ARGENTINA. LAS FOTOCOPIAS DE LOS CUADERNOS
DEL EX CHOFER. El establishment se hunde y salpica. El escándalo de los
cuadernos y el cartel de la obra pública, con alcances imprevistos El ex titular de Iecsa dejó involucrado al Grupo
Macri y al Presidente en el reconocimiento de pagos irregulares a
funcionarios. El Gobierno intenta mantener la confianza en la realización de
las obras, sin suerte. ¿Hasta dónde se extenderá la crisis?
¿Hasta
dónde llega el escándalo de las fotocopias de los cuadernos del ex chofer de
Planificación? ¿El cartel de empresas de la obra pública
decidió quemar las naves e inmolarse en el naufragio? ¿Tiene el gobierno el
control de las consecuencias políticas y económicas del escándalo? Uno de
las novedades más fuertes de la semana en el caso, desde una perspectiva
política, fue el reconocimiento que hizo
Angelo Calcaterra del mecanismo de pagos en negro a funcionarios de los que
dependen las contrataciones del sector, y que desde la recuperación del Correo Argentino por el Estado argentino se
generó una tirantez entre la familia Macri y el kirchnerismo que
aún no se cerró. Calcaterra es un ex
alto directivo de Socma, es primo del presidente Macri y admitió, además, haber consultado con éste, el fin
de semana pasado, los argumentos con los que se iba a presentar ante los
tribunales para reconocer y justificar
los pagos irregulares supuestamente destinados a funcionarios. El otro dato
curioso fue el intento del ministro de
Transporte de tranquilizar a banqueros comprometidos en la financiación de
los contratos, y a la plaza financiera internacional en general, de que el escándalo “no alterará el proceso”
de realización de obras previsto. No eligió el mejor día: el viernes se aceleró
la corrida cambiaria y financiera contra todo tipo de activos de procedencia argentina. En ese contexto,
no son pocos los que afirman que el escándalo de la obra pública prolongará y
profundizará la crisis ya instalada en la economía argentina.
Muchos interrogantes para responder cuando aún se transita por los
primeros eslabones
de lo que puede convertirse en un estallido en cadena. El esfuerzo de Guillermo Dietrich, titular de Transporte, por
convencer primero a las principales
figuras de nueve bancos ligados al financiamiento de la obra pública, y
luego al mundo de las finanzas a través de una entrevista con un medio
especializado de Nueva York, de que
nada cambiará y que la casa está en orden, sólo pudo haber recibido miradas
suspicaces. El funcionario pretendió dar
garantías, a los mismos interlocutores, de que “los contratos serán honrados y las compañías no serán sancionadas por
lo que sus empleados hayan hecho”, garantizando
que todas las firmas involucradas podrán seguir trabajando en los proyectos
en marcha y competir en los nuevos que se liciten. Pero mientras intentaba infundir ánimo a través de estas palabras, Angelo Calcaterra (ex Iecsa-Socma) y Luis
Betnaza (Techint) se ocuparon, sin proponérselo, de desmentir sus dichos:
no fueron empleados infieles, sino las propias empresas las que impartieron la orden de
ejecutar los pagos que ahora se cuestionan. Fuente. Raúl Dellatorre.
Página/12.
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ARGENTINA AL BORDE DEL
PRECIPICIO.
LOS CUADERNOS DE LA DEUDA.NEGOCIO
PARA LOS AMIGOS.
El gobierno de Macri pagó comisiones
millonarias a bancos internacionales
*****
Bancos internacionales embolsaron unos 610 millones de
dólares con la emisión y distribución de bonos. HSBC y Deutsche Bank lideraron
el negocio facilitado por Luis Caputo en Finanzas. Ahora irrumpió abruptamente
el riesgo de default.
Por Alfredo Zaiat.
Página /12 domingo 12 de agosto del 2018.
Doce
grandes bancos internacionales recibieron 63,1 millones de dólares de
comisiones por la colocación de deuda en mercados del exterior desde 2016. Es un
dato revelado a partir de una pregunta de diputados trasladada al jefe de
Gabinete, Marcos Peña, incorporada
en el informe escrito de su última presentación en el Congreso. El ranking de entidades que
cobraron por distribuir entre sus clientes papeles de deuda emitidos por el gobierno de Macri lo lidera el HSBC,
con 11,8 millones de dólares, seguido de cerca por el Deutsche Bank, con 10,9 millones de dólares. La particularidad que
tienen estos dos bancos es que están muy ligados al macrismo. El titular del HSBC en Argentina, Gabriel Martino, es
considerado en la city como un
ministro sin cartera por la cercanía con Macri,
y varios ex ejecutivos de esa entidad pasaron a ser funcionarios. Luis Caputo, el presidente del Banco
Central y antes ministro de Finanzas que diseñó todas las emisiones de deuda en
el exterior, trabajó durante diez años en el Deutsche Bank. El vicepresidente del Banco Central, Gustavo Cañonero, también fue ejecutivo
del Deutsche.
