“En la llamada década ganada se fundaron organismos como
la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC),
¿cómo analiza los avances y retrocesos de los
paradigmas integradores?
“Son
instituciones que están en este momento latentes, verdad. La UNASUR ha
sido muy golpeada por Macri, por el traidor de Moreno y otros gobiernos
que podrían tener una incidencia pero que están muy tibios. Bolivia mucho no
puede hacer, porque no tiene fuerza para llevar a cabo los cambios que se
demandan. Paraguay de hecho está jugando para el otro lado y Venezuela
tiene demasiadas preocupaciones como para pensar, por ejemplo, en el Mercado
Común del Sur (MERCOSUR) –sin contar
que es rechazada por los otros Estados miembros–. En esta coyuntura requerimos un cambio del contexto
político para profundizar la integración, y mientras esto no se produzca, no
hay nada que esperar. De todas maneras, hay que mantener lo que se hizo en el ALBA, no abandonarlo, en tanto plantea cuestiones
más favorables a nuestros pueblos que los intercambios comerciales regidos por
el libre comercio o la Organización Mundial del Comercio (OMC). Siempre digo que el capitalismo es un
sistema mundial y si no nos unimos gozaremos de pocas posibilidades para
defendernos de toda esta arremetida imperial”.
¿Hay actualmente algún líder que pueda convocar, como lo hizo Hugo
Chávez, a grandes consensos regionales en dirección a esa unidad?
¿Quién
es hoy el que puede tener esa capacidad? Ninguno. Le tengo mucho respeto a Manuel López Obrador,
porque es un hombre muy honesto y bien intencionado, pero no tiene esa
capacidad de liderazgo que tenía Chávez. Tampoco Alberto Fernández
la tiene, así como Cristina no la tenía. Chávez logró embarcar en
todo esto a Tabaré, Uribe y gente que le tenía rechazo, incluso Kirchner
y Lula, cuando se organizó la contra-cumbre del ALCA
en Mar del Plata, estaban muy dubitativos. Pienso que hoy no tenemos a alguien que cuente con
esa capacidad que indicas; no lo veo en ningún dirigente. No lo veo en Argentina,
en Brasil, en Colombia ni en Venezuela.
¿Qué opina de las visiones acomodaticias de cierta izquierda que se
distancia y se resiste a aparecer al lado de Venezuela y Cuba?
Que
están prácticamente atentando contra su identidad ideológica. Veamos, ¿cuál es la regla fundamental con la
cual vos te posicionás en la relación de cualquier país de América Latina
con EE.UU.? ¿EE.UU. apoya o ataca a tal o cual gobierno, no? Sí EE.UU.
lo ataca, nosotros debemos estar con el país agredido. Te puede gustar o no
Rosario en Nicaragua o alguna cosa que hace Nicolás en Venezuela o Díaz-Canel en Cuba,
todo lo que vos querás, pero si ellos son atacados por EE.UU. nosotros
tenemos la obligación política y moral de estar en defensa de esa gente, no
podemos no estar ahí, ser cómplices de los ataques. Además, conociendo la
historia de América Latina, ¿qué pasó cuando EE.UU. se sacó de encima
gobiernos? Miremos Chile, Guatemala y Granada, la República Dominicana.
Hay que leer las lecciones de la historia y sacar la conclusión lógica, por eso
creo que gran parte de la batalla ideológica que la derecha ganó –porque el
aparato del imperio es fenomenal– está en haber
convencido a una izquierda light, a quienes eran izquierdistas en
su tiempo y después se convirtieron en peones del imperio.
/////
Fidel y Atilio Boron.
***
“REQUERIMOS
UN CAMBIO DEL CONTEXTO POLÍTICO PARA PROFUNDIZAR LA INTEGRACIÓN”
Entrevista
al escritor y politólogo Atilio Boron
*****
Cris
González.
Rebelión
miércoles 16 de octubre del 2019.
