“La
superexplotación del trabajo es un régimen específico de explotación de la
fuerza de trabajo que articula la prolongación de la jornada laboral
(plusvalía absoluta), el aumento de la intensidad del trabajo (plusvalía
relativa) y el pago a la fuerza de trabajo por debajo de su valor. Este
régimen de explotación letal de la fuerza de trabajo es característico y constituyente
del capitalismo dependiente, sin embargo, no es exclusivo de los
capitales que transfieren valor y plusvalor como ya lo señalaba Marini a principios de los años noventa: "Hay que tener presente que la
tendencia que va en el sentido de aumentar la superexplotación no vale
solamente para los capitales que ceden valor, en el proceso de transferencia,
sino que rige también para los que se apropian valor, ya que es evidente que
ellos les permite hacerse de cantidades de valor superiores a las que podrían
normalmente incorporar. En otros términos, la universalización de la ley del
valor, al tender a permitir tan solo las transferencias de valor que, en su
contexto, pueden ser consideradas como legítimas, no
apunta a la supresión de la superexplotación, sino más bien a su
agudización."
“La posibilidad de que la
superexplotación del trabajo se extienda y generalice en los países avanzados sin
desdibujar ni eliminar la dependencia es materia de un amplio debate desde que Marini lo señaló por primera vez, esta
hipótesis es justamente el núcleo duro del presente trabajo de Adrián Sotelo que
apunta en esa misma dirección al plantear que la superexplotación del
trabajo es constituyente de las economías dependientes que
se desarrollaron históricamente bajo este régimen de explotación y operativa en
las economías avanzadas donde se instala estructuralmente bajo la hegemonía de
la plusvalía relativa”.
“Ahora bien, ¿por qué la superexplotación
del trabajo se extiende en los países avanzados imperialistas sin que la
dependencia de amplias regiones del mundo desaparezca? La respuesta
que ofrece Adrián Sotelo está en la crisis estructural del capital y sus
procesos de internacionalización que han permitido consolidar el régimen
de la superexplotación del trabajo en el capitalismo avanzado para
contrarrestar la crisis de producción de valor y plusvalor (desmedida del
valor) y la caída de la tasa media de ganancia. El
régimen de superexplotación del trabajo en el capitalismo avanzado, concentrado
en Estados Unidos, Europa y Japón, se instala de manera estructural y
permanente en los sistemas productivos con la característica que lo hace de
manera subordinada al régimen de producción de plusvalor relativo, por
el contrario de los países dependientes en donde la producción de plusvalía
relativa se subordina a la lógica de la superexplotación del trabajo. La
riqueza del trabajo de Adrián Sotelo no se
limita únicamente a desarrollar teóricamente la operatividad de la superexplotación del trabajo en el capitalismo avanzado,
también aporta a su corroboración al estudiar más de cerca su extensión en el
país vecino del norte”.
/////
ESTADOS
UNIDOS EN UN MUNDO EN CRISIS. GEOPOLÍTICA DE LA PRECARIEDAD Y LA
SUPEREXPLOTACIÓN DEL TRABAJO.
Reseña
del Libro de Adrián Sotelo Valencia.
*****
Javier
García Ramírez.
Rebelión
jueves 24 de octubre del 2019.
Las investigaciones y reflexiones acerca del
capitalismo contemporáneo y el mundo del trabajo son cada
vez más imprescindibles a medida que avanza la reestructuración de las
relaciones y categorías laborales para someterlas aún más a la lógica de la
acumulación de capital en todo el mundo. Las altas tasas de explotación,
los extremadamente bajos salarios, el desempleo crónico, la automatización
flexible, la informalidad laboral y los éxodos de población son parte
de la reconfiguración que adopta el capital para contrarrestar su profunda
crisis estructural que amenaza con destruir sus propias fuentes de riqueza: la
naturaleza y la fuerza de trabajo.
