“El
papa se refirió a la situación de la Amazonia al analizar la situación actual
mundial: “la Tierra cada vez
está más interconectada, y los pueblos que la habitan forman parte de la
comunidad planetaria; por ejemplo, el problema de los incendios en la Amazonia,
no es sólo de esa región...: es un problema mundial, así como el fenómeno
migratorio”. Cada vez crece más la conciencia de que el bioma
amazónico es un «Bien Común de la Tierra y de la Humanidad». El
llamamiento a la soberanía de cada país se mueve todavía dentro del viejo
paradigma que dividía el planeta en partes... Ahora se trata de reunir esas
partes y reconstruir la realidad, que es una, entera: la Casa Común, para
nosotros y para toda la «Comunidad de la Vida»... Brasil no es dueño de
la Amazonía (63%); es sólo su administrador, ahora –bajo el
nuevo gobierno– de forma altamente irresponsable, al hacer poco caso de los
incendios y, en función de los minerales, del petróleo y de otras riquezas,
incentivar grandes proyectos que amenazan a los pueblos
originarios – los que saben cuidar
y preservar la selva– y al equilibrio ecológico de toda la Casa Común. Hay
un proyecto, suscrito por decenas de caciques, obispos, autoridades,
científicos y otros, que va a ser presentado en el Sínodo, para
declarar a la “Amazonía, ¡santuario intangible de la
Casa Común!”.
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CÓMO EL SÍNODO PANAMAZÓNICO PUEDE
SORPRENDERNOS.
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Leonardo Boff.
ALAI. América latina en Movimiento.
Viernes 18 de octubre del 2019.
Entre el 6
y el 27 de octubre se está celebrando en Roma el «Sínodo Panamazónico». Ya en 1974
el Papa Pablo VI instituyó la figura del Sínodo, primero el «Sínodo
de los Obispos», con representantes de todos los continentes, y también los
«Sínodos regionales», como el Sínodo de los obispos holandeses en 1980,
y el Sínodo de los obispos alemanes, que se está realizando en 2019, y otros.
El sínodo, cuyo significado etimológico significa “hacer juntos (syn)
el camino (odos)” representa la
oportunidad para que las Iglesias locales o regionales tomen el pulso de su
propio caminar, analizando los problemas, identificando los desafíos y buscando juntos caminos de
implementación y actualización del Evangelio.
El Sínodo Panamazónico tiene una
especial relevancia, dado el doble grado de conciencia que se manifiesta en el
propio tema básico: “Nuevos caminos para la Iglesia y para la Ecología
integral”. Se trata de definir otro tipo de presencia de la Iglesia en
las Américas y específicamente en esta vasta región amazónica que abarca 9
países, en una extensión de más de 8 millones de kilómetros cuadrados. El
otro grado de conciencia se revela en la importancia que tiene la Amazonía para el equilibrio de la Tierra y para el
futuro de la vida y de la humanidad.
La Iglesia romano-católica en
América Latina y en la Amazonía era una Iglesia-espejo de la Iglesia-madre de
Europa. Después de cinco siglos se ha transformado en una Iglesia-fuente, con
un rostro afro-indio-europeo. En la homilía de apertura del Sínodo, el día 4 de
octubre, el Papa Francisco dijo claramente:
”¡Cuántas veces el don de Dios ha sido... no ofrecido, sino impuesto!
¡Cuántas veces ha habido colonización en vez de evangelización! Dios nos
preserve de los nuevos colonialismos”.
En otra ocasión, en Puerto Maldonado (Perú),
pidió perdón –cosa
nunca hecha antes por un Papa–:
” Pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas cometidas por la
Iglesia misma, sino por los crímenes contra los pueblos originarios que
tuvieron lugar durante la conquista de América”.
En el «Instrumento de Trabajo»
para preparar el Sínodo, se pide que sean ordenados “viri
probati”, es decir, hombres casados, comprobadamente
honrados, especialmente indígenas, para ser ordenados sacerdotes.
