martes, 31 de marzo de 2020

EL CORONAVIRUS EXTREMAUNCIÓN DEL CAPITALISMO NEOLIBERAL.

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“Deberíamos tener un compromiso total con el pleno empleo (…) El pleno empleo es la protección social más importante” Joseph Stiglitz. Latinoamérica será una de las regiones más golpeadas con la recesión económica en marcha. A los problemas de arrastre como pobreza, desempleo/subempleo, inseguridad alimentaria, cambio climático, migraciones, narcotráfico, corrupción y violaciones de derechos humanos, caída de la inversión productiva y aumento del endeudamiento, se agrega el Covid-19 y los efectos negativos de la contracción de las economías e inestabilidad financiera. La economía mundial entró en recesión, y solo faltaba que el Fondo Monetario Internacional (FMI), reconociera esta situación que afectará más a los países de menor desarrollo (¿dependientes y/o subdesarrollados sería mejor termino?) como los latinoamericanos. No obstante, ello amerita soluciones rápidas para evitar que se profundice más la crisis, no solo económica, financiera, alimentaria y sanitaria, sino también humana.

“En la reciente cumbre del G-20, celebrada en Arabia Saudita, los líderes de los países más ricos del mundo, se comprometieron a inyectar 5 billones de dólares a la economía global, para enfrentar la pandemia del Convid-19 y reactivar las economías en el menor tiempo posible, igualmente avalaron un paquete de medidas de política económica que incluyen:

a) proteger vidas; b) salvaguardar empleos e ingresos; c) restaurar la confianza; d) preservar la estabilidad financiera; e) reactivar el crecimiento económico; f) minimizar las disrupciones en el comercio y cadenas de sumistros globales; g) ayuda en asistencia y coordinación de medidas de política en salud pública y financieras.


La Búlgara Cristalina Georgieva, es la nueva Directora General del Fondo Monetario Internacional.
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“Los líderes expresaron su voluntad de “hacer lo que hay que hacer” para vencer la pandemia del Covid-19 y reactivar las economías; muy poco se habló de moratorias de deudas bilaterales o multilaterales, mucho menos de condonaciones para países con mayores niveles de endeudamiento, caso particular de la mayoría de los países latinoamericanos. Hay más ayuda, más préstamos y más asistencia; por lo que la región terminará más endeudada después que se declare libre de Covid-19, si es que eso sucede. La profundización de la dependencia y aumento de la deuda externa de forma más rápida, implica, curiosamente, la adopción de nuevas políticas de ajuste económico para enfrentar (¿honrar?) dichos pagos, por lo que no hay garantía que las medidas de corte keynesiano tomadas para combatir el coronavirus, sobre todo el fortalecimiento y equipamiento de los sistemas de salud pública y apoyo a la producción agroalimentaria y MiPymes con recursos públicos, durará mucho. Es importante desde ya, una defensa de dichas políticas, construyendo una estrategia regional que involucre a partidos políticos, gremios, iglesias y organizaciones de sociedad civil, incluyendo a las asociaciones de estudiantes.

Por su parte, la Directora Gerente del FMI, Kristalina Georgieva, que para muchos en más “humana” (un mayor compromiso con los que menos tienen) que la anterior, destaca que la prioridad es la contención de la pandemia y la solidez de las políticas monetarias y fiscales ejecutadas que deber ser coordinadas. Se dispone de 1 billón de dólares que, sumando a otros recursos de fuentes multilaterales, servirán para enfrentar la crisis en salud, fuga de capitales, caída de precios de las materias primas, y la interrupción de la cadena de suministros de productos, sobre todos alimentos. La funcionaria demanda duplicar la capacidad de financiamiento para enfrentar la emergencia, reforzar la liquidez mundial con Derechos Especiales de Giro (DEG), dar un respaldo a los acreedores bilaterales oficiales para aliviar la carga de la deuda (se desconoce cuáles acreedores han adoptado o adoptarán esta decisión y en beneficio de que países) y la solidaridad de todos. Fuente. ALAI. El G-20 Y LA CRISIS LATINOAMERICANA.

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El barco - el trasatlántico del neoliberalismo, con toda su carga a bordo - millonarios y multimillonarios, su riqueza mundial, el proceso de destrucción de los dos actores principales de su producción, los seres humanos y la destrucción del planeta, se hunden definitivamente y no hay fuerza - milagro o acto de birlibirloque - que lo salve de su hundimiento final. Y ahora más rápido porque el virus de COVID19 lo está destruyendo desde sus propios cimientos o estructuras. No hay puerto que se anime a recibirlos, porque está lleno de Turistas Ejecutivos, totalmente capturados por el coronavirus.
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EL CORONAVIRUS EXTREMAUNCIÓN DEL CAPITALISMO NEOLIBERAL.

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Luis Manuel Arce.

América latina en Movimiento.

ALAI martes 31 de marzo del 2020.

México. - Fue el Fondo Monetario Internacional el que confirmó y difundió la noticia: La pandemia del coronavirus llevó a la economía mundial a una recesión, y serán necesarios fondos masivos para ayudar a las naciones en desarrollo.

