CHILE CONTINÚAN LAS MOVILIZACIONES Y LA
PROTESTA SOCIAL Y POLÍTICA. PIÑERA VUELVE A DECLARAR EL “TOQUE DE QUEDA”. CACEROLAZOS,
SAQUEOS Y REPRESIÓN EN CHILE, AL MENOS OCHO PERSONAS MURIERON DESDE QUE EMPEZÓ
LA PROTESTA. Continúan las movilizaciones y los saqueos en el
país, con los militares sofocando las manifestaciones. El presidente Piñera
volvió a declarar el toque de queda y afirmó: "estamos
en guerra contra un enemigo poderoso e implacable" en alusión a
los grupos que causan barricadas, robos e incendios.
Crece la
protesta social y la violencia en las calles de Chile. Según datos oficiales,
ocho personas murieron y más de 200 resultaron heridas, la gran mayoría de
ellas en la capital, Santiago. La Fiscalía Nacional informó que hasta este
domingo son 1462 los detenidos tras las protestas que iniciaron este
viernes como producto del rechazo al aumento del boleto de subte, que fue
finalmente suspendido el sábado. Sin embargo, se extienden las
movilizaciones y los cacerolazos en el país, se producen nuevos enfrentamientos
entre civiles y fuerzas militares y policiales, y se repiten los saqueos en
varios puntos de la ciudad. El presidente Sebastián Piñera volvió a declarar
el toque de queda y dijo que el país está "en guerra contra un enemigo
poderoso e implacable", en relación a los grupos violentos que han
sumido al país en un estado de emergencia que ya se ha cobrado varias vidas
humanas.
"Estamos
en guerra contra un enemigo poderoso e implacable que no
respeta a nada ni a nadie y que está dispuesto a usar la violencia sin ningún
límite incluso cuando significa la pérdida de vidas humanas, con el único
propósito de producir el mayor daño posible", dijo
Piñera en una comparecencia pública ante la prensa. El mandatario
conservador afirmó que entiende que los ciudadanos se manifiesten por lo
que les preocupa, pero agregó que las personas que están causando incendios,
barricadas y saqueos son "verdaderos
criminales". El ministro Chadwich sostuvo además que
dos civiles fueron heridos de bala,
pero no dio más detalles al respecto. La Fiscalía Nacional informó que,
hasta este domingo, son 1462 los detenidos en
Chile. El ministerio público dijo que, del total de detenciones, 614
ocurrieron en Santiago y 848 en el resto del país. Violentos
enfrentamientos entre policías y manifestantes volvieron a desatarse el domingo
en varios puntos de Santiago. Un cacerolazo
popular, que sonó fuerte en gran
parte de la capital, volvió a derivar en enfrentamientos con las fuerzas
militares y los carabineros, que reprimieron
a los manifestantes con gases lacrimógenos y disparos de balas de goma. Fuente.
Página/12. Lunes 21 de octubre del 2019.
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SANTIAGO
ALZADO, NO ES EL METRO, ES EL PINOCHETISMO QUE AGONIZA.
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Andrés
Figueroa Cornejo.
Rebelión
lunes 21 de octubre del 2019.
Ver a mi
pueblo humillado huyendo, pisoteado, gaseado, baleado, apaleado, es mi derrota.
Ver a mi pueblo desesperado buscando una salida, es mi derrota.
¡Nosotros y
nuestras derrotas somos invencibles!
Mauricio
Redolés
"Protesto por tanta
injusticia, por tanto, abuso y porque nuestra voz no es escuchada jamás",
dice una persona anónima, un perfecto y corriente desconocido en la Plaza
Ñuñoa de Santiago. Ya es sábado 19 de octubre y las protestas populares que
arrancaron con el alza del pasaje del Metro, se han tornado en expresión de
los derechos sociales inexistentes en un país que representa la caricatura
del manual del liberalismo ortodoxo más doctrinario. Las relaciones
sociales, vueltas mercancía; los bienes comunes privatizados; una oligarquía
conservadora culturalmente y rabiosamente liberal en el plano económico.
