“La coyuntura
latinoamericana. A un ciclo de expansión
de la participación social en proyectos políticos populares, de ampliación del gasto
público en políticas sociales (aun cuando no se avanzó en cambios
económicos estructurales) y de importantes avances en los procesos de
integración regional, amenaza imponerse un periodo de reinstauración
conservadora en el continente. El regreso a rupturas del estado de derecho y
desprecio por el voto popular ya no se da por la vía de los golpes
militares, sino a través del uso de representaciones parlamentarias articuladas
a poderosas campañas mediáticas desplegadas por los monopolios
comunicacionales. De otro lado, se despliega un boicot sistemático a los
proyectos de integración regional y a sus diversos intentos de elaboración
estratégica, para retornar una política de realineamiento con la visión
hegemónica de Estados Unidos. Se utiliza el concepto de
“autonomía” para suprimir el dominio democrático a instituciones absurdamente
poderosas, como los Bancos Centrales, cuyos técnicos pretenden estar por
encima de cualquier política pública sujeta a control democrático”.
“Asistimos
a un amplio despliegue de acciones
sistemáticas de las clases dominantes y los centros hegemónicos del poder
mundial para
inviabilizar e impedir la consolidación de los avances democráticos en la
región. La ofensiva
antidemocrática iniciada con el fallido golpe de Estado contra el gobierno constitucional de Hugo
Chávez en Venezuela (11 de abril de 2002), encuentra su auge en el
nuevo ciclo de restauración conservadora que se inicia a fines de 2015. Frente
a la expansión de los gobiernos populares del siglo XXI, los
representantes del gran capital se han volcado a una acción sistemática con el
objetivo de restaurar el proyecto neoliberal. Los argumentos y mecanismos
utilizados parecen ser: El convencimiento de que la hegemonía de Estados
Unidos sobre el Sistema mundial es, y debe ser, mantenida ante la expansión
económica, política e ideológica originada en las regiones consideradas
periféricas. Esta negación sistemática de los hechos conduce a la idea de
la restauración de la hegemonía estadounidense como
principio ideológico”.
“El intento de preservar el
rol determinante del llamado “libre
mercado” apoyado
en la idea del intercambio entre productores privados organizados por la mano
invisible del mercado. Esta visión
ignora el papel fundamental de los monopolios privados y de la intervención
estatal como los organizadores de un mercado mundial que determina cada vez más
los mercados nacionales y locales. En tercer lugar, frente a los cambios
de correlación de fuerza y de las estrategias geopolíticas de alcance regional
que se desdoblan cada vez más en estrategias mundiales, el centro del sistema
intenta garantizar su hegemonía a través de acciones militares, actos de fuerza
y control ideológico que tiene un alto costo económico, financiero y humano. Finalmente,
al ignorar los intereses de vastos sectores de la población afectados
por estas políticas y despreciar su capacidad de reacción, se configura una
visión del mundo y un sistema irracional que pone en riesgo la sobrevivencia de
la humanidad, sea
a través de la creciente militarización y las guerras permanentes, sea a través
de una capacidad colosal de destruir el medio ambiente y el planeta”.
/////
AMÉRICA LATINA Y LA NUEVA
DINÁMICA DEL SISTEMA MUNDIAL.
*****
Mónica Bruckmann.
ALAI.
América Latina en Movimiento martes 31 de julio del 2018.
El sistema mundial
contemporáneo vive cambios profundos marcados por el desplazamiento de sus
centros económicos más dinámicos, desde Europa
y los Estados Unidos de América (EUA) hacia Asia. Estos cambios
representan no sólo nuevas tendencias de la lógica de acumulación de la
economía mundial, sino también profundas restructuraciones geopolíticas y
territoriales.
Desde el 2015, según el informe del Fondo Monetario Internacional, el ranking mundial de economías medidas por su Producto Interno Bruto
indica que China desplaza a EUA,
ocupando el primer lugar con un PIB de 18.979 mil millones de dólares por poder
paritario de compra (PPP). A la economía
china le sigue EUA, India, Japón, Alemania, Rusia, Brasil, Indonesia, Reino Unido y
Francia en décimo lugar. Es decir, de las diez mayores economías
del mundo, cinco pertenecen a los BRICS
más Indonesia.
