“MÁS
ALLÁ DEL NEOLIBERALISMO. Es
una ley general: cuando un país es propuesto como modelo por el neoliberalismo
global es porque perjudica a las mayorías. Ha sucedido con Chile: el país propagandizado como el gran
éxito macroeconómico de la región protagoniza un estallido social, una
represión generalizada y tiene un presidente que pide perdón y anuncia medidas
de “alivio”. Allí donde se aplica con eficiencia la receta neoliberal se van
gestando, de modo simultáneo, las crisis económicas, sociales y políticas ¿En
qué es exitoso el modelo neoliberal? En distribuir regresivamente el
ingreso en favor de una minoría global que se enriquece cada vez más mientras
se empobrecen las mayorías en todo el mundo.
“La Fundación Internacional
para la Libertad a
la que adhieren,
entre otros, el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, el
presidente argentino Mauricio Macri, el ex presidente español José
María Aznar, y el actual presidente de Chile, Sebastián Piñera, ha
puesto al país vecino muchas veces como ejemplo de aplicación exitosa del
modelo. Es ese mismo plan que ahora es resistido por la movilización de los
ajustados en Chile y en Ecuador, entre otros países.
“Lo sabemos: el problema no
son sólo los ejecutores del modelo. No son sólo sus errores. El problema es el modelo y sus
políticas que favorecen a las minorías. Paradójicamente, se trata de un
proyecto que entra en crisis cuando tiene éxito: la distribución regresiva
del ingreso que promueve en favor de las élites en algún momento se hace
insoportable para las mayorías y éstas reaccionan con movilizaciones, con
levantamientos populares o con nítidas mayorías electorales.
“El neoliberalismo opera en la escala
global como una especie de bomba de succión que traslada recursos de las
mayorías hacia las minorías.
Esta semana se conoció el Informe sobre la Riqueza
Mundial que elabora el banco suizo Credit Suisse. De acuerdo con él,
el patrimonio global de los millonarios en todo el mundo creció hasta 360
billones de dólares entre mediados de 2018 y mediados de 2019. El documento
que la entidad crediticia elabora desde hace diez años confirma “la
continuidad de una fuerte desigualdad en un mundo donde el 45 por ciento de la
riqueza mundial está en manos del 1 por ciento más rico mientras que la
mitad de la población más pobre posee menos del 1 por ciento del
patrimonio económico global”.
Por supuesto, si la desigualdad crece
el problema es el modelo que produce ese crecimiento.
“En esta perspectiva, en su
último libro, “Capital e ideología”, el economista francés Thomas Piketty cuestiona el pensamiento conservador
que considera a la desigualdad dotada de “fundamentos naturales y
objetivos”. En una entrevista publicada por Eduardo Febbro en PáginaI12,
Piketty responde a la afirmación de que el neoliberalismo es el único
camino: “las desigualdades actuales y las instituciones presentes no son las
únicas posibles, pese a lo que pueden pensar los conservadores: ambas están
también llamadas a transformarse y reinventarse permanentemente”. Luego
agrega: “siguiendo los hilos de esta historia se constata que siempre
existieron y existirán alternativas. En todos los niveles de desarrollo,
existen múltiples maneras de estructurar un sistema económico, social y
político, de definir las relaciones de propiedades, organizar un régimen fiscal
o educativo, tratar un problema de deuda pública o privada (…) existen varios
caminos posibles capaces de organizar una sociedad y las relaciones de poder y
de propiedad dentro de ella”.
“En esa misma línea, en una
entrevista reciente, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, también expresó: “el experimento
neoliberal ha sido un fracaso espectacular” e insistió en la necesidad de
impulsar “un capitalismo progresista” en reemplazo del neoliberalismo en crisis. Voces
similares se escuchan en varios países de Europa y de América Latina. Nuevamente:
el problema no es sólo quiénes lideran estos procesos. El problema es el modelo neoliberal. El
problema es la inequidad, la concentración de la riqueza, el déficit en la salud
y la educación, las dificultades para el acceso a la vivienda, entre tantas
otras cuestiones. Hoy no sólo presenciamos la crisis del modelo neoliberal en
varios países. También se multiplican los discursos
que proponen otras alternativas. Otros modos de organizar la economía, la
sociedad y el futuro. Fuente. Carlos Heller. Página/12.
