Dos comentarios sobre este miserable exabrupto:
primero, todavía hoy en el sitio web del FMI figura la República
Bolivariana de Venezuela como país miembro. Por lo tanto, la claridad
“sobre el reconocimiento” es total, enceguece-dora. Claro que no alcanza
para ocultar el hecho de que la ayuda se le niega a Caracas por razones
rastreramente políticas. Segundo,
¿desde cuándo el reconocimiento de un gobierno depende de la opinión
amorfa de la comunidad internacional y no de los órganos que la
institucionalizan, como el sistema de Naciones Unidas? Venezuela es miembro de la ONU, es uno de
los 51 países que fundaron la organización en 1945 e integra
varias de sus comisiones especializadas. La famosa “comunidad internacional”
mencionada para hostilizar a Venezuela por personajuchos como Trump,
Piñera, Duque, Lenín Moreno y otros de su calaña es una burda ficción,
como Juan Guaidó, que no llega a sumar 50 países de los 193 que integran
las Naciones Unidas.
Presidente encargado, donde
se ha visto, en el mundo organizado de los países afiliados a las Naciones
Unidas, en las Democracias -
con todos sus problemas internos y externos, que hoy tienen, incluso en tiempos
de dictaduras, cuando hay un "presidente
encargado". Encargado, otra payasada de la derecha ultra
conservadora, bruta y trasnochada). Guaido es el "becario de la Casa
Blanca", el "hijastro" protegido, alimentado y mantenido del sr.
Trump y un agente informante al servicio del nefasto peón del imperio, el
individuo expulsado del Frente Amplio del Uruguay, de
apellido Almagro, secretario general de la OEA,
"el Ministerio de las Colonias del Imperio yanqui". Ese es el
representante que dice reconocer el Fondo Monetario Internacional.
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PANDEMIA: LA CASA BLANCA Y EL FMI LOS PRIMEROS INFECTADOS.
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Atilio A. Boron |21/03/2020/. EE.UU.
Rebelión sábado 21 de marzo del 2020.
Guerras,
crisis económicas, desastres naturales y pandemias son acontecimientos
catastróficos que sacan lo peor y lo mejor de las personas –tanto de los dirigentes
como del común de las gentes- y también de los actores e instituciones
sociales. Es en esas circunstancias tan adversas como las bellas palabras se
desvanecen en el aire y dan lugar a las acciones y comportamientos concretos.
Días
pasados y apenas conteniendo las lágrimas el presidente de Serbia, Aleksandar
Vucic, denunció ante las cámaras el gran engaño de la “solidaridad europea”. No
existe tal cosa, dijo Vucic, es un cuento de niños, un papel mojado. Renglón
seguido agradeció la colaboración de la República Popular China. Y tenía razón
en su queja. Desde Latinoamérica advertimos hace mucho que la Unión Europea era
un mezquino tinglado diseñado para beneficiar más que nada a Alemania a través
de su control del Banco Central Europeo (BCE) y con el euro someter a los
países de la Eurozona a los caprichos -o los intereses- de Berlín. La
titubeante reacción inicial del BCE ante un pedido excepcional de ayuda de
Italia para enfrentar la pandemia que está devastando la península mostró por
unas horas lo mismo que había denunciado el líder serbio. Un escandaloso
“sálvese quien pueda” que echa por tierra las edulcoradas retóricas sobre la
“Europa de los ciudadanos”, la “Europa una y múltiple” y otras divagaciones por
el estilo. Cuento de niños, como dijo Vucic.
Lo
mismo y más todavía vale para la pandilla de hampones que se ha instalado en la
Casa Blanca de la mano de Donald Trump quien ante un Irán fuertemente afectado
por la pandemia lo único que se le ocurrió fue escalar las sanciones económicas
en contra de Teherán. Tampoco dio muestras de reconsiderar su genocida política
del bloqueo a Cuba y a Venezuela. Mientras Cuba, la solidaridad internacional
hecha nación, auxilia a los viajeros británicos del crucero Braemar boyando en
el Caribe, Washington envía 30.000 soldados a Europa y sus ciudadanos,
alentados por el “capo” salen a enfrentar la epidemia ¡comprando armas de
fuego! Nada más para argumentar.
Fiel
a sus patronos el Fondo Monetario Internacional demostró por enésima vez que es
uno de los focos de la podredumbre moral del planeta, que una vez que pase esta
pandemia seguramente tendrá sus días contados. En una decisión que lo hunde en
las cloacas de la historia rechazó una solicitud de 5.000 millones de dólares
elevada por el gobierno de Nicolás Maduro apelando al Instrumento de
Financiamiento Rápido (IFR) especialmente creado para socorrer a países
afectados por el COVID19. La razón aludida para la denegación del pedido arrasa
con cualquier atisbo de legalidad porque dice, textualmente, que
«el compromiso del FMI con los países miembros se basa en el reconocimiento oficial del gobierno por parte de la comunidad internacional, como se refleja en la membresía del FMI. No hay claridad sobre el reconocimiento en ese momento».
