“Deberíamos tener un compromiso total con
el pleno empleo (…) El pleno empleo es la protección social más importante” Joseph
Stiglitz. Latinoamérica será
una de las regiones más golpeadas con la recesión económica en marcha. A los problemas de arrastre como pobreza,
desempleo/subempleo, inseguridad alimentaria, cambio climático, migraciones,
narcotráfico, corrupción y violaciones de derechos humanos, caída de la
inversión productiva y aumento del endeudamiento, se agrega el Covid-19
y los efectos negativos de la contracción de las
economías e inestabilidad financiera. La economía mundial entró en
recesión, y solo faltaba que el Fondo Monetario Internacional (FMI),
reconociera esta situación que afectará más a los países de menor desarrollo
(¿dependientes y/o subdesarrollados sería mejor termino?) como los latinoamericanos.
No obstante, ello amerita soluciones rápidas para evitar que se profundice
más la crisis, no solo económica, financiera, alimentaria y sanitaria, sino
también humana.
“En la reciente cumbre del G-20, celebrada en
Arabia Saudita, los líderes de los países más ricos del mundo, se comprometieron a inyectar 5 billones de
dólares a la economía global, para enfrentar la pandemia del Convid-19 y
reactivar las economías en el menor tiempo posible, igualmente avalaron un
paquete de medidas de política económica que incluyen:
a) proteger vidas; b)
salvaguardar empleos e ingresos; c) restaurar la
confianza; d) preservar la estabilidad
financiera; e) reactivar el crecimiento
económico; f) minimizar las disrupciones en el
comercio y cadenas de sumistros globales; g)
ayuda en asistencia y coordinación de medidas de política en salud pública y
financieras.
La Búlgara Cristalina Georgieva, es la nueva Directora General del Fondo Monetario Internacional.
***
“Los líderes expresaron su voluntad de “hacer lo
que hay que hacer” para vencer la pandemia del Covid-19 y reactivar las
economías; muy poco se habló de moratorias de deudas bilaterales o
multilaterales, mucho menos de condonaciones para países con mayores niveles de
endeudamiento, caso particular de la mayoría de los países latinoamericanos. Hay
más ayuda, más préstamos y más asistencia; por lo que la región terminará
más endeudada después que se declare libre de Covid-19, si es que eso
sucede. La profundización de la dependencia y aumento de la deuda externa de
forma más rápida, implica, curiosamente, la adopción de nuevas políticas de
ajuste económico para enfrentar (¿honrar?) dichos pagos, por lo que no hay
garantía que las medidas de corte keynesiano tomadas para combatir el coronavirus, sobre todo el
fortalecimiento y equipamiento de los sistemas de salud pública y apoyo a la
producción agroalimentaria y MiPymes con recursos públicos, durará mucho.
Es importante desde ya, una defensa de dichas políticas, construyendo una
estrategia regional que involucre a partidos
políticos, gremios, iglesias y organizaciones de sociedad civil, incluyendo a
las asociaciones de estudiantes.
Por su parte, la Directora Gerente del FMI,
Kristalina Georgieva, que para muchos en más “humana” (un
mayor compromiso con los que menos tienen) que la anterior, destaca que la
prioridad es la contención de la pandemia y la solidez de las políticas
monetarias y fiscales ejecutadas que deber ser coordinadas. Se dispone de 1
billón de dólares que, sumando a otros recursos de fuentes multilaterales,
servirán para enfrentar la crisis en salud,
fuga de capitales, caída de precios de las materias primas, y la interrupción
de la cadena de suministros de productos, sobre todos alimentos. La
funcionaria demanda duplicar la capacidad de financiamiento para enfrentar la
emergencia, reforzar la liquidez mundial con Derechos Especiales de Giro
(DEG), dar un respaldo a los acreedores bilaterales oficiales para aliviar
la carga de la deuda (se desconoce cuáles acreedores
han adoptado o adoptarán esta decisión y en beneficio de que países) y la
solidaridad de todos. Fuente. ALAI. El G-20 Y LA CRISIS LATINOAMERICANA.
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El barco - el trasatlántico del neoliberalismo, con toda su carga a bordo - millonarios y multimillonarios, su riqueza mundial, el proceso de destrucción de los dos actores principales de su producción, los seres humanos y la destrucción del planeta, se hunden definitivamente y no hay fuerza - milagro o acto de birlibirloque - que lo salve de su hundimiento final. Y ahora más rápido porque el virus de COVID19 lo está destruyendo desde sus propios cimientos o estructuras. No hay puerto que se anime a recibirlos, porque está lleno de Turistas Ejecutivos, totalmente capturados por el coronavirus.
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EL CORONAVIRUS EXTREMAUNCIÓN DEL
CAPITALISMO NEOLIBERAL.
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Luis Manuel Arce.
América latina en Movimiento.
ALAI martes 31 de marzo del 2020.
México. - Fue
el Fondo Monetario Internacional el que confirmó y difundió la noticia: La
pandemia del coronavirus llevó a la economía mundial a una recesión, y
serán necesarios fondos masivos para ayudar a las naciones en desarrollo.
