“Los conceptos de la OIT y la CNULD pretenden ilusionar con una
lógica de cambio, pero los hechos han ido demostrando, una y otra vez, que conceptos como
capitalismo sostenible, capitalismo sustentable son poco más que pura
demagogia. El capitalismo es en su esencia, irreformable y, en
consecuencia, no es posible una solución completa y definitiva de la
crisis ecológica en los marcos del sistema. Un sistema intrínsecamente
expansionista en los mecanismos de producción, comercio, consumo,
y la explotación de los recursos naturales y del trabajo, en el uso de nuevas
tecnologías. Esta necesidad permanente de
crecimiento y expansión es una de las
características centrales, del sistema, pues es la única manera de ampliar el
ciclo de acumulación para valorizar el capital y realizar niveles cada
vez mayores de ganancia que, al reinvertirse, asegurarán un crecimiento
sostenido de la rentabilidad, lo que supone ciertas garantías para
sobrevivir frente a la feroz competitividad que se da entre los capitales”.
“No obstante, es evidente que no se puede
resolver la desocupación, la pobreza y desigualdad, la exclusión, la
explotación, el desprecio,
la subordinación, sin
cuestionar esa base, pues no se trata sólo de “consecuencias
indeseables”, sino de condiciones indispensables
para el propio establecimiento y reproducción de las relaciones capitalistas,
profundizando los problemas de contaminación, erosión, desertización,
calentamiento, sobreexplotación, despojo, depredación y extinción de recursos
naturales y humanos. Las cumbres se podrán suceder infinitamente, en la
lógica del gatopardismo /lampedusiano "que
todo cambie para que todo siga igual". La única cumbre que podría dar
por tierra definitivamente a esta situación es responsabilizar
claramente al sistema de producción capitalista, por su explotación rapaz de la
naturaleza que la convierte en desierto. Todo lo demás son fuegos de
artificios, sin mañanas, en el despojo de tierras, territorios, saberes
ancestrales y recursos de toda índole. Mientras
tanto exclamamos ¡que calor que hace…
no es normal este tiempo”!
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TRABAJO DECENTE, EMPLEO VERDE,
RESILIENCIA, MIGRACIÓN Y DESARROLLO SOSTENIBLE.
¿RETOS MEDIOAMBIENTALES?
*****
Eduardo Camín.
ALAI. América Latina en Movimiento.
Sábado 12 de octubre del 2019.
Antes de la celebración de la Cumbre
de las Naciones Unidas sobre el Clima, la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) y
la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) suscribieron en Nueva York un
memorándum de entendimiento para fomentar su cooperación en esferas
relacionadas con el clima, y en particular, poner fin a la
desertificación y a la degradación del suelo, y crear empleos verdes, con miras
de promover el desarrollo sostenible.
Guy Ryder, director general de la OIT, acogió
con beneplácito esa asociación, y señaló que
"La OIT y la CNULD pueden
aunar esfuerzos para promover economías prósperas y sostenibles en el ámbito
rural que permitan ofrecer empleo de calidad, brindar mayor protección a los
jóvenes y contribuir a hacer frente a la degradación del suelo".
La desertificación, la degradación del suelo y la sequía,
entre otros retos medioambientales, afectan al desarrollo sostenible y
repercuten ampliamente en la creación de trabajo decente. De no abordarse debidamente pueden
exacerbar los conflictos, los desplazamientos y la migración, y mermar la
probabilidad de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Es
cierto que a la insistencia algunos la llaman virtud, otros la llaman defectos,
siempre depende de donde se aplique el adjetivo. Ser insistente, puede ser
una gran cualidad o una obsesión que derive en consecuencias negativas. La
OIT, lleva mucho tiempo insistiendo con algunos conceptos, elaborando
muchas veces un diagnóstico certero, pero sin el tratamiento adecuado para
cambiar la realidad.
