LA
CRISIS CLIMÁTICA ACELERA LA SUBIDA DEL NIVEL DEL MAR. LOS
CIENTÍFICOS DE LA ONU VUELVEN A AVISAR. Los Científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático (IPCC) pronostican una subida de los océanos de cerca de un
metro para el 2,100 debido a la Crisis Climática. Está situación
afectará a millones de personas que habitan en la Costa, Islas y Zonas de Montaña
afectadas por el deshielo.
La ciencia ha vuelto a hablar: la crisis
climática provocará un incremento acelerado de los niveles del mar
irreversible. Así lo determina el Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, que ha
presentado este lunes su informe sobre océanos y
criosfera en un clima cambiante. El
ritmo de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provocará que la
criosfera –superficies de la tierra donde el agua se consolida como una
masa sólida– se derrita a una velocidad sin precedentes, lo que supondrá
–además de un aumento de los niveles del mar– que el clima del planeta pase a
ser mucho más extremo. El deshielo de los casquetes polares y los
glaciares se ha acelerado en unos ritmos hasta 2,5 veces más rápidos
que la media experimentada en el siglo XX, explica el informe realizado por
más de 100 autores científicos de 36 países diferentes.
La crisis climática, según los
científicos del IPCC, hará que los océanos suban sus niveles cerca de un metro
para 2100, afectando a millones de personas que habitan en las costas, las islas y
las zonas de montañas. Esta realidad, que se presta cada vez más irreversible,
supondrá el desplazamiento de gran parte de la población, lo que
seguramente desembocará en una crisis humanitaria sin precedentes en la
historia de la humanidad. Concretamente, los efectos del cambio climático en
los mares afectarán a 670 millones de personas
en las regiones de alta montaña y a 680 millones
en las zonas costeras bajas. Además, la publicación del IPCC estima
que cuatro millones de personas viven permanentemente en la región
del Ártico y otros 65 millones de seres humanos se asientan en pequeños
estados insulares que seguramente desaparecerán con la subida de los mares.
En total, cerca de 1.500 millones de personas que quedarán expuestas a los efectos de
la crisis climática y a sus cada vez más frecuentes fenómenos extremos.
Tanto es así, que las catástrofes climáticas dejarán de ser excepcionales para
darse "al menos" una vez por año, explican los científicos. En este panorama, las regiones tropicales
quedarán totalmente desprotegidas, pero también los territorios costeros
del mediterráneo, que se verán azotados de manera constante por olas de calor y
situaciones marcadas por temperaturas extremas.
"El mar abierto, el Ártico, la Antártida y las
altas montañas pueden parecer lejanas para muchas personas. Pero dependemos de
ellos y estamos influenciados por ellos directa e indirectamente de muchas
maneras: para el clima, para la alimentación y el agua, para la energía, el
comercio, el transporte, el ocio y el turismo, para la salud y el bienestar,
para la cultura y la identidad", explica Hoesung Lee, presidente del IPCC, en la
presentación del informe.
Cambios
en los océanos
La investigación científica además alerta de que el
océano ha absorbido cerca del 30% de las emisiones de dióxido de carbono
inducidas por el hombre desde los años ochenta del siglo XX, lo que está
generando una "acidificación" del mar. En ese sentido, la
absorción de carbono desembocará en una pérdida de especies tanto en las zonas
costeras, como en el océano abierto y en los fondos marinos. Así, en el futuro se estima que las
regiones tropicales dependientes de la pesca de marisco tendrán
problemas de salud nutricional y de seguridad alimentaria. "Reducir
las emisiones de gases de efecto invernadero limitará los impactos en los
ecosistemas oceánicos que nos proporcionan alimentos, apoyan nuestra salud y
dan forma a nuestras culturas", añadió Hans-Otto Pörtner, copresidente
del Grupo de trabajo II del IPCC.