Según los análisis
prospectivo del PwC, en 2030 la economía
China continuará en primer lugar y la economía estadounidense en segundo, pero
representando apenas dos tercios de la economía
China. Según la misma fuente, estos cambios se acentuarán hacia el
2050, cuando ocho de las diez mayores economías del mundo pertenecerán a países
del sur, incluyendo un país africano. China continuará en primer lugar, India pasará al segundo lugar,
desplazando a EUA al tercer lugar,
seguido de Indonesia, Brasil, México,
Japón, Rusia, Nigeria y Alemania.
Esto cambios
fundamentales en la dinámica de la economía mundial se expresan también
claramente en la reconfiguración del sistema financiero internacional,
impactado por las fuertes reservas del Banco Asiático, que inicia operaciones
con un capital de 200 mil millones de
dólares y del Banco de Desarrollo de los BRICS, con un capital inicial de 100
mil millones de dólares y un capital similar para inversiones directas.
Este proceso viene
acompañado de nuevas tendencias en la producción científica y tecnológica que
muestran un desplazamiento de la producción en Ciencia y Tecnología (C&T) a
nivel mundial hacia el sudeste Asiático, principalmente China. Según los
principales indicadores del sector de C&T, este proceso está en
curso. En 2012, el 23.4% de los graduados en ciencias exactas e
ingenierías a nivel mundial obtuvo su grado en China, mientras que 23% lo hacía en India, frente a apenas 9,2%
graduados en EUA y 11.5% en Europa. Es decir, casi la mitad de los
científicos e ingenieros del mundo se están formando en China e India. Además, China
está abrigando grupos de investigación científica en tecnologías de punta,
de alto contenido estratégico, como es el caso del grupo de científicos de la
Academia China de Ciencias que estudia el Grafeno, un nuevo
material con características de superconductor que tiene el potencial de
revolucionar el mercado energético mundial y varias otras ramas de la industria
de alto contenido tecnológico.
Para citar algunos otros
ejemplos, China tiene ya el segundo
acelerador de partículas de alta energía, que hasta hace poco tiempo apenas
Europa había conseguido desarrollar en el Laboratorio Europeo de Física de
Partículas-CERN (Ginebra), después de 70 años de intenso trabajo de
colaboración científica internacional desde la pos guerra. En relación al
número de súper computadores, Estados Unidos tenía, en 2015, 199 unidades y
China 109, pero en 2016, EUA bajó a 165 y China alcanzó 167 super computadoras Es decir, desde 2016, la mayor concentración de
supercomputadores, y de ellos los dos más veloces del mundo, está en China.
Es claro que los BRICS,
con participación activa o no de Brasil, están y continuarán jugando un rol
fundamental que tiene el potencial de redefinir también la dinámica de las
relaciones Sur-Sur. En este sentido, es fundamental retomar el “Espíritu
de Bandung” y los diez principios de coexistencia pacífica como inspiración y
estrategia de nuevas formas de relación en el sistema internacional, basados en
la soberanía de los pueblos y una agenda de paz.
La reconfiguración del
continente Euro-asiático está en pleno desarrollo, a través de la iniciativa
china de la Nueva Ruta de la Seda (One belt one road-OBOR) lanzada en
setiembre del 2013 a partir de una alianza estratégica Sino-Rusa, que está
desplegando importantes proyectos de infraestructura para dinamizar el comercio
entre Asia y Europa con gran capacidad de redefinir el futuro del sistema
mundial como proceso económico, político y cultural.
El fin del ciclo del fracking y la
economía de EUA.
El ciclo de producción
de hidrocarburos no convencionales a través de la técnica del fraccionamiento
hidráulico que Estados Unidos desarrolló como estrategia de independencia
energética asociado a una recuperación de su economía, ha llegado a su
fin. Si el fracking era estimulado por un precio internacional del barril
del petróleo superior a los US$100, debajo de US$40 era simplemente
inviable. Desde fines del 2015, prácticamente no hubo nuevas
perforaciones de pozos con esta tecnología. La caída del precio
internacional del petróleo a niveles próximos a US$30 desestimuló y paralizó
esta industria. Lo que se hizo fue iniciar procesos de refraccionamiento
de pozos en desuso para obtener una producción remanente, aprovechando la
inversión en capacidad instalada. Esto amplió la devastación ambiental y
social que esta técnica provoca y no pudo revertir el proceso de caída de la
economía del fracking. Durante el primer trimestre de 2016, las
principales empresas del sector anunciaban su falencia económica y, en algunos
casos, su reconversión.
