lunes, 2 de marzo de 2020

BOLSONARO ATACA REFORMA AGRARIA Y AGRICULTURA FAMILIAR CON DECRETO EN CARNAVAL BRASIL. UN GOBIERNO CONTRA LA DEMOCRACIA

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BOLSONARO ATACA REFORMA AGRARIA Y AGRICULTURA FAMILIAR CON DECRETO EN CARNAVAL
El presidente Bolsonaro redujo la estructura del INCRA, extinguiendo programas como el PRONERA y el Tierra Sol
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Walmaro Paz.
Rebelión lunes 2 de marzo del 2020.

Los incentivos a asentados, quilombolas y comunidades extractivistas se redujeron a raíz de esta decisión

Créditos: Ascom / MST

El jueves 20 de febrero, víspera de Carnaval, el presidente Jair Bolsonaro dio el mayor golpe hasta ahora al proceso de reforma agraria en curso en Brasil desde la creación del Estatuto de la Tierra, en 1964.
Publicado en el Diario Oficial de la Unión (DOU), el decreto nº 20.252 reduce significativamente la estructura del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA).

El acto extingue el programa Tierra Sol y otros programas que daban incentivos a los asentados, quilombolas [integrantes de quilombos, comunidades ancestrales de afrodescendientes] y comunidades extractivistas.

De acuerdo con fuentes internas en la institución, existe un fuerte prejuicio contra esos programas. Algunos directores entienden que estos son formas de dar dinero al Movimiento Sin Tierra (MST), en vez de transferir tecnología y conocimiento a los asentados de la reforma agraria y sus familiares.

Tecnología y desarrollo

Según el propio sitio del INCRA, el “Tierra Sol es un programa de fomento a la agroindustrialización y a la comercialización por medio de la elaboración de planes de negocios, investigación de mercado, consultorías, capacitación en viabilidad económica, además de gestión e implantación/recuperación/ampliación de agroindustrias. También apoyan actividades no agrícolas como turismo rural, artesanía y agroecología.

La acción fue creada en 2004 y forma parte del Plan Nacional de Reforma Agraria (PNRA) y del Plan Plurianual (PPA), que define los programas prioritarios del Gobierno Federal. Durante este período, se entregaron R$ 44 millones (US$ 9,8 millones) en recursos, que propiciaron la implantación de 102 proyectos y beneficiaron a 147.000 familias en todo Brasil”.
Lo que prueba la necesidad del programa para el desarrollo de la agricultura familiar, responsable por el 70% de los productos alimenticios que llegan a la mesa de los brasileños.

 


Educación

Por medio del PRONERA, jóvenes y adultos de los asentamientos tienen acceso a cursos de educación básica (alfabetización, enseñanza fundamental y media), técnicos profesionalizantes de nivel medio, cursos superiores y de posgrado (especialización y maestría).

El programa también capacita a educadores para actuar en los asentamientos y coordinadores locales – multiplicadores y organizadores de actividades educativas comunitarias.

Las acciones del programa, que nació de la articulación de la sociedad civil, tienen como base la diversidad cultural y socio-territorial, los procesos de interacción y transformación del campo, la gestión democrática y el avance científico y tecnológico.

Miles de personas fueron alfabetizadas por el EJA (Educación de Jóvenes y Adultos) a través del PRONERA. Cerca de 9.000 alumnos concluyeron su secundaria; 5.347 se graduaron de educación superior en convenio con universidades públicas; 1.765 de ellos se convirtieron en especialistas y 1.527 son alumnos en la Residencia Agraria Nacional.

Fueron agrónomos, veterinarios, pedagogos y abogados, formados a lo largo de los años de desarrollo del programa. La mayoría de ellos retornó a sus comunidades proporcionando un proceso de desarrollo que llevó al surgimiento de la agroecología como programa nacional y nicho de mercado para los agricultores familiares.

Estos fueron los principales programas afectados por el decreto del desmantelamiento que también facilitó la regularización de tierras mal habidas por el gran latifundio y el agro negocio.

 


Foro Nacional de Educación del Campo

Preocupados con los cambios que contiene el decreto, los integrantes del Foro Nacional de Educación en el Campo divulgaron una nota en defensa del derecho de la población campesina a la educación en su lugar de trabajo. El Foro destaca que en el decreto toda la política agraria queda subordinada a la formulación del Ministerio de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento – MAPA,

«en especial el destino de las tierras públicas, la selección de familias para asentamiento de la Reforma agraria, el establecimiento de normas y la formación de tierras descendientes de quilombos».

1. ¿Con que instancias se dialogará con relación a los desafíos administrativos de los convenios y proyectos en marcha?

2. ¿Que instancia será responsable, en la institución, por la resolución, destino y ejecución presupuestaria de los convenios y proyectos en marcha?

