ALBERTO
FERNÁNDEZ: "NO PODEMOS VIVIR EN PAZ CON ESTE FLAGELO" Ante una
platea de dirigentes sociales, políticos y sindicales, el candidato del Frente
de Todos desarrolló la propuesta que plantea como una política de Estado a
futuro. El candidato del Frente de Todos presentó su proyecto
"Argentina contra el Hambre"
La
facultad de Agronomía fue el escenario elegido por el Frente de Todos
para lanzar la propuesta que el diputado Daniel Arroyo, quien
estará a cargo de la coordinación del plan, definió como "la primera
política de Estado del siglo XXI". Arroyo precedió en el discurso a
Fernández y se encargó de describir cinco ejes, entre los que estarán, la baja de precios a
la canasta básica, la entrega de una Tarjeta Alimentaria para
los sectores más vulnerables, acuerdosintersectoriales, políticas
alimentarias acordadas con cada provincia e infraestructura.
La propuesta consiste en hacer una gran convocatoria al
sector privado, universidades, dirigentes sociales y sindicatos para armar un consejo que dependa
directamente de la presidencia de la Nación. Ese consejo va a hacer un
seguimiento del plan Argentina contra el Hambre. El proyecto tiene tres ejes centrales: el acceso
a la canasta básica de alimentos para que ninguna empresa tenga más del
30 por ciento de sus productos en las góndolas (la idea es aprobar cuanto
antes una ley en ese sentido), una política nutricional para evaluar la
calidad de los alimentos que consumen los niños --porque la malnutrición
es un problema serio-- y el desarrollo de una política federal amplia
para trabajar con todas las provincias y los municipios.
“Olvidémonos de todas las diferencias, nos tenemos que dar
cuenta de que no podemos vivir en paz con semejante flagelo. Que nos conmueva la vergüenza de ver la miseria al
lado nuestro”, dijo ayer Alberto Fernández en medio del césped de rodea la Facultad de Agronomía,
donde por la mañana presentó el proyecto "Argentina contra el
Hambre". El diputado Daniel
Arroyo lo precedió en el uso de la
palabra y definió el plan del que está a cargo como “una política de estado”
no sólo para un eventual mandato del candidato a presidente del Frente de
Todos, “sino para los próximos cinco gobiernos”. Lo escuchaban empresarios,
dirigentes políticos, sociales, eclesiásticos y de derechos humanos
dispuestos a colaborar de la convocatoria a la creación de un consejo
que dependa de la presidencia de la Nación para hacer el seguimiento de
la iniciativa que tiene tres ejes centrales: el acceso a la canasta
básica de alimentos, una política para erradicar la malnutrición y una
articulación federal para trabajar de un modo distinto con todas las provincias
y municipios.
Chicos en extrema
pobreza en mayor cantidad en la propia Ciudad de Buenos Aires. Y el programa de
"Pobreza Cero" del señor Macri, solo fue un vil engaño y una Traición
al futuro de la Nuevas Generaciones. Aquí está centrada la propuesta como la
primera "Política de Estado", del "Frente para Todos" y la responsabilidad Histórica que tienen frente a la Niñez las más
afectada por las políticas inhumanas del señor Macri. Señores, el modelo,
neoliberal, está totalmente asfixiado, hundido - se cae en pedazos - asistimos
a su crisis es final.
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“No me importa de
dónde vienen, no me importa cómo piensan. No podemos vivir en paz con semejante
flagelo. Que nos conmueva la vergüenza de ver la miseria al lado nuestro”, dijo ayer Fernández
al terminar el acto. El titular de la Coordinadora de la Industrias de
Productos Alimenticios (COPAL), Daniel Funes de Rioja, había dicho más
temprano que el sector empresario acompañará el plan y que ya tiene agendadas reuniones con
Arroyo, quien planteó que Argentina contra el hambre es una política de
Estado para los próximos cinco gobiernos. Funes de Rioja sugirió que
las empresas alimentarias podrían colaborar con el uno por ciento de
su producción, pero que eso deberá acordarse en una mesa que analice el
impulso del mercado interno. El obispo de Quilmes y presidente de Cáritas.
Héctor Tissera, fue de la partida y
dijo a Página/12 que quedó conforme con la propuesta y que ya mantuvo
reuniones con Arroyo.