Como es ya habitual, antes de llegar a La Paz el
escritor y politólogo argentino Atilio Boron se comunicó con Correo del
Alba para enterarse de la suerte de la revista, preguntar
acerca de la política nacional y sobre todo compartir. Y es que el autor
de El hechicero de la tribu, junto con ser uno de los
intelectuales de mayor prestigio de la izquierda continental, es un gran amigo
y ser humano excepcional. Por eso acudimos a uno de los tantos encuentros con
la grabadora en mano y deseosos de que nos nutra con su reflexión de lo que
pasa en el mundo y en nuestra América.
En la última
Asamblea General de las Naciones Unidas hubo discursos marcadamente
anti-venezolanos, comenzando por el de Jair Bolsonaro, ¿a qué se debe esto?
Claramente EE.UU. tiene una serie de gobiernos
clientes que repiten las consignas de la Casa Blanca, gobiernos que han perdido
toda dignidad y autoridad y, por lo tanto, sabiendo que para EE.UU. la
destrucción del proceso bolivariano es un objetivo fundamental, ellos van,
apoyan y dicen lo mismo, para dar una especie de consenso amplio a una política
estrictamente estadounidense. Por eso no es casual que Bolsonaro haya dedicado
parte de su discurso a hablar mal de Venezuela.
¿Por qué en
esta edición los líderes derechistas hicieron tanto énfasis en desacreditar y
satanizar de frente al socialismo?
Porque Donald Trump, hace tres o cuatros meses,
dijo que el socialismo había fracasado y que no había más futuro para el
socialismo en el mundo, entonces, todos estos paniaguados del imperio repiten
eso. No hay ninguna otra razón por la cual hablar del socialismo.
¿A qué se
debe el ensañamiento de la Casa Blanca con Venezuela?
A que Venezuela tiene demasiado petróleo y oro y de
paso son un pésimo ejemplo, a lo que hay que agregar que están muy cerca de
EE.UU. No es lo mismo decir: “Me apodero de un petróleo que está a 45 días de
navegación” que “me apodero de un petróleo que lo tengo a cuatro días de
navegación”. Por eso Venezuela es un objetivo absolutamente prioritario para
ellos.
¿Cuánto de
ese plan es económico y cuánto político-ideológico, en el sentido de que la
Revolución bolivariana se declara socialista?
Pienso que es básicamente económico y geopolítico.
Porque quien controle el petróleo venezolano, sabiendo que dentro de 40 o 50
años habrá muy poco petróleo en el mundo, podrá renegociar acuerdos de
suministro y sobre todo ser el único capaz de movilizar un ejército.
¿A qué se
refiere con lo último que menciona?
A que toda esta fantasía de las energías renovables
y de las nuevas energías es muy buena para un autito o para prender un foco de
luz. Pero, ¿cómo mueves un destructor, un gran portaviones –salvo los que
funcionan con energía nuclear–? Dentro de medio siglo volar será una maravilla,
porque vuelas con petróleo o derivado del petróleo, un avión de guerra lo
mueves con petróleo, por eso los norteamericanos calculan que en ese margen de
tiempo los chinos estarán desesperados buscando petróleo y por eso quieren
apoderarse de Venezuela y de esto y de lo otro.
En un panorama como el que describe, ¿qué le cabe
hacer a los pueblos latinoamericanos y caribeños?
Asegurar que Venezuela salve sus reservas y estén
disponibles para nosotros.
¿Cómo ve la correlación de fuerzas políticas en
América Latina y el Caribe?
Hemos sufrido un retroceso muy fuerte. En el caso
de la Argentina, que casi fue un golpe del azar, la derrota del candidato del
oficialismo diría que se debió más a la impericia del kirchnerismo que a los
méritos de Macri.
Lo de Brasil también fue producto de errores
cometidos por el Partido de los Trabajadores (PT); no solamente por Dilma, sino
además por Lula.
¿Cómo cuál?
El más importante de todos fue quedar desarmado
ante sus enemigos, creyendo que podría establecer una alianza confiable con la
derecha brasileña, con los grandes intereses económicos y mediáticos del
Brasil, y el resultado está a la vista. Hay que recordar que Lula tenía una
relación muy especial con Roberto Marinho, el dueño de la red O Globo, la
misma que fue esencial para garantizar la destitución de Dilma; y, bueno, los
errores se pagan.
