BOLSONARO INSULTÓ A PERIODISTAS Y VOLVIÓ A MINIMIZAR LA PANDEMIA
"Si dicen que hay coronavirus, por qué no se quedan en su
casa"
Brasilia
Página/12 jueves 25 de marzo del 2020.
En
medio de cuestionamientos de gobernadores y legisladores por su política frente
a la pandemia de coronavirus, el presidente brasileño Jair Bolsonaro sigue
con su enfrentamiento con la prensa.
El
mandatario insultó a periodistas que lo esperaban a su salida del Palacio da
Arvolada en Brasilia. "¿Qué mierda están
haciendo acá? No es que dicen que
hay coronavirus, por qué no se quedan en su casa haciendo
cuarentena", les gritó Bolsonaro en un video que compartió su hijo
Eduardo en Twitter. Antes recibió el saludo de un puñado de seguidores.
El
líder de la ultraderecha brasileña lleva varios días
desafiando las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
(igual que su jefe y “padre político, el sr. TRUMP) y calificó al virus
como una "gripecita". Afirmó que "no hay por qué cerrar
escuelas", cuando "en el mundo" los más
afectados por la pandemia son los mayores de 60 años, entre los que él
mismo está, con 65 cumplidos el pasado sábado.
(Piensa NO, grita como un verdadero energúmeno,
pero si el día domingo dio un Decreto suspendiendo el SALARIO de los
Trabajadores por 4 meses, como la forma según de hacer frente a la ”gripe” y
defender y proteger a las Empresas. El Lunes acorralado por la Opinión Pública
Nacional, derogó su “famoso Decreto", y al final terminó “robándose" – descontó –
el Presupuesto de la “Bolsa Familia”, como
política social a favor de millones de familias en extrema pobreza.)
Mientras
tanto, los gobernadores de los 27 estados de Brasil
anunciaron que desoirán las críticas hechas por el presidente a las
cuarentenas que han impuesto por el coronavirus y que seguirán
apegados a los consejos de la OMS.
En
una videoconferencia realizada este miércoles entre 26 de los 27 gobernadores, se acordó
mantener las medidas restrictivas pese a la opinión del mandatario, y
seguir "estrictamente" los consejos de la OMS y casi toda la
comunidad científica internacional, que defienden el aislamiento social para frenar al coronavirus. El único
ausente en la videoconferencia fue el gobernador del Distrito Federal de
Brasilia, Ibaneis Rocha, quien fue el primero en aplicar
restricciones a la actividad económica y ya había anticipado que las
mantendría.
Las actividades religiosas, "servicios esenciales"
Bolsonaro
incluyó este jueves a las actividades religiosas "de
cualquier naturaleza" en la lista de servicios esenciales que deben seguir
funcionando pese a la expansión de la pandemia del coronavirus y las
recomendaciones de que las aglomeraciones deben ser evitadas.
En
un decreto publicado en el Diario Oficial el mandatario
instituye que están permitidas las "actividades religiosas, de
cualquier naturaleza", siempre y cuando sean "obedecidas las
determinaciones" del Ministerio de Salud.
Ante
el acelerado avance del coronavirus, las principales congregaciones
religiosas de Brasil habían anunciado la suspensión de cultos,
misas y celebraciones presenciales, que pasaron a ser televisadas.
Sin embargo, la mayoría de las iglesias y templos
siguen abiertos para ofrecer atención "individual" a sus miembros.
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LA LÓGICA DE LA LOCURA DE BOLSONARO
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Emir Sader.
Página/12 jueves 26 de marzo del 2020.
Los
editoriales y articulistas de la gran prensa no podían ser más críticos con las
posturas del presidente Jair Bolsonaro (foto). Aparte de que fueron
los responsables fundamentales de que un político sin ninguna trayectoria
respetable en el Parlamento a lo largo de las últimas décadas, con
declaraciones abiertamente favorables a la dictadura y a la tortura, en contra
de los derechos elementales de las mujeres, de los negros, de los pueblos
indígenas, entre otras posiciones trastocadas, los medios de comunicación
plantean abiertamente la necesidad de derrotar a Bolsonaro como presidente de
Brasil.