En este contexto de crisis civilizatoria se inscribe
la obra del Dr. Adrián Sotelo Valencia, “Estados Unidos en un mundo en
crisis. Geopolítica de la precariedad y la superexplotación del trabajo”,
la investigación de Adrián Sotelo abre nuevas líneas de investigación
desde la Teoría Marxista de la Dependencia ofreciendo un sólido avance
en el estudio del capitalismo dependiente y su actual desenvolvimiento
estratégico en el mercado mundial acompañado de un proceso de extensión y
generalización de la superexplotación del trabajo en los países de capitalismo
avanzado.
El punto de partida es la Teoría Marxista de la
Dependencia, esbozada por Ruy Mauro Marini en su trabajo Dialéctica de
la dependencia (1973), que provee las herramientas teóricas y
metodológicas para aprehender la esencia del desarrollo del capitalismo
latinoamericano no como un proceso disfuncional y de permanente estancamiento
en el curso "normal" del desarrollo histórico capitalista,
sino como producto del mismo despliegue de la ley general de la acumulación de
capital en el marco de la división internacional del trabajo en donde el
colonialismo se transmuta en dependencia.
La dependencia es ubicada correctamente por Ruy
Mauro Marini a nivel de las relaciones de producción donde se vincula de
manera subordinada el capitalismo dependiente subdesarrollado al capitalismo
avanzado imperialista.
Marini
define a la dependencia [...] “como una relación de subordinación entre
naciones formalmente independientes, en cuyo marco las relaciones de producción
de las naciones subordinadas son modificadas o recreadas para asegurar la
reproducción ampliada de la dependencia. El fruto de la dependencia no puede
ser por ende sino más dependencia” […] [1]
De acuerdo con la formulación original de Marini,
la reproducción ampliada de la dependencia en la región latinoamericana permitiría
a los países avanzados desplazarse de un proceso de acumulación situado en una
mayor explotación del trabajo –plusvalía absoluta- a uno organizado en
el aumento de la fuerza productiva del trabajo –plusvalía relativa-. El papel que
desempeñaría América Latina en un primer momento sería
colocar en el mercado mundial una gran masa de bienes agrícolas que
contribuirían al desplazamiento de la plusvalía absoluta a la relativa a través
del incremento de la productividad y la desvalorización de la fuerza de trabajo
en los países centrales, este proceso se dará fundamentalmente a través de la
transferencia de valor y plusvalor.
La transferencia de valor y plusvalor hacia los
países de capitalismo avanzado requiere de un mecanismo de compensación
en los países que ceden valor y plusvalor para que estos incrementen
su masa de valor, este mecanismo se da mediante el aumento de la
explotación del trabajador, ya sea intensivamente o extensivamente o ambos,
aunque técnicamente sólo el aumento de la intensidad del trabajo contrarresta
la menor productividad al generar más valor en el mismo tiempo de trabajo,
además de expropiar parte del fondo de consumo del trabajador para convertirlo
en fondo de acumulación, de esta forma se asegura una producción de valor
suficiente para el mantenimiento del capital perjudicado a costa de lo que Ruy Mauro Marini denominó la Superexplotación
del Trabajo.
La superexplotación del trabajo es un régimen
específico de explotación de la fuerza de trabajo que
articula la prolongación de la jornada laboral (plusvalía absoluta), el aumento
de la intensidad del trabajo (plusvalía relativa) y el pago a la fuerza de
trabajo por debajo de su valor. Este régimen de explotación letal de la
fuerza de trabajo es característico y constituyente del capitalismo
dependiente, sin embargo, no es exclusivo de los capitales que transfieren
valor y plusvalor como ya lo señalaba Marini
a principios de los años noventa:
"Hay que tener presente
que la tendencia que va en el sentido de aumentar la superexplotación no
vale solamente para los capitales que ceden valor, en el proceso de
transferencia, sino que rige también para los que se apropian valor, ya que es
evidente que ellos les permite hacerse de cantidades de valor superiores a las
que podrían normalmente incorporar. En otros términos, la universalización
de la ley del valor, al tender a permitir tan solo las transferencias de
valor que, en su contexto, pueden ser consideradas como legítimas, no apunta
a la supresión de la superexplotación, sino más bien a su agudización." [2]
La posibilidad de que la superexplotación del
trabajo se extienda y generalice en los países avanzados sin
desdibujar ni eliminar la dependencia es materia de un amplio debate desde que Marini lo señaló por primera vez, esta
hipótesis es justamente el núcleo duro del presente trabajo de Adrián Sotelo que
apunta en esa misma dirección al plantear que la superexplotación del
trabajo es constituyente de las economías dependientes que
se desarrollaron históricamente bajo este régimen de explotación y operativa en
las economías avanzadas donde se instala estructuralmente bajo la hegemonía de
la plusvalía relativa.
