"El director LadJ Ly fue
testigo directo de lo que ocurría en su barrio, grabó muchas imágenes y
finalmente decidió,
después de algunos trabajos en el terreno del documental, pasarse a la ficción
para contar la historia de los jóvenes de las banlieue. Los Miserables, película que representa
a Francia en la carrera por el Oscar y que ganó el Premio del Jurado en el
Festival de Cannes, es una denuncia incontestable, un retrato
potentísimo del infierno de los suburbios y una advertencia sobre la tensión
casi insoportable con la que vive la población desprotegida de esta Europa
rica. Como en la novela de
Víctor Hugo, los personajes de esta película viven en Montferneuil y como los
‘miserables’ de entonces,
sufren idéntica pobreza e injusticia.” “La vida, el sufrimiento, la
soledad, el abandono, la pobreza, son campos de batalla que tienen sus propios
héroes; héroes oscuros, a veces más grandes que los héroes ilustres, escribió Víctor Hugo y
pareciera que lo hubiera escrito para los jóvenes encapuchados de este relato. Una
historia que Ladj Ly comienza con la llegada de Stéphane a la Brigada
de Lucha contra la Delincuencia (B.A.C. en francés), donde conoce a Chris
y a Gwada. Y con ellos cada día pasea la impunidad policial por las calles
de este barrio de desdichas. En Público entrevistamos
al director de este duro viaje a los suburbios".
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Una escena de Los Miserables.
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“FRANCIA
ESTA A PUNTO DE EXPLOTAR”.
Entrevista al director de cine Ladj Ly.
Entrevista al director de cine Ladj Ly.
*****
Begoña Piña.
Público
lunes 25 de noviembre del 2019.
El cineasta advierte de la tensión insoportable que
se vive en los suburbios de París en los Miserables, película inspirada en los
disturbios de 2005 y que representa a Francia en los Óscar. Premio del Jurado
en Cannes, estos miserables son reflejo histórico de los de Víctor Hugo.
En octubre de 2005 dos
jóvenes musulmanes de origen africano murieron mientras escapaban de la Policía
francesa en Clichy-sous-Bois, en una banlieue (suburbio) del Este de París. Fue el origen de unos disturbios que
terminaron extendiéndose incluso fuera de Francia. Nicolas Sarkozy, entonces
ministro de Interior, llamó a los manifestantes “escoria”. La crisis se agravó, pero el mundo entero
conoció la situación de pobreza, discriminación y violencia que se vivía en el
extrarradio de la ciudad. Había llegado el momento de la revolución.
El director LadJ Ly fue
testigo directo de lo que ocurría en su barrio, grabó muchas imágenes y
finalmente decidió,
después de algunos trabajos en el terreno del documental, pasarse a la ficción
para contar la historia de los jóvenes de las banlieue. Los Miserables, película que representa
a Francia en la carrera por el Oscar y que ganó el Premio del Jurado en el
Festival de Cannes, es una denuncia incontestable, un retrato
potentísimo del infierno de los suburbios y una advertencia sobre la tensión
casi insoportable con la que vive la población desprotegida de esta Europa
rica.
Como en la novela de
Víctor Hugo, los personajes de esta película viven en Montferneuil y como los
‘miserables’ de entonces,
sufren idéntica pobreza e injusticia.” “La vida, el sufrimiento, la
soledad, el abandono, la pobreza, son campos de batalla que tienen sus propios
héroes; héroes oscuros, a veces más grandes que los héroes ilustres, escribió Víctor Hugo y
pareciera que lo hubiera escrito para los jóvenes encapuchados de este relato. Una
historia que Ladj Ly comienza con la llegada de Stéphane a la Brigada
de Lucha contra la Delincuencia (B.A.C. en francés), donde conoce a Chris
y a Gwada. Y con ellos cada día pasea la impunidad policial por las calles
de este barrio de desdichas. En Público entrevistamos
al director de este duro viaje a los suburbios:
En noviembre pasado París
ardió con las protestas de los chalecos amarillos, ¿son acciones parecidas a
las de los disturbios de 2005 en que se basa la película?
