“¿UNA NUEVA ESPERANZA, UN NUEVO FUTURO? Un Foro
Social Mundial sobre migración se llevó a cabo en la Ciudad de
México, del 2 al 4 de noviembre de 2018. Le siguió una limitada, pero muy
interesante reunión del Consejo Internacional. El shock de
las elecciones en Brasil, donde ahora un presidente fascista está en el
poder, ciertamente tuvo su influencia. Tuvimos un excelente debate sobre las
amenazas a la democracia, en América Latina como en
Europa, donde hubo elecciones europeas en mayo de 2019 con un
éxito para los partidos euroscépticos de la derecha. Ideas que fueron
discutidas fueron una iniciativa de hacer una red de ciudades santuario,
de desarrollar un movimiento mundial contra el
fascismo y la necesidad de convergencia entre los movimientos.
“Nadie deja la mano de nadie”, la solidaridad entre nosotrxs es esencial.
“Estos debates
también nos llevaron a la conclusión de que el próximo FSM tendrá que ser más
político y buscar objetivos concretos. Nuestrxs amigxs
mexicanxs expresaron su deseo de organizar un FSM
en la Ciudad de México en 2021. La propuesta fue adoptada en el CI de enero 2020 en Porto Alegre. Los
mexicanos quieren dar al FSM una nueva
dinámica, quieren reflexionar sobre posibles cambios de sus reglas, al
menos con una visión política muy fuerte. Esto requerirá que cada quién haga
su trabajo en todos los continentes para movilizar todas las energías y lograr
articular los múltiples temas en los que trabajamos. De esta manera,
debemos poder hacer el vínculo entre los distintos foros temáticos. Este FSM también será importante para continuar presionando
al nuevo gobierno de México. Todxs lxs que han estado anteriormente en
el CI van a ser contactadxs e invitadxs. El
mensaje del FSM tendrá que expresarse con una
voz fuerte y emancipatoria”.
“En este contexto,
se enfatizó que la metodología siempre debe estar al servicio de la política, y no
viceversa. Lxs organizadorxs considerarán cómo organizar, además de
actividades autogestionadas, reuniones estimuladas por el comité facilitador
para preservar la posibilidad de una agenda y guía comprehensiva, al
servicio de nuestros objetivos. Este trabajo necesariamente ha de ser
colectivo y buscar la meta de hacer de éste un Foro verdaderamente global y
político. El proceso
preparatorio ya ha comenzado en México. Lo muy positivo es el
entusiasmo y la motivación de los movimientos mexicanos. Tenemos que esperar que todos los demás, en los otros
continentes, van a trabajar en el mismo espíritu”.
/////
PORTO ALEGRE. ENERO DEL
2001. EL PRIMER
FSM (FORO SOCIAL MUNDIAL) DE 2001 fue organizado
por la Asociación internacional para la Tasación de las Transacciones
Financieras para la Ayuda al Ciudadano (ATTAC) y
el Partido de los Trabajadores de Brasil (PT). Se
llevó a cabo del 25 al 30 de enero de 2001 en Porto
Alegre, Brasil, una de las plazas fuertes del PT. Acudieron 12.000
asistentes de todo el mundo.
***
REINVENTANDO EL FORO SOCIAL MUNDIAL. PORTO ALEGRE: LO PODEROSA QUE PUEDE SER UNA
IDEA.
Reflexiones para un nuevo Foro Social Mundial en México en enero 2021:
*****
Francine Mestrum.
ALAI. lunes 9 de marzo del 2020.
¡Fue
hace ya casi una generación! Fue en 2001 que el primer Foro Social Mundial
(FSM) fue organizado en Porto Alegre, Brasil, la ciudad
del Partido de los Trabajadores del futuro presidente Lula da Silva y la ciudad
del presupuesto participativo. Había esperanza, mucha esperanza, y una
creencia extendida de que “otro mundo” era posible y de que nosotrxs podíamos
darle forma. Éste fue el eslogan de todos los FSMs subsecuentes.
No había tantas personas en
aquella primera reunión, aunque el hecho de que acudieran casi 15,000 personas
de todo el mundo con tan poca anticipación fue en realidad una sorpresa. Los
que habían tomado la iniciativa eran gente del Partido de los Trabajadores (PT)
brasileño, intelectuales de América Latina, África, Europa y Asia, como François
Houtart y Samir Amin, gente del periódico mensual francés Le Monde
Diplomatique… Fue un verdadero éxito, y un año más tarde
fueron 50,000 personas las que hicieron el viaje hasta Brasil, con más de 1,000
periodistas. El Foro Social Mundial era la respuesta al Foro Económico
Mundial de Davos, y buscaba proponer una alternativa a la globalización
neoliberal.
