo del
litio tenía que hacerse con su compañía minera nacional, la COMIBOL y con
Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), su compañía nacional de litio como
socias paritarias.
El año pasado la empresa alemana ACI Systems llegó
a un acuerdo con Bolivia. Después de protestas de los residentes en la región
del Salar de Uyuni, Morales canceló el acuerdo el 4 de noviembre de 2019.
Empresas chinas –como TBEA Group y China Machinery
Engineering– llegaron a un acuerdo con YLB. Se dijo que Tianqui Lithium Group
de China, que opera en Argentina, iba a llegar a un acuerdo con YLB. Tanto las
inversiones chinas como la Compañía Boliviana de Litio estaban experimentando
con nuevas formas de extraer el litio y de compartir las ganancias del litio.
La idea de que hubiera un nuevo pacto social para el litio era inaceptable para
las principales compañías mineras transnacionales.
Tesla y Pure Energy Minerals (Canadá) mostraron
ambas gran interés en tener una participación directa en el litio boliviano.
Pero no pudieron llegar a un acuerdo que tuviera en cuenta los parámetros
establecidos por el gobierno de Morales. El propio Evo fue un impedimento
directo para que las empresas transnacionales no chinas se hicieran cargo de
los campos de litio. Tuvo que irse.
Después del golpe, las acciones de Tesla
aumentaron astronómicamente.
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