En
una tarea que requiere de un insignificante esfuerzo administrativo, esos
bancos embolsaron el dinero pero las ganancias por esas operaciones financieras
no fueron sólo por la recaudación de comisiones. Obtuvieron también una
ganancia adicional y aún más abultada por haber sido los primeros suscriptores
(compradores) de los bonos de deuda, entregados por el país a un precio por
debajo de la par, para luego poder revenderlos a un precio más alto.
El renovado ciclo de
endeudamiento y el negocio asociado de comisiones y especulación para bancos
internacionales comenzó con la emisión de los bonos para los fondos buitre, por
16.500 millones de dólares. Las comisiones formales pagadas por esa transacción
ascendieron a 29,7 millones de dólares. La última estación del actual ciclo de
endeudamiento externo fue la emisión de bonos por 9000 millones de dólares en
enero pasado. En esa instancia fue cuando Wall Street se dio por satisfecho con
el negocio de bonos argentinos y cerró el grifo de dólares, precipitando una
crisis cambiaria que desembocó en el abrazo desesperado del gobierno al Fondo
Monetario Internacional. Esos bancos ya hicieron la diferencia y habían dejado
de tener esos bonos en sus carteras de inversión porque los habían revendidos
inmediatamente a sus clientes, por lo tanto ahora no están padeciendo el actual
derrape de las cotizaciones.
Algunas estimaciones, como
la del especialista Javier Llorens, muestran que con el rápido pase de manos en
cada una de las ocho emisiones de bonos por un total de 43.687 millones de
dólares, de abril de 2016 a enero de 2018, esos bancos se alzaron con 550 millones
adicionales. Sumados a los conseguidos con las comisiones, el total recaudado
fue de unos 610 millones de dólares, dinero anotado en las cuentas de pocos
grandes bancos internacionales. La comisión formalmente pactada más la
adicional, facilitada por las condiciones de colocación fijadas por Caputo en
Finanzas, alcanzó el 1,40 por ciento, mucho más elevada que el 0,12 por ciento
informada oficialmente y del 0,30 por ciento habitual de esas transacciones
cuando son realizadas en forma transparente en el mercado de deuda
internacional.
INFORME.
En la última presentación
acerca de la marcha de la gestión de gobierno, el jefe de Gabinete, Marcos
Peña, en la Cámara de Diputados, además de responder algunos interrogantes que
le hicieron en el recinto los legisladores, distribuyó el informe con todas las
preguntas que previamente le habían girado. El cuadro de las comisiones pagadas
está incluido en el capítulo “Política Financiera” y formó parte de la
respuesta ante la pregunta N°1009 (en total fueron 1521), correspondiente al
bloque Frente para la Victoria-PJ, donde se solicita que “informe desde el
inicio de esta gestión, las emisiones de deudas realizadas, los costos
financieros que ellas implicaron, los bancos u Organismos Internacionales, FMI,
BM que intervinieron en esas emisiones, y en consecuencia el monto actual de la
deuda pública”.
Sin licitación ni compulsa
de precios, desde la cartera de Finanzas
Caputo entregó el negocio de la deuda a doce bancos. El ranking de
comisiones cobradas es el siguiente, para
el período 2016-2018, en millones de dólares:
HSBC
11,8
Deutsche Bank 10,9
Citi
9,4
Santander 8,1
JP Morgan
7,0
BBVA
5,9
UBS
2,8
Credit Suisse 2,5
BNP Paribas 1,6
BofA Merrill Lynch 0,9
Morgan Stanley 0,9
Nomura
0,2
La última colocación fue
por 9000 millones de dólares, en
enero de este año, con comisiones pagadas por 10,8 millones de dólares, organizada por los bancos HSBC, Deutsche y el Citi.
GRIFO.
Estos mismos bancos, junto
a otros que no participaron del festival de comisiones y fijación de paridades
de los bonos con Caputo, son los que decidieron cerrar el grifo de dólares. No
lo hicieron porque no querían seguir exprimiendo la naranja de la deuda
argentina, sino porque ya no podían continuar con la estrategia de encajar esos
papeles a sus clientes, cuyas carteras de inversión fueron saturadas con ese
tipo de bonos.