Descongelación
del permafrost
El permafrost, la capa de suelo que permanece
permanentemente congelada, se está volviendo cada vez más débil. En ese
sentido, los científicos advierten de que, si no se limita el calentamiento
global, esta capa de hielo podría descongelarse por completo durante el
siglo XXI. El deshielo, en cualquier caso, parece irreversible, en tanto
que, incluso reduciendo a menos de 2ºC el calentamiento
global, el 25% del permafrost
terminaría descongelado. Los científicos, además, inciden en que el
permafrost contiene grandes cantidades de carbono orgánico que podrían
liberarse si se produce un deshielo y potenciar
"significativamente" la concentración de gases de efecto invernadero
en la atmósfera.
Llamamiento
a la acción
Los efectos del cambio climático se prestan ya
irreversibles, según expone el informe. Sin embargo, los expertos del
IPCC alertan de que actuando y reduciendo las emisiones de gases de efecto
invernadero (GEI) se podría disminuir esa subida de los mares para situarse
entre los 30 y los 60 centímetros. Desde
el panel de científicos de la ONU advierten que sólo se podrá mantener el
calentamiento global por debajo de los 2ºC si
se actúa de inmediato y se realizan cambios abruptos en todos los aspectos de
la sociedad, la economía y los ecosistemas. Así, los expertos reclaman
una mayor ambición en las políticas climáticas y que los gobiernos comiencen a
asumir con actos los puntos claves del Acuerdo de
París.
"Cuanto más decisivos seamos y más temprano
actuemos, más capaces seremos de abordar cambios inevitables, gestionar
riesgos, mejorar nuestras vidas y lograr la sostenibilidad de los ecosistemas y
las personas en todo el mundo, hoy y en el futuro", dijo Debra Roberts, copresidenta del Grupo de trabajo II del
IPCC. Fuente. A.T.R. Público.
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CAPITALISMO
Y CAMBIO CLIMÁTICO, DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA.
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Ailín
Piuquén Umpiérrez Varela.
Rebelión
sábado 5 de octubre del 2019.
El mundo nos da señales. Nos advierte. Nos muestra,
en distintas dimensiones -social, política, económica, cultural, ambiental- que
atravesamos una crisis.
¿Quién se atreve a decir que la situación es de
tranquilidad?, ¿Quién niega que el mundo está en un momento de ebullición? Nos
centraremos analizar aquí la crisis ambiental global y la forma que asumen
algunas de las luchas y movilizaciones a lo largo y ancho del globo.
Transitamos, dentro del sistema capitalista, su
fase financiera-global, donde la clase dominante, personificada en la “Moderna
Aristocracia Financiera”, tiene como objetivo la maximización de las
ganancias, a costas de la explotación sin límites de la naturaleza, de los
trabajadores y de las trabajadoras.
Esta fase se caracteriza por la concentracion y
centralizacion del capital a una escala global, teniendo
como grandes protagonistas a las cities financieras (Wall Street,
Londres, Shanghai, etc.), a los fondos y bancas de inversión, y a las
plataformas de internet como ordenadoras de una economía articulada en red.
Algunas de sus herramientas claves son el manejo de dinero especulativo en alta
escala, la digitalización del capitalismo, invirtiendo el excedente
en el desarrollo de lo tecnológico, como el 5G,
la Inteligencia Artificial (IA), Internet de las
Cosas (IoT), etc.
Según datos de Oxfam,
en enero de 2017 solo 8 hombres poseían la misma
riqueza que los 3.600 millones de personas, que
conforman la mitad más pobre de la humanidad. El 82%
de la ganancia del mundo quedó en el 1% de la
humanidad, mientras que un 1% controla el 50% de esa riqueza en igual período.
Solemos creer que cuando hablamos de calentamiento
global o cambio climático, nos referimos a un futuro lejano. La realidad es
que estamos viviendo un momento de crisis ambiental global, producida por la
explotación sin límites de nuestra Madre Tierra.
Ya no es novedad ver glaciares que año tras año
pierden grandes cantidades de superficie, huracanes y tsunamis que se
llevan por delante enormes porciones de territorio, focos de incendios en las
selvas más importantes, sequías intensas en lugares donde
anteriormente eran regiones húmedas. El problema está en naturalizar
estos hechos o leerlos como parte de un destino apocalíptico inmodificable.