La intervención de la
OPEP para administrar el precio internacional del petróleo y los acuerdos de la
última reunión de junio de 2018, muestran pocas condiciones de recuperación de
la industria del fracking. La recuperación paulatina del precio
internacional del petróleo durante los últimos meses es insuficiente para redinamizar
esta industria, que tuvo su mejor momento con el precio del barril del petróleo
superior a 100 dólares americanos. Todos los datos evidencian que el
ciclo del fracking terminó y, sin embargo, aún se mantiene, con mucho esfuerzo
mediático, la expectativa de crecimiento económico de EUA asociado a esta
industria.
Es importante señalar
que, durante todo el período de “autosuficiencia energética” Estados Unidos no
sólo no dejó de importar hidrocarburos, sino que amplió sus importaciones
beneficiado por el bajo precio del petróleo en el mercado mundial. Esto
significa que durante todo el período de auge del fracking, Estados Unidos
amplió considerablemente su reserva estratégica de petróleo, hecho que en
términos geopolíticos tiene un peso relevante.
Esta guerra de expectativas generada por el fracking permitió articular
una nueva ofensiva política para desestabilizar los gobiernos de la región que,
en alguna medida, se propusieron una gestión soberana de sus recursos
naturales. No es por casualidad que, en
marzo de 2015, el presidente Obama declara que Venezuela, país que detenta
la primera reserva mundial de petróleo a nivel mundial, es una “amenaza inusual y extraordinaria” a su
seguridad nacional, creando condiciones para una intervención militar en ese
país. Tampoco es aleatorio el hecho de que la crisis política brasileña haya comenzado exactamente en la Petrobrás y que uno de los primeros
decretos que la derecha brasileña, que articuló y condujo el golpe de Estado
parlamentario en este país, propusiera la suspensión del régimen jurídico que
otorga a la Petrobrás la gestión
exclusiva de las reservas de petróleo en el off shore brasileño
(presal, como se le llama en Brasil) que, como se sabe, podrían colocar
a Brasil como uno de los principales
productores de petróleo a nivel mundial. Durante los últimos meses,
se puso en práctica una entrega acelerada de los lotes de petróleo del presal a empresas transnacionales,
principalmente de capital estadounidense, así como una política articulada de
desestructuración de la empresa estatal Petrobrás,
desindustrialización del sector que convirtió a Brasil en un importador de
diésel, con graves consecuencias económicas para el país.
Frente a la inminencia
de un nuevo periodo de recesión, Estados
Unidos intenta reactivar su industria militar a través de una sistemática
presión para validar el acuerdo de la OTAN que establece una inversión del 2%
del PIB, de los países miembros, en gasto militar. Ningún país de la UE
llega a este nivel. Son dos los argumentos usados para este fin: la
conocida guerra contra el “terrorismo” y la recientemente acuñada “amenaza
rusa”. Queda claro que EUA no puede financiar ningún nuevo frente de
guerra sin ayuda de sus aliados y socios, que también atraviesan por una crisis
económica profunda. El gasto militar mundial expresa estos cambios: EUA,
que durante la primera década del siglo XXI tuvo 50% de gasto militar mundial,
ha disminuido considerablemente su participación mundial: en 2017 representa
apenas 35%, seguido de China con 13% del gasto militar mundial y Rusia en
tercer lugar con 3.8%, según información del SIPRI (Military Expenditure
database, 2 de mayo de 2018).
De otro lado, Trump
expresa la tendencia a disminuir el comercio mundial a través del
proteccionismo económico, mientras que la victoria de los grupos conservadores
en América Latina, y Brasil en particular, apuntan hacia una búsqueda de
ampliación de comercio con Estados Unidos y Europa a partir de la exportación
de materias primas. Las expectativas de los reaccionarios de la periferia
entran en choque con las tendencias y expectativas de los reaccionarios del
centro.
La coyuntura latinoamericana.
A un ciclo de expansión
de la participación social en proyectos políticos populares, de ampliación del
gasto público en políticas sociales (aun cuando no se avanzó en cambios
económicos estructurales) y de importantes avances en los procesos de
integración regional, amenaza imponerse un periodo de reinstauración
conservadora en el continente.