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LA
GOTA QUE REBOSÓ LA COPA Y EL OCASO DEL NEOLIBERALISMO EN LATINOAMÉRICA.
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Oto Higuita.
Rebelión
miércoles 30 de octubre3 del 2019.
Los gobiernos de derecha y neoliberales del
continente latinoamericano (LATAM) confiaron siempre en la fortaleza de sus
regímenes, en la efectividad y durabilidad del modelo económico y, por
supuesto, en la paciencia de millones de pobres, de trabajadores, de
indígenas, de estudiantes, de campesinos, de afros, los que realmente
sufren los efectos devastadores de una política económica que solo
beneficia a multimillonarios, a gobernantes corruptos y criminales y a las
grandes empresas multinacionales.
Pero la fiesta se les acabó, adiós general,
adiós Sebastián,
cantan en las plazas y calles millones de chilenos. Cayó la
gota que rebasó el vaso, la paciencia terminó y millones de ciudadanos se lanzaron
a las calles enfurecidos e indignados por el engaño, las promesas incumplidas
de mejor vida, la corrupción y la miseria en que viven.
Un nuevo fantasma recorre el continente: pueblos
sublevados arrasando con lo que queda de gobiernos neoliberales.
La ola de protestas y furia acumulada está desatada
en Latinoamérica, y el malestar popular y antisistémico avanza
como un gigante pisando fuerte.
México: Andrés
Manuel López Obrador ganó la presidencia en julio de 2018 y recibió un
mandato amplio para reducir la miseria en que vive la mayoría de la población,
contener la violencia narcoparamilitar, acabar con el cáncer de la corrupción
que agota los recursos públicos y desmontar el modelo neoliberal que los
gobiernos oligarcas han mantenido para su propio beneficio y el de grandes
empresarios y millonarios, aplicando obedientemente las recomendaciones del FMI
de imponer recortes sociales a la clase media y a los pobres.
Puerto Rico en llamas: llama Atilio Borón el proceso
y posibles consecuencias del estallido popular en la isla, como consecuencia de
la galopante corrupción, cuyo gobernador misógino y conservador tuvo que
renunciar por las masivas protestas de la ciudadanía.
Haití: su actual gobernante neoliberal, corrupto y
autoritario Jovenel Moïse, enfrenta una ola de protestas masivas desde
septiembre, consecuencia del largo malestar acumulado por la pobreza extrema
del 70% de su población, protestas que han cobrado la vida de 77 haitianos. El
movimiento popular está en las calles diariamente exigiendo su renuncia a la
presidencia, para producir un cambio de régimen que les garantice a los
haitianos mejores condiciones de vida.
Honduras: en este país centroamericano los manifestantes
exigen la renuncia del presidente Juan Orlando Hernández por corrupto y
por sus vínculos con narcotraficantes y criminales, protestas que han ganado
mayor fuerza y legitimidad, a partir de que se conoció la condena por una corte
Federal de EE.UU. a su hermano Tony por narcotráfico.
Perú: su gobierno hace parte del
Grupo de Lima, la oligarquía peruana se prestó para encabezar los ataques y
agresiones contra los gobiernos progresistas y bolivarianos que no siguen las
recomendaciones del FMI ni se someten a EE.UU.; sigue sin recuperarse del
cáncer de la corrupción y enfrenta una crisis profunda de gobernabilidad y
legitimidad. Varios presidentes han tenido que dejar su cargo ante la presión
de los movimientos ciudadanos y las decisiones de sus tribunales de justicia.
Argentina: se va Macri derrotado
en las elecciones presidenciales, un ferviente neoliberal, defensor de la
dictadura militar que se tomó violentamente el poder en los 70s, un presidente
que cambió el rumbo de la política económica del país aplicando el trillado
neoliberalismo y sus conocidas privatizaciones, asesorado por el FMI y
la banca mundial para asegurarse el pago de sus préstamos leoninos. Pero los
argentinos comprendieron el engaño, sus falsas promesas fueron la mascarada
para encubrir su alianza con las multinacionales y los grandes capitalistas,
arruinar la economía y ampliar la brecha entre ricos y pobres como no se había
visto antes; creyeron que votando por él iban a mejorar sus condiciones de vida
y se acabaría la corrupción, pero ni lo uno ni lo otro, solo represión,
privatizaciones, aumento del costo de vida y crecimiento de la pobreza.