El lacónico anuncio
lo hizo el viernes 26 de marzo la directora del FMI, Kristalina Georgieva
cuando ya en Italia y España los muertos por Covid-19 alcanzan el millar cada
24 horas.
Pareciera
como si el SARS-CoV2 se hubiese metido por las fosas nasales del gran capital y
como por arte de magia infectara en un santiamén todo el cuerpo financiero del
modelo económico neoliberal.
La Covid-19 no es
causante de la crisis económica relatada por el FMI que ya se hizo evidente, ni
el chivo expiatorio de las fallas de un modo de producción obsoleto que agota
sus posibilidades de sobrevivencia sin tener a mano listo el instrumento para
reemplazarlo, y es allí donde radica el gran temor reinante en los centros de
poder.
"Está
claro que hemos entrado en una recesión que será peor que en 2009 después de la
crisis financiera mundial”, confesó la señora Georgieva en una
conferencia de prensa virtual, y sus interlocutores se estremecieron.
Admitió también que
más de 80 países periféricos ya han solicitado ayuda de emergencia al FMI.
Entre ellos no figura México porque el presidente Andrés Manuel López
Obrador, curado de espanto por la crisis de 2008 que tuvo a su país
en el epicentro, se opone a volver a vivir la amarga experiencia del
salvataje del Fondo ni el perjudicial y dañino endeudamiento que implica.
La alarma de
Georgieva debe ser valorada en todos sus alcances por el devastador panorama que
presume para todos los países, incluidos los más
ricos, pues ni estos están preparados para asumir un
reordenamiento del mundo como el que se supone sea necesario ante el
derrumbe del neoliberalismo.
El primero
de ellos, ¿cómo frenar y disminuir hasta eliminar la concentración de la riqueza para rehabilitar los muy
dañados mecanismos de expansión capitalista, en particular los que tienen que
ver con la redistribución de bienes, eliminación de las desigualdades sociales y todo lo necesario para mantener en niveles
altos el consumo y el gasto interno garantes de la reproducción ampliada?
La última
teleconferencia del Grupo de los 20, en la que participó la señora Georgieva y
en la cual los principales líderes concordaron en la necesidad de una
fuerte inyección financiera para restablecer hasta donde se pueda el deterioro
económico que causa ya la epidemia provocada por el SARS-CoV2,
confirma lo que ya era un secreto a voces.
Después de la crisis
sanitaria sigue o se confunde con ella, la crisis económica y social, y se agudiza en la misma medida
en que se haga más incontrolable el virus haciendo casi insoportable una
recesión caracterizada por una grave interrupción de la oferta.
Pero he ahí el
detalle, como decía Cantinflas. Una
vez que el temporal pase y se vuelvan a liberar las cadenas de
suministros ¿cómo se administrarán los nuevos
tiempos y los nuevos paradigmas para
evitar un shock de demanda interna y externa y
que no se repitan los errores que condujeron a esta situación?
Como
planteó México en la teleconferencia y que de alguna manera
tiene ver con esta cuestión, lo que se decida tiene que ser ahora o
nunca, porque no podemos pensar un orden internacional estable
si no podemos abatir los efectos negativos de la pandemia. Ese orden no
puede ser el vigente, predominantemente neoliberal.
Pocos
neoliberales admitirán que, si China
neutralizó los contagios en tiempo récord dada la envergadura de la epidemia,
fue gracias a un Estado eficiente con control sobre los medios
de producción y alta tecnología, y eso es válido para la exitosa
contención del virus que se observa en Rusia.
La pandemia no
pone en cuestión a la ciencia médica por no prever una mutación tal
de un virus que pueda saltar sin aviso ni antecedentes del animal al hombre,
como el SARS-Cov2.
Este mal, que se
universaliza más rápido que el aliento, sí enjuicia al neoliberalismo
que desmanteló al Estado y en especial a su sistema
de salud, privatizando y entregando el
control a transnacionales donde quiera que pudo y debilitó a grados mortales el
sistema inmunológico de las sociedades incluidas las más ricas.
Y la tardía respuesta
de algunos países a la pandemia no está en alguna
ofuscación del cuerpo científico, sino del económico privado al que se
le entregó el control de la salud pública y le disminuyó la capacidad de respuesta al
Estado en situaciones como ésta.
Es importante prestar oídos
a las voces que en Alemania y Francia hablan de nacionalizar las empresas de salud, porque las
posibilidades de salir del problema no son tantas.
Como se ha alertado
en México, el aislamiento
social puede ser efectivo en muchos lugares para contener la pandemia,
pero sólo será sostenible si no condena al hambre
a los más vulnerables, quienes no cuentan con redes de protección social
ni son parte de la economía formal. Y ellos suman cientos de millones
en el mundo. Es imprescindible evitar posiciones malthusianas.
La encrucijada en la
que Covid-19 pone al mundo es muy simple: o se toma
el camino de la cooperación, la solidaridad, la buena vecindad,
sin odios ni medidas absurdas de castigo colectivo, o el opuesto de las ambiciones desmedidas y la prepotencia.
El primero conduce a la paz, el segundo a la tumba.
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