OBJETIVO 8.Trabajo Decente y Crecimiento Económico.
***
Retos
medioambientales, la migración y el empleo
Según la OIT, el 68% de los trabajadores de los países de
bajos ingresos desarrollan su labor en el sector agrícola, y la tierra y el
agua constituyen
habitualmente para ellos medios de sustento fundamentales, habida cuenta de su
contribución a la seguridad y la prosperidad humanas.
"Los retos
medioambientales, la pobreza y la movilidad humana son fenómenos mutuamente
relacionados.
Al abordar de forma conjunta la degradación y escasez del suelo, el
desempleo juvenil en el medio rural y la inseguridad en la tenencia de las
tierras, nuestro objetivo es aunar esfuerzos para lograr una situación
más favorable que facilite el cumplimiento de los ODS", señaló Ibrahim
Tiauw, secretario ejecutivo de la CNULD.
"El
fortalecimiento de la colaboración entre la CNULD y la
OIT y el aprovechamiento conjunto de
su experiencia en materia de empleos verdes decentes y administración y
gobernanza de las tierras, revisten suma importancia a los efectos de
adopción de medidas y apoyo a los países en esferas que abarcan la gestión
sostenible de la tierra y la movilidad laboral", añadió.
Al
menos once millones de jóvenes africanos se incorporan cada año al mercado
laboral. Se prevé que a lo largo del próximo decenio alrededor de 60
millones de personas puedan verse obligadas a desplazarse de tierras
degradadas, y a emigrar en el continente o fuera del mismo.
El 73% de los migrantes son trabajadores migrantes en
edad laboral. Habida cuenta de ello,
cabe analizar la relación que existe entre los retos medioambientales, la
migración y el empleo, y promover enfoques políticos más integrados y
coherentes, señalo Ryder. La OIT
promueve enfoques que fomentan el trabajo decente, la sostenibilidad
medioambiental y la resiliencia, y aborda los retos, cada vez mayores, que
plantea la movilidad laboral a través de políticas y proyectos en todo el
mundo.
La
colaboración entre la OIT y la CNULD tendrá por objeto promover la sostenibilidad, contribuir
a poner fin a la desertificación y fomentar los empleos verdes y las
oportunidades de lograr un trabajo decente. Se prestará particular atención
a los factores que vinculan la desertificación y las tendencias migratorias
El paradigma político
al interior del sistema capitalista
La crisis medioambiental que afecta al planeta ha
motivado el interés de algunos gobiernos, medios de comunicación, movimientos
ciudadanos y toda clase de organismos medioambientales. Los desafíos globales y locales han
sido discutidos en toda clase de foros internacionales y cumbres, pero los
enfoques y acuerdos están lejos de una solución efectiva.
Pero, ¿están las soluciones a esta crisis dentro de los
marcos del sistema capitalista? Creemos que la respuesta es no. El sistema capitalista se centra en
la obtención y maximización de ganancias, en su rentabilidad, sin importarle si
los recursos que utiliza son o no renovables. Por tanto, el sistema encontrará
un muro entre sus fuerzas de desarrollo esenciales y sus patrones de
sobreexplotación.
La crítica situación ecológica global, evidenciada en los
procesos de cambio climático, agotamiento de recursos naturales y degradación
ambiental, acompañados de crecientes conflictos socioambientales, está
arrastrando a la humanidad a una irremisible catástrofe.
Esta amenaza no es algo remoto sino un proceso claramente
ostensible, cuyos efectos ya se hacen sentir y que, de continuar el irracional derroche consumista
generado por la lógica del capital, se incrementarán a ritmo creciente en las
próximas décadas, hasta provocar un daño irreparable a las condiciones
necesarias para la vida en el planeta.
No
es preciso ser un genio para comprender que es imposible el crecimiento
infinito en un espacio finito como lo es el de nuestro planeta. Durante
miles de años la humanidad tomó de la naturaleza cuanto necesitaba para su
reproducción y arrojó a ella los desperdicios de su actividad, sin preocuparse
de las consecuencias futuras que de ello pudieran derivarse.