Brasil: tras la destitución por golpe
institucional de Dilma Rousseff y la detención tras un montaje judicial contra Lula, con el objetivo de declararles la muerte
política y alejarlos del poder, el electo Jair Bolsonaro, un ex
militar de extrema derecha, xenófobo, racista, ecocida, ya ha tenido que
enfrentar grandes movilizaciones populares que han rechazado y confrontado su
programa de gobierno neoliberal, al parecer ya vio lo que le puede pasar a su
mandato de aplicar el plan de reformas y privatizaciones que anunció tras ser
elegido. Sin duda Bolsonaro representa muy bien los intereses y valores de la
extrema derecha latinoamericana y los beneficiarios del modelo neoliberal y
como tal se le ve actuar desde la presidencia, pero es consciente que está cada
vez más solo.
Ecuador: experimentó la furia y malestar general de amplios
sectores sociales que se lanzaron a las calles tras el “paquetazo” de
reformas neoliberales que decretó Lenin Moreno, el presidente que
traicionó el mandato que le entregó la mayoría que lo eligió por voto popular a
la presidencia de la mano del Movimiento
Revolución Ciudadana, para sustituir al expresidente Rafael Correa. La
situación allí no está aún resuelta, sin embargo, Moreno tuvo que retirar su
paquetazo antipopular como resultado de la movilización y presión de los
ecuatorianos en las calles. El movimiento mantiene la iniciativa.
Chile: por ahora el último en la lista de países
que han sufrido estallidos populares, que empezó como una jornada de protesta
estudiantil contra el aumento del tiquete del metro santiaguino decretado por Sebastián Piñera, un
fiel representante de la dictadura de Pinochet. Estallido que se extendió
como una llama de fuego a amplios sectores de trabajadores, desempleados,
jubilados, choferes, amas de casa, clase media y ciudadanía en general, que
salieron a las calles y plazas a manifestar masivamente su profundo descontento
con un gobierno que representa como ninguno a la clase, el régimen y modelo
económico que los oprime y empobrece desde el golpe de Estado del 11 de
septiembre de 1973 contra Salvador Allende, el
presidente con el que habían soñado un verdadero cambio.
Hace 50 años que el pueblo chileno no conoce
sino un modelo económico, el neoliberalismo, ya que fue en Chile que se
empezó a implementar dicho nefasto modelo en el mundo, por los economistas
de la escuela de Chicago. De ahí que Chile como el ejemplo de un
“exitoso” modelo neoliberal a seguir no va más, porque en realidad ser una
larga agonía para el pueblo y le ha llegado su ocaso, lo están sepultando en
las calles con la alegría y las canciones de Víctor
Jara y otros cantautores.
¿Cuáles
son las causas de las masivas protestas antisistémicas?
Los llamados “paquetazos”
implementados por los gobiernos neoliberales, que significan recortes
de subsidios alimentarios, privatización de la salud, de la educación,
aumento de los precios de los combustibles, incremento del transporte
público y por ende del costo de vida de sus poblaciones, mientras
los salarios y pensiones pierden valor adquisitivo con respecto al costo de
vida.
De otro lado, la combinación explosiva de
neoliberalismo con corrupción, gobiernos despóticos, e ira
popular contenida. No cabe ya la
menor duda que sin distribución de la riqueza, sin respeto por el planeta
y sus recursos naturales, sin un cambio del modelo de producción/consumo
basado en energías fósiles a otro no fósil; sin respeto e inclusión de
las nuevas alteridades/subjetividades, hablar de democracia sería un mero sofisma.