3. ¿Que órgano del Gobierno se responsabilizará por las centenas de proyectos de educación que yacen en los archivos del INCRA a la espera de alguna resolución?

Afirmamos que el PRONERA es una política pública construida alrededor del principio de la universalización de la educación pública, cuya gestión es compartida por el trípode Estado -universidades – movimientos sociales y sindicales populares del campo. Afirma el principio de la participación activa de los sujetos en la elaboración de políticas públicas con fundamentos democráticos. El Decreto extinguió una parte fundamental de la política, sin embargo, no extinguirá la deuda que el Estado brasileño tiene con el derecho de acceso de los campesinos a la educación. Tampoco extinguirá nuestra disposición de seguir luchando por ese derecho, componente de un proyecto de Reforma Agraria en el país como condición básica de una sociedad democrática que busque superar las aterradoras desigualdades sociales que hoy la caracterizan. Educación del Campo: ¡derecho nuestro, deber del Estado!

Brasilia, DF, 25 de febrero de 2020

Traducción: Pilar Troya, para Brasil de Fato.

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BRASIL. UN GOBIERNO CONTRA LA DEMOCRACIA
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Wadson Ribeiro,
  
Rebelión sábado 29 de febrero del 2020.

Traducido del portugués para Rebelión por Alfredo Iglesias Diéguez

Pasado el Carnaval, que se transformó en un gran acontecimiento cultural y político de resistencia y de oposición al gobierno de Bolsonaro, la atención se centra de nuevo en el peligroso hacer de la política nacional brasileña.

En una de las actitudes más osadas y con mayor falta de respeto hacia el país, la democracia y sus instituciones, Bolsonaro convocó por medio de sus redes sociales a un acto en contra del Congreso Nacional y alentó al pueblo en contra de uno de los poderes de la República. Esa actitud abre camino a una dictadura de nuevo tipo y a la imposición de un orden económico incompatible con el Estado Democrático de Derecho.

Las declaraciones que la semana pasada realizó el ministro-jefe del Gabinete de Seguridad Institucional (GSI), general Augusto Heleno, en las que acusaba al Congreso Nacional de “chantajista”, sirvió de fundamento para que el bolsonarismo convocase para el 15 de marzo un acto en contra el Congreso. Ciertamente, esa actitud del general fue la respuesta a la aprobación por el parlamento nacional de un presupuesto impositivo, que niega al ejecutivo la capacidad de ejecutar discrecionalmente 30 mil millones de reales.

Al mismo tiempo, sirve también de prueba, postcarnaval de la oposición, para que inferir la fuerza que el bolsonarismo tiene en las calles y hasta dónde podría llegar en la radicalización en contra de la democracia. En cuanto a la economía, las noticias son dramáticas y las promesas hechas por Bolsonaro, a partir de las propuestas del ministro Paulo Guedes, están haciendo agua. Lo cierto es que el desempleo es elevado, la actividad industrial continúa retrayéndose, el índice de inversión es bajo, el PIB no crece y los recortes en las áreas sociales empeoran la vida del pueblo.

Ese escenario nos muestra que las políticas neoliberales de los años 80 presentadas por Guedes como panacea para los problemas económicos brasileños, aparte de ineficaces y erradas, son irrealizables en un contexto democrático, con autonomía entre los poderes y con la libre manifestación popular en las calles. Sólo se consolidan en gobiernos autoritarios, véase el Chile de Pinochet, de inspiración para Guedes.

No es por otro el motivo por el cual el gobierno intenta descalificar al Congreso Nacional, porque ha sido ahí, en sede parlamentaria, aunque de forma controvertida en algunos casos, que la resistencia a los desmanes de Planalto encontró resistencia objetiva, especialmente en cuestiones relativas a las garantías constitucionales.

Bolsonaro intenta mantener movilizada a la base social que lo considera un salvador de la patria, aunque para eso necesite cerrar el Congreso, el Supremo Tribunal Federal y otras muchas instituciones democráticas. Un gobierno directo, sin necesidad de instituciones, partidos, Constitución Federal; sin ninguna atadura para desmantelar el Estado nacional y entregarlo a los intereses de las grandes potencias internacionales.

Las dictaduras se instauran sin seguir unas pautas preestablecidas. A veces, una sensación de desorden, como los movimientos de huelga en la seguridad pública, o un tiro, como hizo el senador Cid Gomes, son usadas como falsas justificaciones para golpear a la democracia. En ese momento, el debate no puede dividirse entre izquierda, derecha o centro.

Lo que está en juego es la propia existencia de Brasil como nación libre, soberana y democrática. Únicamente la unión de amplios sectores de la sociedad brasileña podrá detener la ofensiva fascista y aislar al bolsonarismo. Independientemente de las opciones partidarias, lo que une al frente amplio es la defensa de la democracia, sin la cual volveríamos a introducirnos en las tinieblas.

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