LA SALUD EN EL NEOLIBERALISMO, INALCANZABLE PARA LOS POBRES. MÉXICO,
LA SALUD, MERCANCÍA Y PRIVATIZADA.
¿La
salud está en venta? Sí, en el sistema capitalista, un sistema regido por el
enfoque mercantil, donde su alma y principal motor es la mercancía
y la compraventa por sobre todas las cosas, la
salud es un negocio redituable que,
al igual que cualquier industria, necesita vender para reproducirse, para
seguir funcionando; el bienestar social es lo de menos. Las propias
condiciones sociales que genera este sistema, un sistema llamado de forma
suave como “libre mercado” o “libre empresa”, relegan y sacan del camino de
una vida digna, sin piedad alguna, a quienes están en la base de la
estructura económica; las masas explotadas,
los desposeídos, los pobres, la clase trabajadora; de acuerdo con la OXFAM, en todo el mundo
10 mil personas mueren al día por no poder costear atención médica. Especialistas
en materia de salud como Joan Benach, Juan Manuel Pericàs y Eliana
Martínez-Herrera hablan con claridad del asunto en turno y señalan con
agudeza que actualmente la salud de cualquier individuo no puede entenderse sin las
consecuencias que, económica y socialmente desata el capitalismo.
En el panorama nacional, sólo para contextualizar la relación
industria=salud, cifras publicadas por El
Economista, detallan que
“El
mercado farmacéutico mexicano está entre los primeros 15 del mundo,
y es el segundo de América Latina, genera impacto directo en 161
ramas de la actividad económica y las empresas farmacéuticas en México generan cerca de 74 mil empleos
directos”.
En
contraste con este flamante mercado posicionado a nivel mundial, nuestro país
se ubica como una de las naciones de la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económicos OCDE que menos
destina a la salud pública, apenas el 2.7 del Producto Interno Bruto.
Está salud financiera de la industria farmacéutica nacional, no
es un buen indicador desde el punto de vista
social, pues habla de que hay un gran mercado de enfermos que
necesitan medicamentos para sobrevivir y el estado no se los
brinda. Números de la Organización Mundial de la Salud, OMS exponen que en México 8.7 millones de
personas sufren diabetes; hoy en nuestro
país, según Instituto Nacional de Cancerología,
14 de cada 100 muertes son a causa del cáncer y por si fuera poco
la Comisión Nacional de Derechos Humanos asegura que 40 millones de mexicanos no tienen acceso a servicios de
seguridad y salud.
Así,
incrustados en el capitalismo como un sistema que todo lo
permea con su núcleo mercantil, el bienestar social
y la salud no son prioridad ni en México
ni el mundo a menos que haya ganancia de por medio para los dueños de la
salud, de la industria. El neoliberalismo trabaja a marchas forzadas
con objetivos claros: aumentar el poder de las empresas, reducir
impuestos a la gran industria y privatizar los servicios públicos.
Ahí,
justamente es donde encaja con solidez la propuesta de nación Antorcha
como una solución real que, por su carácter profundo, de cambios directos en la economía y en la visión social,
incluye sin duda alguna un mejoramiento en la salud
de los mexicanos ¿Cómo? Arrancando de tajo, sin dudas, el control de la
economía a la industria, haciéndolos que paguen impuestos de manera
justa, redireccionando el objetivo del gasto social hacia los que menos
tienen, (lo que implica mayor inversión en salud pública)
trabajo y salarios bien remunerados que
aumentarían el poder adquisitivo de la clase trabajadora y por ende su acceso a
la salud. Hoy, ser pobre significa vivir menos;
enfermarse y salir avante es un lujo que pocos pueden darse. Fuente. Édgar
Garduño. Agencia Matriz del Sur.
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EL NEOLIBERALISMO EN CRISIS MUNDIAL POR
EL COVID-19
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Hedelberto López Blanch |28/03/2020 | Economía.
Fuentes: Rebelión
Una de las grandes verdades que ha demostrado la
enorme pandemia de coronavirus que recorre ya
todos los continentes, es que el neoliberalismo ha llevado a los países que
adoptaron ese sistema a una crisis social de incalculables dimensiones.
El corolario que se desprende de esa realidad es
que el neoliberalismo ha entrado en crisis mundial al ser incapaz de resolver
los problemas socio-económicos de
las grandes mayorías pues sus beneficiarios
son una pequeña capa de la sociedad y las multimillonarias compañías
transnacionales.
El caso más significativo resulta el de Estados Unidos, país impulsor del neoliberalismo
donde más de 30 millones de personas no cuentan con seguro médico
y otros 40 millones solo acceden a planes deficientes, con copagos y
seguros de costos tan elevados que solo les sirve para pequeñas atenciones por
los enormes costos de los servicios de salud.