En varios
momentos de la historia brasileña, esto habría sido la señal determinante para
la caída de un gobierno, como fue el suicidio de Getulio Vargas en
1954, antes que fuera depuesto, acusado por los medios; la renuncia de Jânio
Quadros, en 1961, cuando intentó un golpe blando y fue rechazado por los
medios; el impeachent de Fernando Collor de Mello,
en 1992, cuando los medios revelaron procesos claros de corrupción del entonces
presidente; el impeachment de Dilma Rousseff que,
aun sin razones constitucionales, fue cercada por los medios para ser
destituida de la presidencia por un golpe mediático-jurídico.
Lo
inédito de la situación que vive Brasil en estos tiempos de coronavirus es que,
por primera vez, los medios se oponen frontalmente a un gobierno –aunque, por
otra parte, defienden su programa económico neoliberal-, pero no
encuentran la fuerza para destituirlo, al menos por ahora. ¿Con qué fuerza
cuenta ese gobierno para resistir a una ofensiva tan fuerte de los medios?
Cuenta
con el apoyo de los militares y del gran empresariado, pero sobre todo cuenta
con el quiebre de los partidos tradicionales de la derecha. Bolsonaro
sabe que la derecha no tiene otro liderazgo para defenderse del retorno del
PT al gobierno –fantasma que siempre le quitó el sueño a la derecha
brasileña-.
Esa es la
razón de fondo por la cual Bolsonaro se transformó en el candidato de la
derecha y fue elegido presidente de Brasil. Esa es la lógica de esta
locura. O la locura de esta lógica.
Es una
lógica depredadora, que destruye la capacidad productiva que Brasil había
acumulado, favorece la especulación financiera, vuelve a concentrar la renta y a
excluir de derechos a la gran mayoría de la población. Para que ese tipo de
política sea posible, con todos los retrocesos, es necesaria una forma
específica de gobernar, que se apoya en dos fundamentos: mentir y buscar chivos
expiatorios. El discurso de Bolsonaro –una parodia del discurso de
Trump–, se fundamenta en un diagnostico al revés de lo que es la realidad, buscando
justificaciones para sus políticas suicidas en supuestos errores del pasado y
para poder presentarse como el salvador del país de una ruina de la que no
sería responsable.
Un
gobierno que tiene el apoyo del conjunto de la derecha –gran empresariado,
medios de comunicación, partidos tradicionales- en su política económica. Las
críticas que recibe son las de la lentitud de los proyectos neoliberales y de
las privatizaciones, de la incapacidad de articulación política para consolidar
y perpetuar la mayoría de derecha en el Congreso. Las críticas vienen
de su comportamiento absolutamente arbitrario, autoritario, sin ningún decoro,
el debilitamiento de la imagen de Brasil en el mundo, las posiciones absurdas
en términos de derechos humanos. Ahora se le suma la falta de reacción
frente al avance del coronavirus.
Esa es la
contradicción de fondo de ese tipo de gobierno. Únicamente logra tener un líder
con cierto grado de apoyo popular con alguien que apela constantemente a sus
bases extremistas, fundamentalistas. No obstante, debido a eso desvía o
debilita su capacidad de congregar a todas las fuerzas de derecha y de avanzar
más rápidamente en las directrices neoliberales.
La lógica
de la locura de Bolsonaro es la fuerza del PT, de Lula y de la izquierda, que
acechan todo el tiempo a la derecha, con sus fantasmas del retorno de un
gobierno popular, antineoliberal, como el que gobernó el país entre 2003 y
2014. Sólo el éxito de los gobiernos del PT y la persistencia del apoyo
popular a Lula, explican que la derecha brasileña se rinda frente a un
gobierno como el de Bolsonaro.
La
derecha tradicional y el centro político han sido destruidos; así, para
poder retomar el modelo neoliberal, las elites brasileñas están condenadas a un
liderazgo como el de Bolsonaro, como forma de
blindarse contra el retorno de la izquierda al gobierno. A ver hasta
cuando lo logran.
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