Se creó un “Consejo
Internacional” para fortalecer el proceso y se escribió una “Carta de
Principios” que contenía las principales reglas para los eventos.
Uno de los principios más
importantes es que nadie puede, nunca, hablar “a nombre de” el Foro. Los
participantes pueden hablar por sus organizaciones, posiblemente en conjunto
con otrxs, pero no “como Foro”. Las organizaciones que participan en la
lucha armada no son bienvenidas. El Foro quiere ser un “espacio abierto”,
algo que pueda ser interpretado de diferentes maneras y al mismo tiempo debe
ser visto como una garantía de “horizontalidad” – sin jerarquías –,
autogestión y participación democrática de todxs.
En un inicio, el Consejo
Internacional era una reunión cerrada de intelectuales que cuidaban celosamente
ese privilegio, intentaban controlar el proceso del Foro y discutían cuestiones
de política mundial.
Grandes tumultos
Después de tres foros
altamente exitosos, el evento se mudó a Mumbai, India, con tanto éxito como en
los anteriores. Sin embargo, aparecieron los primeros quiebres cuando los
anti-capitalistas, negándose a considerar la más mínima de las negociaciones,
organizaron su propio foro anti-imperialista, en paralelo al FSM oficial.
Después de esto, tuvimos un Foro
“policéntrico” en Caracas, Venezuela; Bamako, Mali y Karachi, Pakistán. Un
año más tarde nos trasladamos a Nairobi, Kenia, lo cual no tuvo éxito
por falta de organización y de recursos. Regresamos a Brasil con un Foro
gigantesco (¡150,000 personas!) en Belem, en
el que el foco fueron la región del Amazonas y sus pueblos indígenas. Volvimos
a intentar hacerlo en África pero, nuevamente, la organización era menor
a cero.
Las reglas que se habían
creado inicialmente para garantizar democracia y horizontalidad no
resultaron tan sólidas como esperábamos. Con cada reunión del Consejo
Internacional – dos veces al año – resultaba necesaria una nueva comisión,
un nuevo grupo de trabajo o un nuevo comité de enlace para arreglar las fallas.
Pero las fallas
continuaron emergiendo y la izquierda global apareció tan débil
como sus contrapartes nacionales: dimes y diretes, egos, filosofías
divergentes… los foros europeos no sobrevivieron las riñas triviales sin fin.
La creencia en “otro mundo” se
vio amenazada con los eventos del 11 de septiembre de 2001, y casi desapareció
con la crisis financiera de 2007-2008. El FSM continuó reuniéndose, pero
se volvió mucho menos dinámico.
La primavera árabe trajo
nueva esperanza y organizamos un excelente foro en Tunes en 2013 y
nuevamente en 2015.
Los canadienses
propusieron una nueva fórmula para el FSM y organizaron uno en Montreal en
el verano de 2016. Estuvo bien, pero prácticamente no hubo
organizaciones involucradas. Tal como sucede con muchxs jóvenes hoy en día, su
filosofía iba enfocada a los individuos, con poca visión del mundo global.
Grietas que estallan
Lxs brasileñxs
estaban hartxs. Habían perdido su entusiasmo para organizar
reuniones del Consejo Internacional y tenían dudas en torno a la viabilidad
de más foros sociales mundiales. En algunas ocasiones, hubo serios choques
en las reuniones y se necesitaba ser un verdadero experto con mucha empatía
para entender lo que se estaba diciendo en los debates. Lo que se intentaba
decir estaba escondido debajo de muchas capas de neolengua y
de conceptos vacíos.
Con frecuencia se ha dicho
que el principal problema del FSM es la
oposición entre ONGs y movimientos sociales. Se dice que las ONGs
son reformistas o que no tienen contacto con sus bases, mientras que los
movimientos sociales son supuestamente revolucionarios y muy populares. Yo no
creo que éste sea el caso. Algunas ONGs son muy revolucionarias, y
algunos movimientos sociales saben perfectamente cómo mantener alineados a sus
miembros.