"Tenemos
que tener vergüenza de decirnos el país que produce alimentos para 400 millones
de personas y no podemos alimentar a 15 millones de personas en situación de
pobreza", apuntó el candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández , en la
presentación del plan "Argentina contra el hambre", que
buscará reunir en un consejo al Estado, las empresas y las
organizaciones de la economía popular para bajar los precios de la canasta
básica y aplicar una política alimentaria federal. El candidato calificó el plan como una "batalla
moral" y sostuvo que "no se tiene que esperar
un resultado electoral" para ponerla en marcha.
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Fracaso total, él, su modelo, su gobierno. Responsable del aumento de la Pobreza, la Indigencia, el desempleo, la hiper inflación. Responsable del hundimiento económico social de Argentina. "Cara dura" todavía va por la reelección, felizmente el Pueblo argentino en las elecciones de al PASO, lo condenó al fracaso total. Ahora en octubre que son las elecciones nacionales debe ser enviado al canasto de la historia, por haber traicionado a su Pueblo.
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POBREZA
EN AUMENTO EN LA ARGENTINA Y COMO SUPERARLA.
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Julio C.
Gambina.
Rebelión
martes 8 de octubre del 2019.
La información a fines de junio 2019 indica que en
la Argentina existen 16 millones de pobres para
una población de menos de 45 millones de habitantes;
entre ellos, unos 3,4 millones de indigentes.
Dice el INDEC que el 35,4% de las personas son pobres y los indigentes
llegan al 7,7% de las personas. Son datos alarmantes y en ascenso, ya
que luego de estas mediciones se produjo la devaluación monetaria en agosto, la
que llevó la moneda de 45 a 60 pesos por dólar. Con ello podemos afirmar
que el año 2019 terminará con un guarismo mucho más elevado.
Entre los menores de 14 años la pobreza alcanza al 52,6%, hipotecando el futuro de esa
parte de la población y afectando el desarrollo posible del conjunto de
la sociedad. En el ámbito geográfico también se observa el desigual impacto
de la pobreza, ya que en el noreste del país (Corrientes, Formosa,
Gran Resistencia y Posadas), aparece como territorio de mayor
empobrecimiento de todo el país. Según la Encuesta Permanente de Hogares,
esa zona tiene un registro del 42,4% de pobreza, y dentro de ello, el
Gran Resistencia alcanza al 46,9%.
Vale mencionar que el máximo registro histórico
corresponde al 2002 con el 57% de la población bajo la pobreza,
reducido al 29% en el 2015, según la propia estadística oficial. La
pobreza por ingreso se ha transformado en un fenómeno estructural y se
acarrea como tal desde los profundos cambios operados desde la dictadura
genocida en 1976, desde donde se vienen afectando las relaciones sociales
con algunos periodos de intento de freno al proceso de regresión generalizada
que involucra a la expansión de la indigencia y la pobreza.
El objetivo de “pobreza
cero” solo fue una consigna electoral
para acceder al gobierno en 2015, y las políticas aplicadas
contribuyeron al empobrecimiento de la mayoría de la sociedad, retomando los
procesos de la dictadura y la década del 90 del siglo pasado. La contracara es la concentración del ingreso y la
riqueza en una parte menor de la población, aquellos que están asociados a
la lógica dominante de la acumulación de ganancias, capitales y poder.
Entre estos, grandes productores y exportadores del agro negocio, la mega
minería, los hidrocarburos, la gran industria asociada al
mercado mundial y la especulación, la banca, seguros y otros sectores
vinculados a la circulación de capitales, incluido la cuantiosa fuga.
Son datos relativos a la pobreza por
ingresos, que consolida el fenómeno de la pobreza en términos de
necesidades básicas insatisfechas (NBI), medidas oportunamente en las consultas
censales.
Disputa
por el excedente
Muchos observadores externos se sorprenden sobre
los alcances de la pobreza en un país que se presume ser rico en
potencialidad, sin asumir la realidad de una desigual estructura
económica y social que arrastra una antigua disputa del poder por la
apropiación del excedente económico.