«el compromiso del FMI con los países miembros se basa en el reconocimiento oficial del gobierno por parte de la comunidad internacional, como se refleja en la membresía del FMI. No hay claridad sobre el reconocimiento en ese momento».
Dos
comentarios sobre este miserable exabrupto: primero, todavía hoy en el sitio
web del FMI figura la República Bolivariana de Venezuela como país miembro. Por
lo tanto la claridad “sobre el reconocimiento” es total, enceguece-dora. Claro
que no alcanza para ocultar el hecho de que la ayuda se le niega a Caracas por
razones rastreramente políticas. Segundo, ¿desde cuándo el reconocimiento de un
gobierno depende de la opinión amorfa de la comunidad internacional y no de los
órganos que la institucionalizan, como el sistema de Naciones Unidas? Venezuela
es miembro de la ONU, es uno de los 51 países que fundaron la organización en
1945 e integra varias de sus comisiones especializadas. La famosa “comunidad
internacional” mencionada para hostilizar a Venezuela por personajuchos como Trump,
Piñera, Duque, Lenín Moreno y otros de su calaña es una burda ficción, como
Juan Guaidó, que no llega a sumar 50 países de los 193 que integran las
Naciones Unidas.(Presidente encargado, donde se ha visto, en el mundo organizado de los países afiliados a las Naciones Unidas. Encargado, otra payasada de la derecha ultra conservadora, bruta y trasnochada). Nota.
Por
consiguiente, las razones profundas de esta denegatoria nada tienen que
ver con lo que dijo el vocero del FMI y son las mismas que explican el absurdo
préstamo de 56.000 millones de dólares concedidos al corrupto gobierno de
Mauricio Macri y que fuera mayoritariamente utilizado para facilitar la fuga de
capitales hacia las guaridas fiscales que Estados Unidos y sus socios europeos
tienen diseminadas por todo el mundo. Espero fervientemente que la pandemia
(que es económica también) y el desastre del préstamo a Macri se conviertan en
los dos lóbregos sepultureros de una institución como el FMI que, desde su
creación en 1944, sumió a centenares de millones de personas en el hambre, la
pobreza, la enfermedad y la muerte con sus recomendaciones y condicionalidades.
Razones profundas, decíamos, que en última instancia remiten a algo muy simple:
el FMI no es otra cosa que un dócil instrumento de la Casa Blanca y hace lo que
el inquilino de turno le ordena. Quiere asfixiar a Venezuela y el Fondo hace
sus deberes
No
faltarán quienes me achaquen que esta interpretación es producto de un
alucinado antimperialismo. Por eso he tomado la costumbre de apelar cada día
más a lo que dicen mis adversarios para defender mis puntos de vista y desarmar
a la derecha semianalfabeta y reaccionaria que medra por estas latitudes.
Leamos lo que escribió hace poco más de veinte años Zbigniew Brzezinski en un
texto clásico y uno de mis libros de cabecera:
“El Gran Tablero Mundial. La Supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos” en relación al FMI y al Banco Mundial. Hablando de las alianzas e instituciones internacionales que surgieron después de la Segunda Guerra Mundial dijo que
“Además, también debe incluirse como parte del sistema estadounidense la red global de organizaciones especializadas, particularmente las instituciones financieras internacionales. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se consideran representantes de los intereses “globales” y de circunscripción global. En realidad, empero, son instituciones fuertemente dominadas por los Estados Unidos y sus orígenes se remontan a iniciativas estadounidenses, particularmente la Conferencia de Bretton Woods de 1944.” (pp. 36-37)
“El Gran Tablero Mundial. La Supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos” en relación al FMI y al Banco Mundial. Hablando de las alianzas e instituciones internacionales que surgieron después de la Segunda Guerra Mundial dijo que
“Además, también debe incluirse como parte del sistema estadounidense la red global de organizaciones especializadas, particularmente las instituciones financieras internacionales. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se consideran representantes de los intereses “globales” y de circunscripción global. En realidad, empero, son instituciones fuertemente dominadas por los Estados Unidos y sus orígenes se remontan a iniciativas estadounidenses, particularmente la Conferencia de Bretton Woods de 1944.” (pp. 36-37)
¿Hace
falta decir algo más? Brzezinski fue un furioso anticomunista y
antimarxista. Pero como gran estratega del imperio debía reconocer los datos de
la realidad, de lo contrario sus consejos serían puras insensateces. Y lo que
él dijo y escribió es inobjetable. Concluyo agregando mi confianza en que Cuba
y Venezuela, sus pueblos y sus gobiernos, saldrán airosos de esta durísima
prueba a la que se ven sometidos por la inmoralidad y prepotencia del dictador
mundial, que se cree con derechos de decirle a todo el mundo lo que tiene que
hacer, pensar y decir, en este caso a través del FMI. No habrá que esperar mucho para que la historia le propine
una lección inolvidable, para él y sus lacayos regionales.
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