Un primer problema real es
la definición defectuosa y vaga del “espacio abierto”, incluyendo su “horizontalidad”
intrínseca. Estos son principios atractivos, pero requieren un significado
concreto. En cualquier espacio donde se reúnan personas, en grupos pequeños o
no tan pequeños, existirán relaciones de poder, y éstas tienen que ser
monitorizadas de forma democrática. Si la “horizontalidad” significa que
las jerarquías realmente existentes se mantienen ocultas detrás de un principio
no definido, surgirán inevitablemente problemas de transparencia y rendición de
cuentas. Si las estructuras son tan complejas que nadie sabe a quién le
corresponde hacer qué, los malos entendidos son inevitables. Un pequeño
grupo dentro del Consejo Internacional continuó solicitando una estructura
ligera con responsabilidades claras y con transparencia, sin éxito. Quienes
tienen poder, especialmente cuanto éste permanece invisible, no aceptan ningún
cambio.
Un segundo problema es que
algunos de los “padres” brasileños del Foro le temen a las posiciones
políticas. Aunque el primer Foro fue organizado justo antes de las
elecciones que llevaron a Lula a la presidencia del país – y se promovía
abiertamente su candidatura – hoy en día existe un miedo tremendo de tocar
cualquier tema que sea político. Esto resulta obviamente absurdo cuando se
quiere dar forma a “otro mundo”, pero lleva a una lucha constante entre un pequeño
club de “padres” y los muchos miembros dinámicos y jóvenes del Consejo
Internacional. Los primeros ya no quieren organizar más foros generales,
y en cambio se enfocan en foros temáticos, como en torno al agua, la migración
o asuntos nucleares. Continúan enfocándose en la diversidad y la idea de “convergencia”
los hace temblar.
Finalmente, el tercer
problema es meramente material: falta de recursos. Una reunión del Consejo
Internacional cuesta fácilmente 100,000 euros, excepto si cada quien paga
su propio boleto de avión. El presupuesto para el foro en Salvador fue
de aproximadamente 2.5 millones de euros, una cantidad bastante modesta
en comparación con los foros anteriores. El hecho de que el Consejo
Internacional pagara los boletos de avión de muchos de sus miembros hacía que
fuese muy fácil hacer alianzas. Ahora que ya no es más así, ya sólo quedan los
miembros más autónomos y que pueden colocar a la “vieja guardia” en una
posición minoritaria. Las restricciones financieras, en todo el mundo, hacen
que los viajes largos resulten sumamente difíciles para muchos movimientos.
Esto explica por qué los últimos foros pueden haber sido un éxito, pero ya no
eran más foros “globales” en realidad. La participación de África ha
decaído enormemente, y la participación asiática casi ha desaparecido.
¿Un nuevo comienzo?
La reunión del
Consejo Internacional en Porto Alegre en enero de 2017 marcó un verdadero punto
de inflexión. Con dos días y medio de duración, las
discusiones fueron serias y calmadas; todo el mundo tenía miedo de que se
repitiese el choque que hubo en Montreal donde, a pesar de existir un
consenso, no fue posible condenar el “golpe” en contra de Dilma Rousseff en
Brasil. Pero en el último día, la vieja guardia simplemente se negó a
siquiera considerar un siguiente Foro en Salvador de Bahía para la primavera
de 2018. Fueron derrotados...
En octubre de 2017,
se llevó a cabo una nueva reunión del Consejo Internacional en Salvador, con
el objetivo de preparar concretamente el Foro. Fue una reunión muy
positiva y constructiva, sin ningún conflicto. Los movimientos en Salvador son
muy dinámicos; se había logrado una cooperación muy interesante con la Universidad
Federal de Bahía, una institución pública con más de 200,000 estudiantes. Para
el rector de la Universidad, ésta era una oportunidad única de llegar a la
sociedad.
Fue ahí donde se
llevó a cabo el Foro Social Mundial, del 13 al 17 de marzo de 2018.
Pero, ¿fue realmente
un Foro global? Estuvieron presentes muchas personas de América Latina e
incluso de África puesto que los vínculos entre Salvador de
Bahía y África son bastante fuertes. La presencia europea fue mucho más
débil y Asia estuvo ausente casi por completo. Para el tercer día, resultaba
evidente que pocos talleres eran políticos, más allá de lo que está sucediendo
en Brasil. Una gran mayoría de las más de 2,000 actividades eran
exclusivamente movilizaciones, sólo una pequeña minoría se enfocaba en el
desarrollo de alternativas o en cuestiones de estrategia. Los temas principales
del pasado, tales como las instituciones financieras internacionales, el libre
comercio, los conflictos, el cambio climático: había que buscarlos con lupa.