En efecto, las disputas remiten al fin de la
dominación del bloque en el poder construido en tiempos de la inserción
internacional subordinada entre 1870/80 y 1930. Con el golpe de
Estado de 1930 se intentó continuar el poder oligárquico asociado al
capital externo, principalmente de origen británico, que había surgido
en la constitución de la Argentina según
la conocemos en la actualidad: integración territorial y capitalización de
la Ciudad de Buenos Aires hacia 1880. El Golpe del 30 fue un movimiento
preventivo que se sostuvo reiterada y continuamente con golpes protagonizados
por las Fuerzas Armadas, siempre con apoyo y trastienda civil, entre ese
momento fundacional y el golpe de 1976. La realidad es que no pudieron
lograr su objetivo, que apuntaba a una lógica política de dominación
coincidente con el poder económico asociado de la burguesía con
origen en el monopolio de la propiedad territorial y el capital externo.
Los Niños(as) argentinas es el sector más afectado por las políticas del señor Macri. Entre los menores de 14 años la pobreza alcanza al 52,6%, hipotecando el futuro de esa
parte de la población y afectando el desarrollo posible del conjunto de
la sociedad.
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¿Cuál fue el problema? La
emergencia de una burguesía local, con asiento en la producción
industrial por sustitución de importaciones, la que disputó su propio lugar
en el bloque en el poder, al tiempo que favoreció un proceso de
distribución del ingreso y acceso a diversos derechos económicos sociales de la
clase trabajadora. Hubo desarrollo del mercado interno y habilitó el
objetivo por un “capitalismo nacional” nunca efectivizado por la ausencia e
imposibilidad histórica del sujeto burgués nacional en condiciones de liderar
un proyecto de liberación del capital hegemónico, como señalamos, asentado en
el poder territorial y el capital externo. Quien sostuvo el proyecto de
disputa del excedente fue el “Estado Nacional”. Hay que recordar en ese sentido el papel del Estado
capitalista en la Argentina con el Instituto Argentino de Promoción del
Intercambio, IAPI, un mecanismo de trasferencia vía política de Estado,
para transferir renta agraria para la construcción de la política industrial
en la década entre 1946 y 1955. Pero también la construcción del Banco
Central en 1935 y luego las nacionalizaciones de los depósitos en los años 1946
y 1973, mecanismos de orientación del crédito vía redescuentos estatales
para una estrategia de desarrollo. Aludimos al Estado como espacio de
disputa del poder, por ende, del excedente económico.
Un dato socio político remite a la expansión
de la clase trabajadora, su lucha y su organización en ese tiempo,
poniendo límites al bloque de clases en el poder, incluso animando procesos de lucha
más allá del capitalismo. Se destaca en ese sentido la fuerte acumulación
de poder popular, anticapitalista y
antiimperialista entre 1969 y 1975, lo que motiva la reacción de 1975/6
con terrorismo para militar y para-policial, y luego el golpe
genocida en 1976.
Por eso, los golpes de Estado intentaron ser
mecanismos de restauración del orden tradicional previamente existente a la
emergencia de la burguesía local surgida a principios del Siglo XX.
Desde un enfoque estructural, con el gobierno
Macri (2015-2019) se intentó recuperar un proceso de dominación de ese
bloque en el poder de viejo cuño, antes de los cambios políticos que supuso el
ascenso al gobierno del radicalismo (1916) y más aún, luego del peronismo
(1945). El Partido Militar tuvo como función histórica restaurar el
tradicional “orden normal”, y por eso con Macri se generalizó
que el problema de la Argentina remite a los últimos 70 años, es decir,
el tiempo que media entre el primer peronismo (1945) y el acceso
al gobierno del PRO-Cambiemos (2015). Por primera vez se restauraba
el orden con consenso social electoral. Vale mencionar que la resistencia
popular en estos años generó las condiciones de la acumulación política para el
masivo voto de rechazo el 11/08/2019 en las PASO al gobierno
macrista.
El experimento de restauración del orden liberal
histórico por vía electoral fracasó,
pero deja un saldo lamentable en las condiciones socio económicas de la mayoría
de la población. La inflación y la recesión empujan a más personas a la pobreza,
al desempleo y a peores condiciones de vida. Si se quiere buscar el
objetivo buscado, la respuesta está en la pretensión de subordinar y
disciplinar al movimiento obrero y popular. Se trata de un objetivo que
buscaron los golpes de Estado y que ahora pretendieron por vía
electoral, como en los años 90 del siglo pasado. La organización y lucha
del pueblo argentino, aun con debilidades y fragmentaciones resulta un
escollo infranqueable para las clases dominantes en el poder. Lo que se
sostiene es la disputa del excedente y renovadas búsquedas políticas de
entronización en el gobierno del poder económico, un proceso que habilita una
nueva etapa desde diciembre próximo.