Ahora bien, ¿por qué la superexplotación del
trabajo se extiende en los países avanzados imperialistas sin que la
dependencia de amplias regiones del mundo desaparezca? La
respuesta que ofrece Adrián Sotelo está en la crisis estructural del capital y
sus procesos de internacionalización que han permitido consolidar el régimen
de la superexplotación del trabajo en el capitalismo avanzado para
contrarrestar la crisis de producción de valor y plusvalor (desmedida del
valor) y la caída de la tasa media de ganancia. [3]
El régimen de superexplotación del trabajo en el
capitalismo avanzado, concentrado en Estados Unidos, Europa y Japón, se instala
de manera estructural y permanente en los sistemas productivos con la
característica que lo hace de manera subordinada al régimen de producción de plusvalor
relativo, por el contrario de los países dependientes en donde la producción
de plusvalía relativa se subordina a la lógica de la superexplotación del
trabajo. La riqueza del trabajo de Adrián Sotelo no
se limita únicamente a desarrollar teóricamente la operatividad de la
superexplotación del trabajo en el capitalismo avanzado, también aporta a su
corroboración al estudiar más de cerca su extensión en el país vecino del
norte.
Los Estados Unidos desde al menos la década de los
setenta enfrenta una serie de problemáticas estructurales que, ante
el ascenso de nuevas potencias económicas y militares, ponen en duda su
hegemonía que cada vez más se sostiene por los mecanismos de la guerra
imperialista. Es la crisis estructural de los Estados Unidos y la
facción de la burguesía industrial estadounidense arruinada con el
neoliberalismo quienes empujaron a la candidatura y posteriormente a la
presidencia a Donald Trump -hoy enfrentado oficialmente a un proceso
de destitución o impeachment- quien durante toda su campaña, además de
asegurar que terminaría el muro en la frontera con México y que México
lo pagaría, prometió reindustrializar a los Estados Unidos obligando mediante
presiones arancelarias a las empresas norteamericanas relocalizadas en el
extranjero a regresar. [4]
En este marco de crisis sistémica en Estados
Unidos, la superexplotación del trabajo opera junto a un proceso evidente de
precarización laboral que vuelve aún más vulnerables a los trabajadores, no
sólo a los trabajadores históricamente desprotegidos, sino también
al typical american worker, al trabajador promedio blanco estadounidense,
que en la actualidad enfrenta el aumento de su jornada de trabajo, la
intensificación de los ritmos de producción y el pago a su fuerza de trabajo
por debajo de su valor, a la par del recorte a sus prestaciones sociales (incluido
el acceso a instituciones de salud) y la eliminación de los apoyos a familias
de bajos ingresos. [5]
Los datos que reúne el Dr. Adrián Sotelo son
centrales en su análisis. A partir de una cesta básica de artículos de consumo
frecuente en los Estados Unidos -que no incluye vivienda, salud, transporte o
educación- se puede hacer una aproximación al valor de la fuerza de trabajo
y a un promedio del poder adquisitivo, entre 2008 y 2017 la cesta básica
aumentó de precio un 32%, mientras que el salario sólo se incrementó un
12%, aunque de manera más lenta que en los países dependientes, el salario
va perdiendo paulatinamente su poder real de compra, lo cual se expresa en al
menos tres aspectos: la divergencia entre productividad y remuneraciones,
el aumento de las horas de trabajo y la creciente insolvencia para pagar una
vivienda de alquiler.