Cuando ahondamos en el análisis, nos surgen las siguientes
dudas ¿Quiénes son los responsables de esta situación ambiental
preocupante que vivimos? ¿Cómo se produjo y se sigue agudizando este deterioro
de nuestra Tierra? ¿Cuál es la salida para recuperarlo?
Hay distintas miradas al respecto, y por lo tanto
varias respuestas a estas preguntas. Algunos dirán que la culpa es de todos
y todas por igual, que la acumulación de actos individuales y la falta
de conciencia ambiental es la que atenta contra la Tierra. Otros
querrán explicarlo a través de cuestiones técnicas productivas acerca de
cómo reducir el impacto ambiental, la huella de carbono o
argumentando una sobrepoblación. Nosotros afirmamos que hay un culpable,
y que ese culpable tiene nombre y se llama Capitalismo.
Los datos son devastadores y angustiantes: según
Visual Capitalist las emisiones de dióxido de carbono (CO2) aumentan a nivel récord cada año (a razón de
1,7% interanual), siendo China (27,2%) y Estados Unidos (14,6%)
los que más aportan porcentualmente en gases invernaderos a nivel global.
Estos gases son generados principalmente por las grandes industrias y
los millones de automóviles que existen en el mundo.
A medida que los gases invernaderos aumentan,
la superficie de bosques y selvas disminuyen. A principios del siglo
XX, contábamos con 50 millones de km2 de áreas boscosas y se redujo
a 40 millones de km2. Para poder dimensionar este dato de alguna forma,
vamos a poner un ejemplo: los 10 millones de km2 perdidos equivalen a la
superficie de todo el continente europeo. Ahora bien, ¿Cómo se
pierden selvas y bosques? Por la deforestación al servicio de los Agro Negocios, demostrando la falta de equilibrio
de este sistema de explotación y la matanza de nuestra casa: la Madre
Tierra. La ecuación es sencilla, mientras más CO2
se produce, y menor cantidad de bosques haya, mayor será el calentamiento
global.
Iman Ghosh, en un estudio realizado para Visual Capitalist,
dice que por cada hora en el mundo se desperdician 55 millones de
botellas plásticas; esto formaría una montaña más alta que la estatua
brasileña del Cristo Redentor de Brasil. Por día son 1.300
millones de botellas plásticas, formando una montaña de aproximadamente 324
metros.
Según datos de la ONU, por causas
de contaminación del aire, del agua y contaminaciones químicas, en el mundo mueren
aproximadamente 12,6 millones de personas al
año.
Situación
en Latinoamérica
La lucha por la defensa del ambiente en
Latinoamérica está siendo reprimida de manera escandalosa. Global Witness, presentó un
informe que reveló que Latinoamérica es la región más peligrosa para los
defensores ambientales y de la tierra, ya que afirma ser la región con más
asesinatos del 2018, reportándose para ese año 83 muertes. Colombia
lidera la estadística con la cifra de 24 asesinatos, seguido por Brasil con
20, Guatemala 16, México 14, Honduras 4 y Chile 2.
Párrafo aparte se merecen los incendios
ocurridos en la Amazonia, territorio que genera el 20% del oxígeno mundial.
Desde la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil, se
redujeron las operaciones de fiscalización ambiental además de una disminución
del 34% de las multas aplicadas por el IBAMA (Instituto
Brasileño del Medio Ambiente) permitiendo una libertad de acción a las
empresas que explotan la tierra brasileña, sin un control del Estado.
Bolsonaro en nueve meses de gobierno lanzó al
mercado 353 agrotóxicos que ponen en riesgo a la población brasileña, envenenando
la tierra y así también a los alimentos que se producen. Según Gerson
Teixeira, expresidente de la Asociación Brasileña de Reforma Agraria, Bolsonaro,
lanzó al mercado durante 200 días más productos agrotóxicos que los que
aprobó la Unión Europea (UE) para dichas sustancias en un período de ocho
años. Es fácil saber cuánto le importa nuestro pulmón verde al señor
presidente.