El negocio de las privatizaciones ha dejado desamparadas a millones de personas
en el gigante del norte pues la premisa en las clínicas y hospitales
resulta completamente discriminatoria: Si no tiene dinero no lo atienden, si
cuenta con un buen seguro las puertas se abren.
Antes de la pandemia del covid-19 Raúl Garnica
llegó al hospital de Kendall, en Miami,
porque presentaba fiebre y continencia urinaria. Los análisis
preliminares determinaron que padecía una posible insuficiencia
renal. Debió pagar 455 dólares
solo por los análisis y como su seguro no cubría los gastos de atención
por esa enfermedad el hospital no lo siguió tratando. Ahora se encuentra en
compás de espera sin tratamiento médico.
En un país con más de 328 millones de habitantes
donde no existe control sanitario generalizado y los servicios
médicos y farmacéuticos están controlados por particulares o empresas
transnacionales, solo funcionan 79 laboratorios estatales para detectar
infectados por coronavirus.
Desde enero,
cuando se detectaron los primeros casos, hasta marzo, cada Estado debía
enviar las muestras de posibles contagios por correo postal a la sede del Centro
para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en
Atlanta, único lugar autorizado para realizar pruebas, y no fue hasta
mediados de ese mes que los 50 Estados contaron con capacidad técnica
autónoma.
Se espera que, al incrementarse los análisis, el
número de contagiados se incremente estrepitosamente y la infraestructura de
salud quedará casi colapsada, lo cual aumentará el número de enfermos
graves y de muertos.
Otro factor que impulsa la proliferación de la
enfermedad es el miedo de los ciudadanos a no poder sufragar las costosas consultas y
tratamientos por lo que no concurren a los lugares de atención. O sea, un
círculo vicioso pues la infección se expande con mayor celeridad.
El presidente estadounidense, acostumbrado a mentir, ha sido centro de numerosas críticas por el mal
manejo de la situación.
En sus primeras declaraciones afirmó que el coronavirus era solo una influenza pasajera y
acusó a los demócratas y a los medios de comunicación de aupar el
temor; después insistió en que todo estaba bajo control, se autovanaglorió de
su “inteligencia” para enfrentar la enfermedad; subrayó que ya se habían
reducido los niveles de infestación y que toda la culpa la tenían China y los países europeos. Semanas después tuvo
que declarar una emergencia nacional.
Las nuevas medidas tomadas por Washington
aseguran que los CDC ofrecen gratis el
examen de coronavirus, siempre que el individuo esté autorizado por un médico,
pero esa supuesta bondad federal esconde el resto de las dificultades, como
reportó al The Miami Herald el cubanoamericano Osmel Martínez
Azcue.
Osmel contó al periódico que al volver con síntomas de gripe de un viaje
a China acudió a un hospital de Miami a hacerse las pruebas de coronavirus.
Resultó que tenía solo gripe, pero apenas llegó a su casa se encontró
con una factura de 3 270 dólares. Y se preguntaba: ¿Cómo podremos contribuir a
reducir el contagio si los hospitales nos van a cobrar más de 3 000 dólares
solo por un análisis de sangre y una muestra nasal?
Un reporte del Departamento de Viviendas y Desarrollo
Urbano de Estados Unidos indicó que, en 2019, más de 560 000 ciudadanos
viven como desamparadas en todo el país. Cálculos conservadores aseguran que
solo en Miami-Dade, alrededor de 1 300 personas deambulan por
las calles, sin contar las que viven en refugios.
El director del Homeless Trust, informó de que la mayoría de las personas están yendo
a dormir a las calles pues tienen miedo de contagiarse en los refugios.
En Estados Unidos el número de infestados aumenta
diariamente y el 26 de marzo
se contabilizaban más de 60 000 personas y 910 fallecidos. (28 de marzo,
pasaron los 100 mil) Otros países con políticas
neoliberales donde la salud pública primordialmente
esta privatizada, también se encuentran
en un caos sanitario. Por ejemplo, en esa misma fecha, Italia reportó 80 520 afectados y 8 165 fallecidos;
España, 57 000 y 4 150 muertos; Brasil, 2 700 y 57; Francia,
25 200 y 1
702:
Pero esas cifras no son
solo resultado de la pandemia,
sino también de las decisiones políticas y económicas que imponen las leyes
del neoliberalismo en contra del bienestar social de sus pueblos. China (donde comenzó y azotó con mayor fuerza el
virus) Cuba, Rusia y Venezuela, por citar algunos, con sistemas públicos de
salud, han logrado tener bajo control la epidemia.
Los datos mostrados por la ONG inglesa Oxfam
son patéticos: El 1 % más rico de la
población mundial posee más del doble de la riqueza que 6 900 millones de personas. ¿El covid-19 ayudará a disminuir esas cifras al abrir los
ojos a los indolentes?
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.
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