En el periodo que va de 1948 a 2014 la
productividad del trabajo pasó de 96,7% a 72,2% mientras
que en el mismo tiempo la remuneración promedio disminuyó de 91,3% a 9,2%.
La desconexión que se muestra entre productividad del trabajo y
remuneraciones no sólo es un indicativo del grado de explotación de la fuerza
de trabajo, también señala el debilitamiento sindical y organizativo de los
trabajadores para asegurar un incremento de su salario a la par del aumento de
la productividad. De manera complementaria las horas de trabajo se han
extendido considerablemente, en 2014 el 50% de los trabajadores mayores de
18 años laboraron entre 41 y 60 horas o más a la semana frente a un 42% que
trabajó sólo 40 horas. A pesar del aumento de las horas trabajadas la
brecha entre salarios y las viviendas de alquiler es cada vez mayor,
los trabajadores norteamericanos gastan más de dos tercios de su salario en una
vivienda de alquiler de solamente dos habitaciones.
La investigación de Adrián
Sotelo no sólo da continuidad y profundidad a las tesis marinistas
centrales contribuyendo al pensamiento social crítico latinoamericano, también
abre una nueva veta de investigación dentro de la Teoría Marxista de la
Dependencia que la renueva y potencia abriendo aún más sus horizontes analíticos
en un momento donde la superexplotación, la precarización y flexibilización
del trabajo se extiende por todo el mundo con un gran costo social y humano.
Es importante remarcar, por último, que la lucha
contra la superexplotación del trabajo en los países dependientes y avanzados
es la lucha directa contra el capitalismo, sólo eliminando la relación
salarial misma que encubre las relaciones sociales de
explotación será posible construir una verdadera libertad y autonomía desde
abajo y para todos.
*****
Notas
JAVIER GARCÍA RAMÍREZ, Licenciado en Economía por
la Facultad de Economía de la UNAM; Profesor Adjunto en la Facultad de Economía
de la UNAM en las áreas de Economía Política e Investigación y Análisis
Económico; Investigador del Centro de Análisis Multidisciplinario de la
Facultad de Economía de la UNAM. E-mail:
[1] Ruy Mauro
Marini. Dialéctica de la dependencia. Ed Era. México. 1977. p.p.
18.
[2] Ruy Mauro
Marini. Prefacio al libro de Adrián Sotelo. México:
dependencia y modernización. Ed. El Caballito. México. 1993.
[3] Los estudios
de Michael Roberts han corroborado efectivamente que la tendencia de
la tasa de ganancia en los últimos ciento cincuenta años es hacía la caída,
únicamente estabilizándose en periodos de gran destrucción de medios de
producción y fuerza de trabajo, como lo fue la Primera Guerra Mundial, la
Segunda Guerra Mundial y la década de los ochenta con el advenimiento del
neoliberalismo en la economía internacional que representa una verdadera guerra
en contra de los trabajadores de todo el mundo.
[4] ¡La política
comercial estadounidense es una extensión de su política imperialista, sus
amenazas arancelarias para que sus capitales regresaran a Estados Unidos
surtieron efecto…en el gobierno mexicano! La imposición de aranceles a las
exportaciones ¿mexicanas? doblegaron al actual gobierno mexicano obligándolo a
capitular en materia de migración y a la aceptación incondicional del Tratado
entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que actualiza el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ratificando su condición de
país dependiente, subordinado y neocolonizado.
[5] Un ejemplo
perfecto del aumento de la intensificación del trabajo en los Estados Unidos lo podemos
encontrar en su industria avícola, en un informe de Oxfam America titulado
“No relief: Denial of bathroom breaks in the poultry industry” se exponen
las condiciones laborales inhumanas y degradantes que imperan en los procesos
de trabajo de la industria avícola en donde a los trabajadores se les impide ir
al baño amenazándolos constantemente con ser despedidos, ante tal situación los trabajadores se ven obligados a usar
pañales para adulto durante toda su jornada de trabajo.
*****
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