Algo positivo debió
venir de los distintos grandes eventos paralelos: una asamblea de mujeres, una
asamblea de democracias en la que Lula
asistió para dar un mensaje, una asamblea de movimientos de resistencia social.
Desafortunadamente, fueron un poco decepcionantes. El FSM ciertamente ha colocado al feminismo en el
mapa, las mujeres jugaron un papel gigantesco en este Foro, pero su
programa de acción deja mucho que desear. La asamblea con Lula fue un momento de movilización y, obviamente,
fue de interés principalmente para lxs brasileñxs. La asamblea de
movimientos sociales fue un fracaso, debido al boicot activo de unos cuantos.
Un Consejo
Internacional sin poder
La decepción
internacional no resta al enorme triunfo de este Foro para lxs brasileñxs, que
se encuentran en circunstancias políticas sumamente difíciles. A pesar del
boicot activo de unos cuantos, lxs organizadorxs tuvieron éxito en crear un
foro con casi 80,000 participantes. Ciertamente, no hay razón para
ninguna crítica en ese sentido.
Sin embargo, debemos
plantear preguntas sobre la limitada participación de Europa y Asia. El
costo de los boletos de avión explica algo en tiempos de austeridad, pero no
todo. Muchxs intelectuales han abandonado el Foro y a su CI desde hace
algún tiempo y esto merece al menos un análisis serio.
“Otro mundo es posible” era
el eslogan movilizador cuando se llevó a cabo el primer
Foro en Porto Alegre en 2001. Miles vinieron a Brasil, intelectuales
y movimientos de base de todo el mundo. El objetivo era dar una respuesta al Foro
Económico Mundial en Davos, desarrollar alternativas globales y
estrategias, construir un contrapoder global en
tiempos de globalización neoliberal.
Con el tiempo, la
carta de principios del FSM ha empezado a funcionar como un freno
sobre la acción política. Nadie puede hablar “a nombre de” el Foro,
vale, pero ¿significa esto que el Foro no tiene voz y nunca debe tenerla?
¿Que el Consejo Internacional nunca puede tomar postura política? Los
fundadores del Foro, que siguen muy presentes, bloquean todo, incluso en
puntos muy políticos en los que existe consenso. Entendiblemente, esto resulta
en incomprensión y mucha frustración.
Un segundo tema difícil
es la así llamada horizontalidad. Nuevamente, si bien todxs
estamos de acuerdo en la necesidad de evitar jerarquías verticales y
estructuras paralizantes, el apego a la horizontalidad actualmente se ha
vuelto una forma encubierta de ocultar las relaciones de poder realmente
existentes. No hay estructura, nadie tiene responsabilidad, y por tanto no hay
rendición de cuentas. No hay transparencia, ni mucho menos democracia.
La misma
horizontalidad se extiende a las actividades del Foro.
Rechazar cualquier jerarquía significa que un taller sobre “las mujeres y el
fútbol” o “LGBT y hip-hop” es tan importante como una mesa redonda sobre la
crisis financiera o sobre la guerra y la paz. Una propuesta de conferencia con
prominentes intelectuales de izquierda se descalifica como “escuchar a los
gurús”. Rara vez se discuten las alternativas y las estrategias: “los
movimientos mismos se encargarán de eso”, es la respuesta tradicional.
O, en otras palabras,
el perro se muerde su propia cola.
Una falta de política
Una cuestión clave,
entonces, concierne a la utilidad de un foro así de apolítico. Ciertamente,
para Brasil y más aún para Salvador de Bahía este foro fue muy útil. Pero,
¿para todxs lxs demás? Si el Foro no puede existir como Foro, sino sólo
como la suma de miles de movimientos, se vuelve políticamente irrelevante. Si
el Consejo Internacional no existe como colectivo político sino nuevamente como
un espacio de reunión para unxs cuantxs representantes electxs de los
movimientos sociales, entonces, ¿cuál es su papel?
¿Acaso ya no es
necesaria una respuesta global, un actor político global, una estrategia
global? En Europa también ocurre que muchos movimientos se
retiran hacia el nivel nacional o incluso local, y no cabe duda que las
acciones locales son importantes. Las utopías locales pueden ser
particularmente interesantes, pero ¿pueden ser suficientes? Cuando vienen a
expensas de las acciones nacionales, europeas y globales, tenemos un
problema real. Porque ni el cambio climático, ni la protección de datos
digitales, ni la justicia fiscal y social pueden ser resueltos a nivel
nacional, mucho menos a nivel local.