Varios de los fondos de
inversión que compraron esos títulos de deuda empezaron a liquidarlos. Los que
empezaron en febrero a vender, para realizar la ganancia por la suba de las
paridades, fueron los adelantados que cuidaron el capital invertido. El
salvataje del FMI les brindó un poco más de tiempo para huir del riesgo
argentino. Otros quedaron atrapados apostando a que el auxilio del Fondo
permitiera frenar la corrida contra activos argentinos.
Hubo fondos de inversión
tentados por la codicia y la seducción de los mesa-dineristas del BCRA, Caputo
y Cañonero, que no sólo se quedaron con bonos argentinos de esas emisiones
anteriores, sino que también compraron más de las colocaciones en el mercado
local realizadas en estos meses. Los principales compradores del Bote y del
PeDo (bono dual, Pesos/Dólar) fueron Blackrock y Franklin Templeton. Esos dos
fondos de inversión internacional son los que acumulan más papeles de deuda
argentina.
El usuario Maximino en la
red social Twitter (@AxelCardin) compartió la tabla elaborada con los
principales fondos con tenencia declarada de deuda argentina, en pesos y en
dólares, que suma 28 mil millones de dólares. En el tope de ese ranking se
ubica el gigante Allianz SE (Pimco), que concentra bonos por 6400 millones de
dólares, seguido por Franklin Resources (Templeton), con 6200 millones. El
vicepresidente del Banco Central, Gustavo Cañonero, fue el socio argentino de este
último fondo a través de la firma SBS. Templeton fue el inversor más fuerte en
la suscripción de los Bote, en mayo pasado.
La emisión por el
equivalente a 3000 millones de dólares de esos bonos en pesos a tasa fija fue
para enfrentar la corrida cambiaria de esas semanas. Templeton absorbió 2250
millones del total, mientras que el resto quedó en gran parte en manos del
fondo Blackrock. Este último ocupa el tercer lugar de ese ranking al anotar
3700 millones de dólares, seguido por Goldman Sachs Group, con 1940 millones de
bonos de deuda argentina.
FURIA.
Este tipo de acreedores es
muy diferente a los bancos tradicionales que acumulaban deudas de países
periféricos, en la década del ‘80, como el Citibank o el Chase Manhattan, que
conformaban un comité para tratar con los países deudores. Incluso tienen
comportamientos más agresivos que los tradicionales grandes fondos de
inversión, como el JP Morgan o Goldman Sachs, que irrumpieron con fuerza en los
mercados emergentes en la década del ‘90. Fondos como Pimco, Templeton o
Blackrock hacen apuestas más riesgosas y fueron ganando espacios en el mundo de
las finanzas en el nuevo siglo, y en estos últimos años pasaron a ser actores
estelares de la actividad bursátil global. Destinan una porción de sus
capitales que administran para especular hacia los denominados mercados
emergentes. Ingresan y sale de plazas que tienen escasa o nula regulación del
mercado cambiario y al movimiento de capitales, como es el escenario ofrecido
por la economía macrista.
En los límites líquidos de
los negocios financieros, esos fondos, que fueron convocados por sus anteriores
socios y amigos que ahora están conduciendo el BCRA como salvavidas adicional,
después del rescate del FMI, sueltan la mano de quien se está ahogando sin
contemplaciones. Del mismo modo que acercan dólares apostando a rentabilidades
extraordinarias, reaccionan con furia vendedora cuando tienen que acotar
quebrantos por cambios en la situación del mercado local o internacional. Es lo
que está pasando en estos días de corrida rabiosa. El viernes último hubo una
muestra impactante de que la corrida cambiaria mudó a una generalizada contra
activos financieros argentinos.
El derrumbe de las
paridades de los bonos, que disparó el riesgo país arriba de los 700 puntos, es
el síntoma más claro de la liquidación masiva de bonos, realizada por fondos de
inversión amigos de Caputo-Cañonero, como de los bancos de las comisiones de la
deuda y de otros jugadores relevantes del paño bursátil.
La devaluación brusca de la
moneda es un factor muy perturbador de la estabilidad, pero ahora se ha
agregado el colapso de los bonos que trajo en forma abrupta la posibilidad de
un nuevo default. La economía macrista se está quedando así sin soportes en el
frente financiero, que es el último que tenía más a menos firme, acercándose de
ese modo un pasito más hacia el vacío del abismo.
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