Un orden sintetizado desde la dictadura militar como Estado policial
y antipopular; fiesta de la concentración capitalista, y dominio de los
grandes grupos económicos que brutalmente destruyen competencia, imponen los
precios y subordinan a las pymes en la cadena de valorización, de acuerdo a
la proyección de su tasa de ganancias. Chile primario exportador,
plataforma financiera de buena parte de Sudamérica, agobiado por el extractivismo
y sus consecuencias nefastas sobre las comunidades y la naturaleza. Chile
desigual, que importa no sólo las tecnologías que no producen sus
industrias ausentes, sino que hasta los alimentos y los bienes textiles.
Chile dependiente de la economía China, estadounidense, de Europa
y al final, del intercambio con los países de la región. Chile
grisáceo, suicida, explotado y expoliado: viejos que no quieren jubilar
porque los espera la miseria, y jóvenes sin porvenir con o sin títulos
de educación superior.
“Yo
voy a protestar hasta que se arregle la vida”,
afirma una joven que golpea una cacerola ante la cara de un militar. Sí, un
militar. Porque el presidente de ultraderecha Sebastián Piñera, una
de las piezas de Washington en el continente, y su equipo de gobierno, con el
fin de terminar con las poderosas manifestaciones populares del 17 y
sobre todo del 18 de octubre, en la madrugada del 19 decretó el estado
de excepción en su forma de estado de emergencia constitucional. ¿Qué significa? Además
de aumentar todavía más la dotación de Fuerzas Especiales de Carabineros, la
seguridad nacional queda en manos del general Iturriaga del Campo durante 15
días y tropas militares se toman las calles de la Región Metropolitana. Se
prohíben las protestas, las reuniones públicas y la movilización.
Es un virtual estado de sitio y con toque de queda basado en la Doctrina
y Ley de Seguridad Nacional Interior del Estado. O sea, el enemigo político
militar del Estado y sus administradores es el propio pueblo chileno.
Aunque el pueblo, en este caso, sólo se manifiesta pacíficamente. Está desarmado. Su izquierda política está diezmada. La institucional y la otra. Claro que el pueblo tomó la precaución hace mucho tiempo de no tener ninguna confianza con ninguna institución, desde la nomenclatura de la iglesia católica hasta el sistema de partidos políticos tradicionales. Lo cierto es que la toma de las calles por el ejército, en vez de amedrentar al pueblo de Santiago, ha multiplicado su indignación. Así, pese a que más de algún militar hace puntería sobre la gente, los manifestantes se les acercan, les sacan fotografías y los emplazan a volver a los cuarteles. Pero las fuerzas de guerra en vez de marcharse, provocan a la ciudadanía realizando ejercicios bélicos en plena Plaza Italia de la capital chilena.
La
consigna inmediata es “Fin al estado de emergencia”. El miedo ya no
derrota la protesta. Por cadena nacional, Piñera informa que presentará
una propuesta para “amortiguar” el alza del pasaje. Pero además de ofrecer
represión, no existen soluciones, mientras el mandatario se encuentra reunido
con su equipo.
Hace
un par de días nadie habría imaginado que Chile sería protagonista de un
levantamiento popular pacífico no sólo contra el mal gobierno,
sino que contra la totalidad del régimen profundo chileno y sus relaciones
sociales. Subterráneamente, de manera invisible, el malestar de las mayorías
sociales se acumuló durante largos años, expresándose de manera parcial
mediante luchas desagregadas.
Tras
las protestas no hay partidos políticos ni organizaciones sociales puntuales.
De hecho, la oposición institucional llegó tarde y nadie la ha llamado,
más allá de que ha opinado de manera tibia y distante sobre una medida
gubernamental extraordinaria, como si viviera en otro mundo.
Los
personeros de gobierno hablan de unidad nacional y de mesas de diálogo. Pero la
desigualdad social, la precarización general de la vida y los atropellos
acumulados son los condimentos que explicitan la lucha de clases de manera
multidimensional, más allá de reivindicaciones estrictamente económicas
que motorizan parcialmente el movimiento. Y no habrá comisiones ni
mesas de diálogo que resuelvan contradicciones irreconciliables.
Como
naranjos encendidos y luego de décadas, amanece el pueblo chileno. Y no hay que
olvidar jamás que este mismo pueblo hace casi medio siglo eligió con el voto al
primer presidente marxista en la historia. ¿No será
la consciencia popular de la sociedad mayoritaria chilena un estado de latencia
que se despierta como irrumpe un relámpago en mitad de la noche?
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