“Somos un espacio abierto, creamos esperanza y
tenemos una visión diferente de la política”:
esta es la respuesta, una y otra vez, a cualquier pregunta, duda o crítica. En
realidad, no hay ningún enfoque político y los objetivos terminan con la
movilización. El ejemplo más dramático es el “éxito” del que siempre
se habla cuando, en 2003, millones de personas salieron a las calles en todo el
mundo en contra de la guerra en Irak. Un par de semanas más tarde
comenzó esa guerra. ¿Dónde, entonces, quedó el éxito?
La articulación entre
distintos niveles políticos es esencial para cualquier significado global y
político. La derecha lo sabe muy bien y actúa en consecuencia. La izquierda, en cambio, con demasiada frecuencia
continúa mirándose el ombligo. En un momento en el que la ira y la
resistencia hacia el neoliberalismo y el despojo son tan grandes en todo
el mundo, cuando jóvenes y menos jóvenes salen a la calle – de Hong Kong a
Santiago de Chile vía Bagdad – es preocupante que en ningún lugar haya un
intento de canalizarlos y coordinarlos. Porque, mientras tanto, la represión
y criminalización de los movimientos sociales va en aumento y los regímenes
populistas de derecha están tomando el control.
El viejo y apolítico
Foro Social Mundial no tiene futuro a menos de que pueda
contribuir a la coordinación de acciones y a la organización de los
movimientos. No es, por mucho, el único foro global, pero sí es el único con
potencial de hacer trabajo transversal. Sería una pena si esto se perdiera.
El próximo año, el FSM cumplirá 20 años, la mayoría de edad política. ¿Tal
vez sea también la edad de volverse autónomo y desobediente? ¿Tal vez el
momento de darle un nuevo impulso?
¿Una nueva esperanza,
un nuevo futuro?
Un Foro Social
Mundial sobre migración se llevó a cabo en la Ciudad de
México, del 2 al 4 de noviembre de 2018. Le siguió una limitada, pero muy
interesante reunión del Consejo Internacional.
El shock de
las elecciones en Brasil, donde ahora un presidente fascista está en el
poder, ciertamente tuvo su influencia. Tuvimos un excelente debate sobre las
amenazas a la democracia, en América Latina como en Europa, donde hubo
elecciones europeas en mayo de 2019 con un éxito para los partidos
euroscépticos de la derecha.
Ideas que fueron
discutidas fueron una iniciativa de hacer una red de ciudades santuario, de
desarrollar un movimiento mundial contra el fascismo y la necesidad de convergencia
entre los movimientos. “Nadie deja la mano de nadie”, la solidaridad
entre nosotrxs es esencial.
Estos debates también
nos llevaron a la conclusión de que el próximo FSM tendrá que ser más político y
buscar objetivos concretos. Nuestrxs amigxs mexicanxs expresaron su
deseo de organizar un FSM en la Ciudad de México en 2021. La propuesta
fue adoptada en el CI de enero 2020 en Porto Alegre. Los mexicanos quieren dar al FSM una nueva
dinámica, quieren reflexionar sobre posibles cambios de sus reglas, al menos con
una visión política muy fuerte. Esto requerirá que cada quién haga su
trabajo en todos los continentes para movilizar todas las energías y lograr
articular los múltiples temas en los que trabajamos. De esta manera,
debemos poder hacer el vínculo entre los distintos foros temáticos. Este FSM
también será importante para continuar presionando al nuevo gobierno de México. Todxs
lxs que han estado anteriormente en el CI van a ser contactadxs e invitadxs. El
mensaje del FSM tendrá que expresarse con una voz fuerte y emancipatoria.
En este contexto, se
enfatizó que la metodología siempre debe estar al servicio de la política, y
no viceversa. Lxs organizadorxs considerarán cómo organizar, además de
actividades autogestionadas, reuniones estimuladas por el comité facilitador
para preservar la posibilidad de una agenda y guía comprehensiva, al
servicio de nuestros objetivos. Este trabajo necesariamente ha de ser
colectivo y buscar la meta de hacer de éste un Foro verdaderamente global y
político.
El proceso preparatorio
ya ha comenzado en México. Lo
muy positivo es el entusiasmo y la motivación de los movimientos mexicanos. Tenemos que esperar que todos los demás, en los otros
continentes, van a trabajar en el mismo espíritu.
- Francine Mestrum, CETRI,
Louvain-la-Neuve, Bélgica
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario