sábado, 28 de marzo de 2020

EL NEOLIBERALISMO EN CRISIS MUNDIAL POR EL COVID-19 LA SALUD EN EL NEOLIBERALISMO, INALCANZABLE PARA LOS POBRES.

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LA SALUD EN EL NEOLIBERALISMO, INALCANZABLE PARA LOS POBRES. MÉXICO, LA SALUD, MERCANCÍA Y PRIVATIZADA.

¿La salud está en venta? Sí, en el sistema capitalista, un sistema regido por el enfoque mercantil, donde su alma y principal motor es la mercancía y la compraventa por sobre todas las cosas, la salud es un negocio redituable que, al igual que cualquier industria, necesita vender para reproducirse, para seguir funcionando; el bienestar social es lo de menos. Las propias condiciones sociales que genera este sistema, un sistema llamado de forma suave como “libre mercado” o “libre empresa”, relegan y sacan del camino de una vida digna, sin piedad alguna, a quienes están en la base de la estructura económica; las masas explotadas, los desposeídos, los pobres, la clase trabajadora; de acuerdo con la OXFAM, en todo el mundo 10 mil personas mueren al día por no poder costear atención médica. Especialistas en materia de salud como Joan Benach, Juan Manuel Pericàs y Eliana Martínez-Herrera hablan con claridad del asunto en turno y señalan con agudeza que actualmente la salud de cualquier individuo no puede entenderse sin las consecuencias que, económica y socialmente desata el capitalismo.

En el panorama nacional, sólo para contextualizar la relación industria=salud, cifras publicadas por El Economista, detallan que

El mercado farmacéutico mexicano está entre los primeros 15 del mundo, y es el segundo de América Latina, genera impacto directo en 161 ramas de la actividad económica y las empresas farmacéuticas en México generan cerca de 74 mil empleos directos”.


 

En contraste con este flamante mercado posicionado a nivel mundial, nuestro país se ubica como una de las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos OCDE que menos destina a la salud pública, apenas el 2.7 del Producto Interno Bruto. Está salud financiera de la industria farmacéutica nacional, no es un buen indicador desde el punto de vista social, pues habla de que hay un gran mercado de enfermos que necesitan medicamentos para sobrevivir y el estado no se los brinda. Números de la Organización Mundial de la Salud, OMS exponen que en México 8.7 millones de personas sufren diabetes; hoy en nuestro país, según Instituto Nacional de Cancerología, 14 de cada 100 muertes son a causa del cáncer y por si fuera poco la Comisión Nacional de Derechos Humanos asegura que 40 millones de mexicanos no tienen acceso a servicios de seguridad y salud.

Así, incrustados en el capitalismo como un sistema que todo lo permea con su núcleo mercantil, el bienestar social y la salud no son prioridad ni en México ni el mundo a menos que haya ganancia de por medio para los dueños de la salud, de la industria. El neoliberalismo trabaja a marchas forzadas con objetivos claros: aumentar el poder de las empresas, reducir impuestos a la gran industria y privatizar los servicios públicos.

Ahí, justamente es donde encaja con solidez la propuesta de nación Antorcha como una solución real que, por su carácter profundo, de cambios directos en la economía y en la visión social, incluye sin duda alguna un mejoramiento en la salud de los mexicanos ¿Cómo? Arrancando de tajo, sin dudas, el control de la economía a la industria, haciéndolos que paguen impuestos de manera justa, redireccionando el objetivo del gasto social hacia los que menos tienen, (lo que implica mayor inversión en salud pública) trabajo y salarios bien remunerados que aumentarían el poder adquisitivo de la clase trabajadora y por ende su acceso a la salud. Hoy, ser pobre significa vivir menos; enfermarse y salir avante es un lujo que pocos pueden darse. Fuente. Édgar Garduño. Agencia Matriz del Sur.

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EL NEOLIBERALISMO EN CRISIS MUNDIAL POR EL COVID-19
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Hedelberto López Blanch |28/03/2020 | Economía.

Fuentes: Rebelión

Una de las grandes verdades que ha demostrado la enorme pandemia de coronavirus que recorre ya todos los continentes, es que el neoliberalismo ha llevado a los países que adoptaron ese sistema a una crisis social de incalculables dimensiones.

El corolario que se desprende de esa realidad es que el neoliberalismo ha entrado en crisis mundial al ser incapaz de resolver los problemas socio-económicos de las grandes mayorías pues sus beneficiarios son una pequeña capa de la sociedad y las multimillonarias compañías transnacionales.

El caso más significativo resulta el de Estados Unidos, país impulsor del neoliberalismo donde más de 30 millones de personas no cuentan con seguro médico y otros 40 millones solo acceden a planes deficientes, con copagos y seguros de costos tan elevados que solo les sirve para pequeñas atenciones por los enormes costos de los servicios de salud.

El negocio de las privatizaciones ha dejado desamparadas a millones de personas en el gigante del norte pues la premisa en las clínicas y hospitales resulta completamente discriminatoria: Si no tiene dinero no lo atienden, si cuenta con un buen seguro las puertas se abren.

Antes de la pandemia del covid-19 Raúl Garnica llegó al hospital de Kendall, en Miami, porque presentaba fiebre y continencia urinaria. Los análisis preliminares determinaron que padecía una posible insuficiencia renal. Debió pagar 455 dólares solo por los análisis y como su seguro no cubría los gastos de atención por esa enfermedad el hospital no lo siguió tratando. Ahora se encuentra en compás de espera sin tratamiento médico.

En un país con más de 328 millones de habitantes donde no existe control sanitario generalizado y los servicios médicos y farmacéuticos están controlados por particulares o empresas transnacionales, solo funcionan 79 laboratorios estatales para detectar infectados por coronavirus.  

Desde enero, cuando se detectaron los primeros casos, hasta marzo, cada Estado debía enviar las muestras de posibles contagios por correo postal a la sede del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en Atlanta, único lugar autorizado para realizar pruebas, y no fue hasta mediados de ese mes que los 50 Estados contaron con capacidad técnica autónoma.

Se espera que, al incrementarse los análisis, el número de contagiados se incremente estrepitosamente y la infraestructura de salud quedará casi colapsada, lo cual aumentará el número de enfermos graves y de muertos.

Otro factor que impulsa la proliferación de la enfermedad es el miedo de los ciudadanos a no poder sufragar las costosas consultas y tratamientos por lo que no concurren a los lugares de atención. O sea, un círculo vicioso pues la infección se expande con mayor celeridad. 

El presidente estadounidense, acostumbrado a mentir, ha sido centro de numerosas críticas por el mal manejo de la situación.

En sus primeras declaraciones afirmó que el coronavirus era solo una influenza pasajera y acusó a los demócratas y a los medios de comunicación de aupar el temor; después insistió en que todo estaba bajo control, se autovanaglorió de su “inteligencia” para enfrentar la enfermedad; subrayó que ya se habían reducido los niveles de infestación y que toda la culpa la tenían China y los países europeos. Semanas después tuvo que declarar una emergencia nacional. 

Las nuevas medidas tomadas por Washington aseguran que los CDC ofrecen gratis el examen de coronavirus, siempre que el individuo esté autorizado por un médico, pero esa supuesta bondad federal esconde el resto de las dificultades, como reportó al The Miami Herald el cubanoamericano Osmel Martínez Azcue.

Osmel contó al periódico que al volver con síntomas de gripe de un viaje a China acudió a un hospital de Miami a hacerse las pruebas de coronavirus. Resultó que tenía solo gripe, pero apenas llegó a su casa se encontró con una factura de 3 270 dólares. Y se preguntaba: ¿Cómo podremos contribuir a reducir el contagio si los hospitales nos van a cobrar más de 3 000 dólares solo por un análisis de sangre y una muestra nasal?

Un reporte del Departamento de Viviendas y Desarrollo Urbano de Estados Unidos indicó que, en 2019, más de 560 000 ciudadanos viven como desamparadas en todo el país. Cálculos conservadores aseguran que solo en Miami-Dade, alrededor de 1 300 personas deambulan por las calles, sin contar las que viven en refugios.

El director del Homeless Trust, informó de que la mayoría de las personas están yendo a dormir a las calles pues tienen miedo de contagiarse en los refugios.

En Estados Unidos el número de infestados aumenta diariamente y el 26 de marzo se contabilizaban más de 60 000 personas y 910 fallecidos. (28 de marzo, pasaron los 100 mil) Otros países con políticas neoliberales donde la salud pública primordialmente esta privatizada, también se encuentran en un caos sanitario. Por ejemplo, en esa misma fecha, Italia reportó 80 520 afectados y 8 165 fallecidos; España, 57 000 y 4 150 muertos; Brasil, 2 700 y 57; Francia, 25 200 y 1 702:                 

Pero esas cifras no son solo resultado de la pandemia, sino también de las decisiones políticas y económicas que imponen las leyes del neoliberalismo en contra del bienestar social de sus pueblos. China (donde comenzó y azotó con mayor fuerza el virus) Cuba, Rusia y Venezuela, por citar algunos, con sistemas públicos de salud, han logrado tener bajo control la epidemia.

Los datos mostrados por la ONG inglesa Oxfam son patéticos: El 1 % más rico de la población mundial posee más del doble de la riqueza que 6 900 millones de personas. ¿El covid-19 ayudará a disminuir esas cifras al abrir los ojos a los indolentes?

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.

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