El obispo emérito de Xingú, la diócesis mayor del mundo, Dom Erwin
Kräutler, sugirió al Papa que en vez de decir viri
probati (hombres probados) se diga personae probatae (personas probadas), lo que incluye también a las mujeres.
Dice Dom Erwin: en las comunidades las mujeres
hacen todo lo que hace el sacerdote, menos consagrar el pan y el vino. ¿Por qué
no concederles también esta misión? María dio a luz a Jesús, el Hijo de
Dio sus hermanas, las mujeres, ¿por qué no van a poder representarlo? Además,
el texto dice que se dará a las mujeres
una misión especial. Bien podría ser, como se hace en todas las demás Iglesias
cristianas, que las mujeres sean, a su manera, también sacerdotes.
Este Papa es innovador y
valiente. Dicen los mejores teólogos que no hay ningún dogma o doctrina
que impida a las mujeres representar a Cristo. Teológicamente hablando,
sacerdote no es el que consagra. Es Cristo quien consagra. El sacerdote
sólo le da visibilidad. Sólo lo impide el patriarcalismo todavía
reinante.
La cuestión más aguda e importante es la
salvaguarda del bioma amazónico. Esa vasta región
ha sido objeto de investigación por parte de grandes científicos, desde
hace por lo menos dos siglos. Decía Euclides da Cunha en sus ensayos
amazónicos:
“La inteligencia humana no soportaría el peso de la realidad portentosa de
la Amazonía; tendrá que crecer con ella, adaptándose a ella, para dominarla”
(Vozes 1976, p. 15). La Amazonía es el gran filtro del mundo que
secuestra el dióxido de carbono, nos devuelve oxígeno, y mitiga el
calentamiento global. Su biodiversidad es tanta que “en pocas hectáreas de
la selva amazónica existe un número de especies de plantas y de insectos
mayor que toda la flora y fauna de Europa”, dice el gran especialista E.
Salati.
Pero su significado principal
reside en la inmensidad de las aguas, ya sea de
los ríos volantes (la tremenda humedad de los árboles, que
sobrevuela las selvas), de la superficie del río, o del inmenso acuífero
Alter do Chão. Si no conservamos en pie la selva, la Amazonía puede transformarse en un desierto
como el Sáhara, que hace 15 mil años era una especie de Amazonía,
con el río Nilo desaguando en el Atlántico... Si la Amazonía acaba
deforestada, cincuenta mil millones de toneladas de dióxido de carbono anuales
quedarían instaladas en la atmósfera, haciendo imposible la vida en el sur del
Continente.
El papa se refirió a la
situación de la Amazonia al analizar la situación actual mundial:
“la Tierra cada vez está más interconectada, y los pueblos
que la habitan forman parte de la comunidad planetaria; por ejemplo, el
problema de los incendios en la Amazonia, no es sólo de esa región...: es un
problema mundial, así como el fenómeno migratorio”.
Cada vez crece más la conciencia de que el bioma
amazónico es un «Bien Común de la Tierra y de la Humanidad». El
llamamiento a la soberanía de cada país se mueve todavía dentro del viejo
paradigma que dividía el planeta en partes... Ahora se trata de reunir esas
partes y reconstruir la realidad, que es una, entera: la Casa Común, para
nosotros y para toda la «Comunidad de la Vida»... Brasil no es dueño de
la Amazonía (63%); es sólo su administrador, ahora –bajo el
nuevo gobierno– de forma altamente irresponsable, al hacer poco caso de los
incendios y, en función de los minerales, del petróleo y de otras riquezas,
incentivar grandes proyectos que amenazan a los pueblos
originarios – los que saben cuidar
y preservar la selva– y al equilibrio ecológico de toda la Casa Común.
Hay un proyecto, suscrito por decenas de
caciques, obispos, autoridades, científicos y otros, que va a ser
presentado en el Sínodo, para declarar a la “Amazonía, ¡santuario intangible
de la Casa Común!”.
La UNESCO ya ha
registrado varios biomas en varios países; ¿por
qué no hacerlo con la Amazonía, en la cual se juega en parte el futuro de la
vitalidad de la Tierra y de la civilización humana?
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