Y el caso reciente de Argentina, también es
para destacar. A fines de agosto de este año, el presidente Mauricio Macri
modificó la Ley de Residuos Peligrosos a través de un decreto, el cual
permite la flexibilización de los permisos para la importación de basura
en un contexto en el que Estados Unidos precisa encontrar un nuevo
destino para sus residuos, debido a que China cerró, a comienzos de
este año, las puertas de la importación de los desechos estadounidenses y
europeos. De esta manera, nos convertiremos como muchos han dicho, en el “basurero del mundo”.
Pensando
las tareas militantes
El Capitalismo es esencialmente un sistema
deshumanizante. Define a la naturaleza como “recursos
naturales”, herramientas al servicio de una sociedad capitalista; define a
los y las obreras como “recursos humanos”, descartables, donde
nuestra vida solo vale si trabajamos para ellos. Pero ni las personas, ni la
naturaleza son “recursos”, no son meros medios al servicio de un sistema
de acumulación. Por ello, resulta urgente la reconstrucción del tejido
social y la relación de los seres humanos con la Madre Tierra, y
para esto, ningún sistema que divida a la sociedad bajo el concepto de
propiedad, logrará esa relación.
El Movimiento Ambientalista, ha
traspasado las fronteras de los Estados Nación, generando movilizaciones
gigantescas en un mismo día en todo el globo. Según Global Climate Strike,
durante la semana comprendida del 20 al 27 de septiembre, se
movilizaron 7,6 millones de personas en todo el mundo, en su mayoría
estudiantes. Y se realizaron 6135 eventos en 185 países.
Como dice Giménez (2019)
“Hay una realidad que nos
lleva a dos caminos posibles: o vamos hacia un mundo con mayor exclusión y
explotación, o transitamos hacia un mundo desmercantilizado, con capacidad de
desarrollar resiliencia, integrado glocalmente -desde lo local a lo universal y
de lo universal a lo local-, comunitariamente, con perspectiva social y para el
beneficio de las mayorías.”
El Movimiento Ambientalista debe
comprenderse en términos revolucionario. Esto significa que tiene que
luchar en pos de destruir al sistema capitalista, debe luchar contra el
enemigo del pueblo que es el 1% de la Élite Mundial, culpable de la Crisis
Ambiental Global y de los males de la sociedad, y al mismo tiempo desarrollar
una sociedad que sea construida por los intereses de las mayorías, desde el
Pueblo y para el Pueblo. Generando nuevas relaciones de producción
utilizando la ciencia y la tecnología disponible
para la producción sustentable, y sin contaminación.
La sociedad post-capitalista deberá
estar basada en los valores de la igualdad, solidaridad, justicia social,
y deberá ser profundamente ambientalista.
Debe convocar al futuro, construyendo nuevas relaciones sociales, en
la que nos medie lo humano y no las mercancías, generando soluciones locales
a los problemas globales, construyendo
conciencia colectiva en donde el bienestar de la sociedad sea lo principal, una
sociedad de iguales, sin opresores ni oprimidos.
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Bibliografía
- Oxfam (2018). El 1 % más rico de la población mundial acaparó el 82 % de la riqueza generada el año pasado, mientras que la mitad más pobre no se benefició en absoluto.
- Gimenez, P. (2019). Reflexiones sobre el nuevo escenario argentino en Caciabue, M. y Arkonada, K. (comps.) Mas allá de los monstruos. Entre lo viejo que no termina de morir y lo nuevo que no termina de nacer. Río Cuarto, Córdoba, Argentina: UniRio Editora.
- Global Climate Strike. Huelga Climática Global: 20-27 de septiembre de 2019.
- García Linera, A. (2017). Medioambiente e igualdad social.
- Global Witness. (2019). ¿Enemigos del Estado?
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