El lacónico anuncio lo hizo el viernes 26 de marzo la directora del FMI, Kristalina Georgieva cuando ya en Italia y España los muertos por Covid-19 alcanzan el millar cada 24 horas.

Pareciera como si el SARS-CoV2 se hubiese metido por las fosas nasales del gran capital y como por arte de magia infectara en un santiamén todo el cuerpo financiero del modelo económico neoliberal.

La Covid-19 no es causante de la crisis económica relatada por el FMI que ya se hizo evidente, ni el chivo expiatorio de las fallas de un modo de producción obsoleto que agota sus posibilidades de sobrevivencia sin tener a mano listo el instrumento para reemplazarlo, y es allí donde radica el gran temor reinante en los centros de poder.

"Está claro que hemos entrado en una recesión que será peor que en 2009 después de la crisis financiera mundial”, confesó la señora Georgieva en una conferencia de prensa virtual, y sus interlocutores se estremecieron.

Admitió también que más de 80 países periféricos ya han solicitado ayuda de emergencia al FMI. Entre ellos no figura México porque el presidente Andrés Manuel López Obrador, curado de espanto por la crisis de 2008 que tuvo a su país en el epicentro, se opone a volver a vivir la amarga experiencia del salvataje del Fondo ni el perjudicial y dañino endeudamiento que implica.

La alarma de Georgieva debe ser valorada en todos sus alcances por el devastador panorama que presume para todos los países, incluidos los más ricos, pues ni estos están preparados para asumir un reordenamiento del mundo como el que se supone sea necesario ante el derrumbe del neoliberalismo.

El primero de ellos, ¿cómo frenar y disminuir hasta eliminar la concentración de la riqueza para rehabilitar los muy dañados mecanismos de expansión capitalista, en particular los que tienen que ver con la redistribución de bienes, eliminación de las desigualdades sociales y todo lo necesario para mantener en niveles altos el consumo y el gasto interno garantes de la reproducción ampliada?

La última teleconferencia del Grupo de los 20, en la que participó la señora Georgieva y en la cual los principales líderes concordaron en la necesidad de una fuerte inyección financiera para restablecer hasta donde se pueda el deterioro económico que causa ya la epidemia provocada por el SARS-CoV2, confirma lo que ya era un secreto a voces.

Después de la crisis sanitaria sigue o se confunde con ella, la crisis económica y social, y se agudiza en la misma medida en que se haga más incontrolable el virus haciendo casi insoportable una recesión caracterizada por una grave interrupción de la oferta.

Pero he ahí el detalle, como decía Cantinflas. Una vez que el temporal pase y se vuelvan a liberar las cadenas de suministros ¿cómo se administrarán los nuevos tiempos y los nuevos paradigmas para evitar un shock de demanda interna y externa y que no se repitan los errores que condujeron a esta situación?

Como planteó México en la teleconferencia y que de alguna manera tiene ver con esta cuestión, lo que se decida tiene que ser ahora o nunca, porque no podemos pensar un orden internacional estable si no podemos abatir los efectos negativos de la pandemia. Ese orden no puede ser el vigente, predominantemente neoliberal.

Pocos neoliberales admitirán que, si China neutralizó los contagios en tiempo récord dada la envergadura de la epidemia, fue gracias a un Estado eficiente con control sobre los medios de producción y alta tecnología, y eso es válido para la exitosa contención del virus que se observa en Rusia.

La pandemia no pone en cuestión a la ciencia médica por no prever una mutación tal de un virus que pueda saltar sin aviso ni antecedentes del animal al hombre, como el SARS-Cov2.  

Este mal, que se universaliza más rápido que el aliento, sí enjuicia al neoliberalismo que desmanteló al Estado y en especial a su sistema de salud, privatizando y entregando el control a transnacionales donde quiera que pudo y debilitó a grados mortales el sistema inmunológico de las sociedades incluidas las más ricas.

Y la tardía respuesta de algunos países a la pandemia no está en alguna ofuscación del cuerpo científico, sino del económico privado al que se le entregó el control de la salud pública y le disminuyó la capacidad de respuesta al Estado en situaciones como ésta. 

Es importante prestar oídos a las voces que en Alemania y Francia hablan de nacionalizar las empresas de salud, porque las posibilidades de salir del problema no son tantas.

Como se ha alertado en México, el aislamiento social puede ser efectivo en muchos lugares para contener la pandemia, pero sólo será sostenible si no condena al hambre a los más vulnerables, quienes no cuentan con redes de protección social ni son parte de la economía formal. Y ellos suman cientos de millones en el mundo. Es imprescindible evitar posiciones malthusianas.

La encrucijada en la que Covid-19 pone al mundo es muy simple: o se toma el camino de la cooperación, la solidaridad, la buena vecindad, sin odios ni medidas absurdas de castigo colectivo, o el opuesto de las ambiciones desmedidas y la prepotencia.  El primero conduce a la paz, el segundo a la tumba.

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