Representa una terrible amenaza para la existencia de la
humanidad la sistemática destrucción del entorno natural, provocada por la tendencia a la producción
por la producción y al derroche consumista inmanente a la lógica
del capital, cuyas manifestaciones son ya evidentes.
La Cumbre por el Clima de la ONU, setiembre 2019. con la asistencia de la Adolescente GRETA THUNBERG. Líder Mundial, de las Huelgas Escolares. Sin planeta no hay futuro.
***
La experiencia acumulada desde los primeros pasos dados
por el Club de Roma en 1962
hasta la reciente Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Clima (2019)
pasando por Copenhague (2009), Cancún (2010), Nagoya
(Japón en 2010), Durban (2011), Varsovia (2013) la COP21 de
París (2016), o la COP24 en Katowice, Polonia (2018) en todas el
denominador común es que se ha antepuesto los intereses políticos y económicos
particulares a las necesidades colectivas de la gente y al futuro del planeta.
Esta
evidencia, empírica, demuestra claramente las reticencias de la cúpula
gobernante en los principales países capitalistas a adoptar acciones
enérgicas que conduzcan a una verdadera transformación cuantitativa y
cualitativa de la producción, así como de los correspondientes patrones de
consumo.
Los conceptos de la OIT y
la CNULD pretenden ilusionar con una lógica de
cambio, pero los hechos han ido demostrando, una y otra vez, que conceptos como
capitalismo sostenible, capitalismo sustentable son poco más que pura
demagogia. El capitalismo es en su esencia, irreformable y, en
consecuencia, no es posible una solución completa y definitiva de la
crisis ecológica en los marcos del sistema.
Un sistema intrínsecamente expansionista en los mecanismos de producción,
comercio, consumo, y la explotación de los recursos naturales y del
trabajo, en el uso de nuevas tecnologías.
Esta necesidad permanente de crecimiento y expansión es una de las características centrales,
del sistema, pues es la única manera de ampliar el ciclo de acumulación para valorizar
el capital y realizar niveles cada vez mayores de ganancia que, al
reinvertirse, asegurarán un crecimiento sostenido de la rentabilidad, lo
que supone ciertas garantías para sobrevivir frente a la feroz competitividad
que se da entre los capitales.
No obstante, es evidente que no se puede resolver la
desocupación, la pobreza y desigualdad, la exclusión, la explotación, el
desprecio, la subordinación,
sin cuestionar esa base, pues no se trata sólo de “consecuencias
indeseables”, sino de condiciones indispensables
para el propio establecimiento y reproducción de las relaciones capitalistas,
profundizando los problemas de contaminación, erosión, desertización,
calentamiento, sobreexplotación, despojo, depredación y extinción de recursos
naturales y humanos.
Las cumbres se podrán suceder infinitamente, en la lógica
del gatopardismo /lampedusiano "que todo
cambie para que todo siga igual".
La única cumbre que podría dar por tierra definitivamente a esta situación
es responsabilizar claramente al sistema de producción capitalista, por su
explotación rapaz de la naturaleza que la convierte en desierto.
Todo lo demás son fuegos de artificios, sin mañanas, en
el despojo de tierras, territorios, saberes ancestrales y recursos de toda índole. Mientras
tanto exclamamos ¡que calor que hace… no es normal este tiempo!
Ya hace 27 años, el 12 de junio de 1992, el presidente
cubano Fidel Castro señaló en la Conferencia de
Organización de Naciones Unidas sobre Medioambiente y desarrollo
de Río de Janeiro: "Una importante especie biológica está en
riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones
naturales de vida: el hombre".
EDUARDO
CAMIN
Analista
uruguayo acreditado en ONU-Ginebra, asociado al Centro Latinoamericano de
Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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