El
problema es el capitalismo.
Se trata de un problema irresoluble en el marco
del capitalismo. Mientras el objetivo siga siendo la búsqueda del imposible
aliento al “capitalismo nacional”, la disputa por el excedente tendrá por un lado a los
restauradores del “orden tradicional”, que ya no acuden a los tradicionales
golpes, sino a mecanismos de manipulación de la conciencia social,
medios de comunicación y redes sociales como instrumentos
privilegiados, pero sobre todo a una cultura neoliberal sustentada en el
individualismo y el consumismo. Lo que existe es una disputa
en el poder, entre quienes disputan la dominación del bloque en el poder,
tarea mediatizada en la política por los instrumentos que otorguen estabilidad
al régimen económico y político. En estos tiempos, sin viabilidad del Partido
Militar, lo que se disputa es cual partido se transforma en el
instrumento adecuado del orden capitalista, que coloque en coincidencia al poder
económico con el político y por eso, recrean el discurso del ajuste y
las reformas estructurales contenidas en el acuerdo con el FMI.
Resulta imprescindible para el bloque socio
político popular disputar el orden del capital y transitar con otra
perspectiva, como señalan en Bolivia: “un tránsito desde el capitalismo a la sociedad
del vivir bien”, o como intentan en Cuba
hacia el socialismo, incluso con sus formulaciones especificas desde Venezuela
por el “socialismo del Siglo XXI” y que la dominación capitalista
desde Washington intenta ahogar con bloqueos muy agresivos y genocidas
contra ambos procesos.
La pobreza argentina solo podrá ser
superada si el rumbo económico, social, político y cultural
trasciende la crítica al neoliberalismo explícito del macrismo y sus
acuerdos con el FMI y se propone ir más allá y en contra del
capitalismo. De lo contrario asistiremos a políticas compensatorias, tal como
viene ocurriendo desde el Plan Jefes y Jefas de Hogar desde 2002,
siempre en expansión, sin resolver la cuestión de fondo, al tiempo que intentan
contener la conflictividad.
El gobierno no logra la reelección porque las
protestas sociales generaron la masa social suficiente para la derrota electoral, lograda
sobre la base de una recomposición de la hegemonía lograda desde la unidad
del peronismo en una alianza más amplia, que ahora intenta trasladarse a
unidades orgánicas del movimiento de trabajadores, entre quienes
protagonizaron la unidad de acción contra las políticas de ajuste y el sindicalismo
tradicional. No resulta mecánico que la unidad política para vencer
electoralmente a Macri resulte ejemplo de unidad sindical o social
detrás de la CGT, que fue desafiada desde los comienzos de los 90
por la experiencia de la CTA, que más allá de sus divisiones en el
presente, sus postulados por un nuevo sindicalismo siguen en pie. Se sustenta
la propuesta junto a una dinámica política de pacto social, luego de años de
retroceso relativo entre los ingresos de las trabajadoras y los trabajadores
con relación a los ingresos del capital concentrado. El punto de partida
consolida las diferencias acumuladas en este periodo de transferencias
regresivas desde la mayoría de la población a una minoría altamente
concentrada y extranjerizada.
Sin afectar intereses de la dominación
estructural del funcionamiento del capitalismo en la Argentina no
hay solución en la coyuntura al tema de la pobreza,
ni se resuelven las contradicciones históricamente acumuladas en el capitalismo
local y que se manifiestan en la disputa del excedente. La inflación,
además de otros fenómenos, como el monetario, es una manifestación de la
disputa del poder económico entre los pocos en capacidad de establecer
precios, mediados por el Estado y su política, claro está; y entre ellos
y el conjunto de la sociedad. Las soluciones no ocurrirán mientras el límite
sea la gobernabilidad del orden del capital y resulta imprescindible
apuntar a una unidad popular que pueda disputar el
excedente y el poder, en contra y más allá del capitalismo.
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