Los “sorprendidos” por este tsunami de
revueltas populares en LATAM, la extrema derecha y sus gobiernos
con la larga cola burocrática de toda clase de servidores y periodistas a
sueldo, por conveniencia, intereses o incapaces de ver más allá de sus
narices, han respondido desafiantes unas veces, contradictorios y con demagogia
otras, pero sobre todo con rabia, odio y agresividad desde los organismos y
aparatos institucionales que controlan (OEA, Ministerios de
defensa, cadenas de radio, TV y medios oficiales).
“Las
actuales corrientes de desestabilización de los sistemas políticos del
continente tienen su origen en la estrategia de las dictaduras
bolivariana y cubana...”, ha dicho el conspirador General de la OEA, Luis
Almagro, sobre los gobiernos de derecha que no dudaron en mostrar su
naturaleza de dictaduras civiles, que no dudaron en sacar sus ejércitos a las
calles contra la ciudadanía que protestaba, tanto en Haití, Ecuador y ahora
en Chile, cuando Sebastián Piñera declaró en rueda de prensa,
después del estallido popular, “estamos en guerra contra un enemigo poderoso,
implacable…” justificando el Estado de Excepción, el
uso de las Fuerzas Armadas y policiales, para reprimir a los chilenos como si
fueran un ejército foráneo, como si se tratara de una guerra con otro Estado.
Baltasar Garzón, el juez
español que ordenó en 1988 la detención en Londres del dictador Augusto
Pinochet, afirmó hace poco en una carta dirigida a Sebastian Piñera:
“ ... convendrá
conmigo que, debajo del pretendido milagro económico que muchos atribuyen a
Pinochet, un modelo de desarrollo mantenido por la transición chilena y la
posterior democracia, se esconde el triste récord de ser uno de los diez
países más desiguales del mundo, al mismo nivel de Ruanda, según
el índice Gini aplicado por el Banco Mundial.”
Y le recuerda a modo de advertencia que:
“ ... las
violaciones de los derechos humanos que se están cometiendo y los crímenes
perpetrados en contra de la población civil, esta vez no quedarán en la
impunidad porque, además de la Fiscalía de Chile y del Instituto
Nacional de Derechos Humanos, existe la Jurisdicción Universal, existe la Corte
Penal Internacional, el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y una comunidad
internacional atenta y vigilante, que no permitirá que en Chile se vuelvan a
repetir los horrores del pasado.”
El jurista español tiene bien
claro lo que ocurre en el continente, cuando le confiesa en la carta a
Piñera que no se cree el cuento y las excusas del secretario general de la OEA,
Almagro, de culpar de todo lo que está pasando en LATAM, a Cuba,
Venezuela, Rafael Correa, Lula da Silva, Cristina Fernández de Kirchner o
Alberto Fernández y de quienes discrepan de la ola neoliberal
que nuevamente con el patrocinio del norte, como aconteciera en los años 70,
asola el continente.
La derecha latinoamericana está acorralada
por los pueblos sublevados, que han recuperado su capacidad articulada de lucha
y resistencia contra el modelo que los ha mantenido en la miseria y
opresión. Intenta recomponerse ante los devastadores golpes que está
recibiendo en cada nación.
La lucha y movilización popular en las calles por
una vida digna, contra el modelo económico que genera miseria
y contra los regímenes opresores y corruptos, es hoy la lógica
que siguen la lucha de clases y la batalla de
ideas que se libran a nivel global.
En Colombia la
ciudadanía empieza a zafarse las ataduras de gobiernos de derecha,
neoliberales, corruptos, mafiosos y paramilitares que se han sostenido en
el poder a través de prolongar la guerra interna, ese sigue siendo su norte
político, y menospreciar cualquier intento serio de hacer un acuerdo de paz
definitivo y duradero.
Las elecciones locales pasadas, han
mostrado un cambio de actitud en la población, sobre todo
en la generación actual que quiere un cambio de modelo y de rumbo
político, que rompa con el continuismo y dominio histórico de la
decadente, corrupta y criminal oligarquía colombiana.
Muchos pueblos del continente esperan un estallido
popular en Colombia, el fantasma que recorre otras naciones no
ha tenido contestación aquí por ahora, pero nunca se sabe, la
historia, esa nutria imperceptible, excava siempre en
lo más profundo de la conciencia de los pueblos haciendo su trabajo de zapa. No
nos sorprendamos, pues.
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