Con un gobierno de derecha así en Brasil y otro en
la Argentina, EE.UU. evidentemente avanzó con todas sus fuerzas y logró la
traición de Lenín Moreno –un acto directamente delincuencial, porque a él lo
compraron, le dieron un dinero, y cambió de la noche a la mañana–.
Como a Luis
Almagro.
No, porque Almagro es un personaje llevado a la
duplicidad, al engaño, al cinismo, tramposo. Lo de Almagro era predecible.
Fijáte que el caso de México es muy relevante y no
ha sido suficientemente destacado ni tomado en cuenta por los liderazgos de
aquí del sur. Lo digo porque la derrota de Macri es inminente y esto abrirá un
espacio de eventual recuperación si es que en Bolivia gana Evo y el Frente
Amplio (FA) hace lo propio en Uruguay. Tendríamos a Fernández y López Obrador
en las dos puntas del continente, quienes necesitarían claramente la
ratificación de Bolivia y el FA y obviamente que resista Venezuela.
¿Por qué es
tan decisiva la pervivencia de la Revolución bolivariana?
Porque si Venezuela es doblegada y sucumbe ante la
agresión norteamericana, el efecto domino será difícil de parar.
Creo que estamos en un escenario cambiante, en un
momento de definiciones, y para completar la primera fase del tablero de
reconstrucción requerimos del triunfo en Bolivia y Uruguay, teniendo siempre en
cuenta que Colombia está absolutamente subordinada al mandato norteamericano y
que carece de cualquier autonomía. De todos modos, habrá que ver qué pasa en
Brasil con Bolsonaro, porque está en una cuerda floja ya que los militares
están enojados porque entregó el Centro de Lanzamientos de Alcántara a Trump
–decisión que debe ser ratificada por el Senado–, la única base militar con
capacidades de lanzamiento de satélites intercontinentales, cuya superficie es
de 620 km².
Tenemos un continente que está más o menos en busca
de un rumbo, pero en situaciones más difíciles y complicadas que las de comienzo
de siglo, porque hay una relación económica desfavorable y nos faltan tres
grandes íconos del proceso, Chávez, Fidel y Néstor. A lo que habría que añadir
que Lula está preso, Cristina bajo amenaza y Correa exiliado.
Chávez, Kischner y Lula. Tres Hombres, tres Mandatarios, Tres Demócratas, tres antimperialistas, forjaron un camino independiente, libre de la dominación neocolonial, imperialista, y de Integración Continental de Nuestra América, la Patria Grande.
***
En la llamada década ganada se fundaron organismos
como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la
Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), ¿cómo analiza los avances y
retrocesos de los paradigmas integradores?
Son instituciones que están en este momento
latentes, verdad. La UNASUR ha sido muy golpeada por Macri, por el traidor de
Moreno y otros gobiernos que podrían tener una incidencia pero que están muy
tibios. Bolivia mucho no puede hacer, porque no tiene fuerza para llevar a cabo
los cambios que se demandan. Paraguay de hecho está jugando para el otro lado y
Venezuela tiene demasiadas preocupaciones como para pensar, por ejemplo, en el
Mercado Común del Sur ( MERCOSUR) –sin contar que es rechazada por los otros
Estados miembros–.
En esta coyuntura requerimos un cambio del contexto
político para profundizar la integración, y mientras esto no se produzca, no
hay nada que esperar. De todas maneras, hay que mantener lo que se hizo en el
ALBA, no abandonarlo, en tanto plantea cuestiones más favorables a nuestros
pueblos que los intercambios comerciales regidos por el libre comercio o la
Organización Mundial del Comercio (OMC). Siempre digo que el capitalismo es un
sistema mundial y si no nos unimos gozaremos de pocas posibilidades para
defendernos de toda esta arremetida imperial.
¿Hay
actualmente algún líder que pueda convocar, como lo hizo Hugo Chávez, a grandes
consensos regionales en dirección a esa unidad?
¿Quién es hoy el que puede tener esa capacidad?
Ninguno. Le tengo mucho respeto a Manuel López Obrador, porque es un hombre muy
honesto y bien intencionado, pero no tiene esa capacidad de liderazgo que tenía
Chávez. Tampoco Alberto Fernández la tiene, así como Cristina no la tenía.