Lo de 2005 nos inspiró a
todos. Yo tenía entonces 25 años y ahora vemos lo mismo. Es terrible, pero es
que los problemas son los mismos, las cosas no han cambiado y no se solucionan.
Los políticos no hacen nada.
¿Y el cine es una nueva voz
para todas esas personas?
El cine es una industria
cerrada, elitista, con escuelas carísimas y nosotros atendemos al principio de
lo primordial. Por eso creamos en nuestro barrio un colectivo-escuela que
permita crear nuevas voces en el cine entre la gente joven.
¿Los Miserables cuenta lo que los
medios de comunicación esconden?
Por supuesto. Los políticos
y los medios de comunicación trabajan unidos y cuando hablan de los suburbios
no controlan, todo son clichés e intentos de denigrarnos. El cine, como decías
tú, es una nueva voz que da testimonio de la realidad. Esta es la verdad, yo
vivo allí y conozco esta historia, la conozco perfectamente.
Además de mostrar la
realidad, ¿qué otra intención tiene la película?
El director Ladj Ly
Es un grito de alarma para
que los políticos comiencen a trabajar en soluciones. La película es justa,
está basada en hechos reales desde el primer minuto a la última escena. Yo lo
he vivido. Queremos dar voz a nuestras propias historias y no que las cuenten
otros. Los Miserables no es un juicio de valor, es la
realidad.
¿Hay esperanza hoy para esas
soluciones?
Eso espero. La película
quiere expresar eso, una puerta abierta a la esperanza, aunque la situación sea
muy dura. Al final creo que a pesar de esa dureza sí es posible la solución,
pero esto siempre pasa por ponerse a trabajar y hablar de esas soluciones.
¿Qué la película represente a
Francia en la carrera por el Óscar es parte de esa esperanza?
Desde luego es un mensaje
muy fuerte, muy importante, es como si nos dijeran: “Ok, os hemos oído. Francia
os ha oído”. También es muy importante el premio de Cannes,
simbólicamente es muy importante.
Pero Francia y otros sitios
del mundo parecen a punto de la revolución…
No puedo saberlo, pero
desde luego Francia está a punto de explotar, ya no se puede mucho más. A los Chalecos Amarillos no les hacen ni caso, aunque no
sean las mismas causas que las nuestras. Pero ¿hay que quemar toda Francia para
que pase algo? A veces es una pequeña llama la que hace que todo explote. En
Francia hizo falta la Revolución Francesa para cambiar las cosas.
En el caso de los suburbios
¿hay especial inquina por el tema religioso?
Sí, en Francia hay acoso a
los musulmanes, parece que cuando se habla de musulmanes se está hablando de terroristas. Yo vivo en un barrio musulmán y no hay
terroristas. Es una problemática muy sensible.
Los jóvenes
protagonistas de la película
Pero sí hay violencia y una especie de
sistema propio, ¿no?
Los
abanderados se organizan para sobrevivir. En París hay barrios abandonados hace
treinta años y la gente allí se organiza, las mujeres se prestan dinero unas a
otras… Y no hay tanto tráfico de drogas como dicen los medios de comunicación.
Volviendo a las soluciones, ¿es posible
la integración?
Sí,
totalmente, es posible. Solo hace falta voluntad política, si no es toda una
broma, están burlándose de nosotros. Hay que hacer planes de renovación de los
barrios, crear nuevos espacios…
Pero en su lugar ¿están convirtiendo
estos barrios en el nuevo enemigo?
Es una
tendencia a añadir a todo el problema, meten mucha morralla en cuanto salen el
tema. Se dedican a crear una generalidad de problemas que no son como los
cuentan.
¿Eso les permite la impunidad policial de
la que habla en la película?
En los
últimos 20 o 30 años la mayoría de casos de violencia por parte de la Policía
los han sufrido negros y árabes. La violencia
policial en Francia es muy frecuente.
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