El regreso a rupturas
del estado de derecho y desprecio por el voto popular ya no se da por la vía de
los golpes militares, sino a través del uso de representaciones parlamentarias
articuladas a poderosas campañas mediáticas desplegadas por los monopolios
comunicacionales. De otro lado, se despliega un boicot sistemático a los
proyectos de integración regional y a sus diversos intentos de elaboración
estratégica, para retornar una política de realineamiento con la visión
hegemónica de Estados Unidos. Se utiliza el concepto de “autonomía” para
suprimir el dominio democrático a instituciones absurdamente poderosas, como
los Bancos Centrales, cuyos técnicos pretenden estar por encima de cualquier
política pública sujeta a control democrático.
Asistimos a un amplio
despliegue de acciones sistemáticas de las clases dominantes y los centros
hegemónicos del poder mundial para inviabilizar e impedir la consolidación de
los avances democráticos en la región. La ofensiva antidemocrática
iniciada con el fallido golpe de Estado contra el gobierno constitucional de
Hugo Chávez en Venezuela (11 de abril de 2002), encuentra su auge en el nuevo
ciclo de restauración conservadora que se inicia a fines de 2015.
Frente a la expansión de los gobiernos populares
del siglo XXI, los representantes del gran capital se han volcado
a una acción sistemática con el objetivo de restaurar el proyecto
neoliberal. Los argumentos y mecanismos utilizados parecen ser:
El convencimiento de que la hegemonía de Estados
Unidos sobre
el Sistema mundial es, y debe ser, mantenida ante la expansión económica,
política e ideológica originada en las regiones consideradas periféricas.
Esta negación sistemática de los hechos conduce a la idea de la restauración de
la hegemonía estadounidense como principio ideológico.
El intento de preservar el rol determinante del
llamado “libre mercado” apoyado en la idea del
intercambio entre productores privados organizados por la mano invisible del
mercado. Esta visión ignora el papel fundamental de los monopolios
privados y de la intervención estatal como los organizadores de un mercado
mundial que determina cada vez más los mercados nacionales y locales.
En tercer lugar, frente a los cambios de correlación de
fuerza y de las estrategias geopolíticas de alcance regional que se desdoblan
cada vez más en estrategias mundiales, el centro del sistema intenta garantizar
su hegemonía a través de acciones militares, actos de fuerza y control
ideológico que tiene un alto costo económico, financiero y humano.
Finalmente, al ignorar los intereses de vastos sectores de
la población afectados por estas políticas y despreciar su capacidad de reacción,
se configura una visión del mundo y un sistema irracional que pone en riesgo la
sobrevivencia de la humanidad, sea a través de la creciente militarización y
las guerras permanentes, sea a través de una capacidad colosal de destruir el
medio ambiente y el planeta.
La disputa global por recursos naturales
y la recolonización del mundo.
La expansión de la
demanda de recursos naturales a nivel mundial profundiza estas
contradicciones. La disputa por el acceso, gestión y apropiación de
recursos naturales estratégicos se convierte en un elemento central de la
acumulación capitalista que privatiza y financieriza la naturaleza. La
visión estratégica de Estados Unidos, que establece que el acceso y gestión de
recursos naturales es una “cuestión de seguridad nacional” que garantiza “la
salud de su economía y de su población”, ha sido capaz de articular una
estrategia multidimensional de apropiación de recursos naturales a nivel
global, en la medida en que las principales reservas de los mismos se
encuentran fundamentalmente fuera de su territorio continental y de
ultramar. A partir de esta visión, EUA ha desplegado un conjunto de
políticas de recolonización de los territorios y los países que detentan estos
recursos.
La complejidad de la
coyuntura mundial y regional y los cambios en las tendencias y escenarios
futuros posibles y probables exigen un gran esfuerzo de análisis y un nuevo
proceso de acumulación de las fuerzas progresistas para retomar el camino de la
integración regional y la recuperación de la soberanía de los pueblos y los
gobiernos. El reciente triunfo de Manuel López Obrador en México puede ser el inicio
de este nuevo ciclo.
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Monica Bruckmann es profesora del Departamento de
Ciencia Política y del Programa de Posgrado en Historia Comparada de la
Universidad Federal de Río de Janeiro-UFRJ; Presidenta de ALAI.
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