Chávez logró embarcar en todo esto a Tabaré, Uribe y gente que le tenía
rechazo, incluso Kirchner y Lula, cuando se organizó la contra-cumbre del ALCA
en Mar del Plata, estaban muy dubitativos.
Pienso que hoy no tenemos a alguien que cuente con
esa capacidad que indicas; no lo veo en ningún dirigente. No lo veo en
Argentina, en Brasil, en Colombia ni en Venezuela.
¿Qué opina
de las visiones acomodaticias de cierta izquierda que se distancia y se resiste
a aparecer al lado de Venezuela y Cuba?
Que están prácticamente atentando contra su
identidad ideológica. Veamos, ¿cuál es la regla fundamental con la cual vos te
posicionás en la relación de cualquier país de América Latina con EE.UU.?
¿EE.UU. apoya o ataca a tal o cual gobierno, no? Sí EE.UU. lo ataca, nosotros
debemos estar con el país agredido. Te puede gustar o no Rosario en Nicaragua o
alguna cosa que hace Nicolás en Venezuela o Díaz-Canel en Cuba, todo lo que vos
querás, pero si ellos son atacados por EE.UU. nosotros tenemos la obligación
política y moral de estar en defensa de esa gente, no podemos no estar ahí, ser
cómplices de los ataques. Además, conociendo la historia de América Latina,
¿qué pasó cuando EE.UU. se sacó de encima gobiernos? Miremos Chile, Guatemala y
Granada, la República Dominicana. Hay que leer las lecciones de la historia y
sacar la conclusión lógica, por eso creo que gran parte de la batalla
ideológica que la derecha ganó –porque el aparato del imperio es fenomenal–
está en haber convencido a una izquierda light, a quienes eran
izquierdistas en su tiempo y después se convirtieron en peones del imperio.
En relación
a esto último, ¿qué opinión tiene del informe de Bachelet respecto a Venezuela?
Que es un escándalo. Ella firmó un informe que
hicieron los técnicos del Departamento de Estado de EE.UU., el que adolece de
fallas de procedimiento serios, desde el momento en que no toma en cuenta todo
lo que hizo la oposición violenta para tratar de dañar al Gobierno de Maduro,
hasta que desecha los aportes que hicieron los colectivos de víctimas de la
violencia en las guarimbas. Sin ahondar en que no hay criterios
claros para decir cuáles fueron ejecuciones extrajudiciales del Gobierno y
cuáles homicidios comunes en la calle. Cuando los tipos tiran la cifra de 8 mil
homicidios, ¿de dónde sale esa cifra? No hay ninguna fuente fidedigna que
permita decir acá hubo un homicidio extrajudicial porque se vio que a tal
persona que la agarraron en la calle, la llevaron y apareció con un balazo en
la frente. Nada de eso hay.
En todo caso, estamos armando un comité
internacional que visitará Venezuela, antes de fin de año, para emitir un
informe serio sobre la situación real de los DD.HH. en el país. Contará con gente
independiente de verdad, que no sea chavista ni antichavista –por eso yo no
puedo ir–, pero ya estamos coordinando esa comisión y la visita con el
canciller venezolano, Jorge Arreaza.
Para
finalizar, ¿hacia dónde vamos? ¿Cómo vislumbra el futuro?
Veo que hay un nuevo orden mundial que está en
proceso de construcción, donde tenés nuevos centros de acumulación de poder
mundial, pero cuyo funcionamiento global del sistema lo maneja EE.UU.
Pese a que hoy en día la economía más importante
del mundo es China, quien maneja la economía mundial, sus reglas, normas e
instituciones, es EE.UU. Ahora, todavía ese orden emergente, en que está China,
Rusia y la India, no logra plasmar el poderío fáctico que tienen en la economía
global y –algunos dirán en la política–, es decir, en un conjunto de reglas y
normas que hagan frente a esas otras que de repente te obligan a vos a sacar el
dinero del banco corriendo y meterlo en otro lugar porque EE.UU. lo dice. ¿Por qué una ley aprobada por el Congreso estadounidense
tiene vigencia en Bolivia, en Perú, en Argentina o en Francia? Son aberraciones
que debemos pensar y corregir.
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