“Concédanos una última pregunta, Atilio. Sabemos que
está por entrar a imprenta su último libro, El
Hechicero de la Tribu, el cual se
anuncia polémico pues refuta al Nobel Mario Vargas Llosa. Háblenos un poco de
él.
“En efecto, este libro es una respuesta a la más
reciente obra de Mario Vargas Llosa
y donde cuestiono la tesis central que desarrolla en su libro La llamada de la tribu, donde el
escritor peruano intenta explicarles a sus lectores cómo dejó de lado el marxismo, al cual él adhería en su
juventud, para convertirse en un apasionado
liberal. Recorre la obra de los siete autores más influyentes que lo
llevaron a apartarse de un marxismo de
origen sartreano. Luego narra su decepción con las ideas de izquierda, con
la Revolución cubana y el marxismo
en general y se embarca en un recorrido pretendidamente analítico de los
autores liberales que más le sirvieron para su transformación. Sin
embargo, cuando uno se pone a leer y a reflexionar el libro, cae en la cuenta de que es una obra muy
esquemática, llena de lugares comunes y plagados de los clichés que tanto abundan en el lenguaje neoliberal actual. A
partir de su lectura, concluí que Vargas
Llosa puede
ser un gran escritor de ficción, pero para el análisis de la teoría política no
llega ni siquiera a ser un aficionado. Así que decidí hacer un ensayo
en forma de respuesta, donde critico sus premisas carentes de sustento analítico e histórico, sobre que en América Latina sólo será posible la democracia
con un liberalismo a ultranza. Este ensayo de Vargas Llosa se resumiría en la fórmula “si quieres ser democrático,
debes ser liberal”, lo cual constituye una falacia absoluta, tal y como la
historia y la teoría política lo demuestra”.
/////
Histórico encuentro. El Comandante Fidel Castro con el Dr. Sociólogo Atilio Boron. Siempre se conoció que mantenían una extraordinaria amistad. Admiración y respeto a la Revolución Cubana y una buena consideración al Maestro de la Sociología Latinoamericana.
***
“EL MOMENTO HISTÓRICO ACTUAL SE CARACTERIZA
POR UNA AMÉRICA LATINA EN DISPUTA”.
Entrevista al sociólogo y politólogo
argentino Atilio Boron.
*****
Alejo Brignole.
Rebelión miércoles 8 de agosto del 2018.
El sociólogo y
politólogo argentino Atilio Boron es uno de los
más destacados pensadores y analistas de la región, frecuentemente consultado
por políticos, académicos y militantes de la izquierda de toda América Latina y
el Caribe.
Autor de más de una decena de libros, entre los que
destacan Tras el búho de Minerva. Mercado contra democracia en el
capitalismo de fin de siglo (2000), Aristóteles en Macondo. Notas sobre
el fetichismo democrático en América Latina (2009) y América Latina en
la geopolítica del imperialismo (2012), en el año 2004 resultó acreedor del
Premio de Ensayo Casa de las Américas (
Cuba), y cinco años más tarde con el Premio Internacional José Martí, por
la UNESCO.
Para hablar de la coyuntura política hemisférica, La
Correo le contactó en Buenos Aires, dando paso a una exclusiva, larga,
distendida y profunda conversación.
América Latina se encuentra en un punto de transición
que –algunos sugieren– no está del todo claro. Para usted, ¿la derecha llegó
para consolidarse, o sus evidentes descalabros sociales y retrocesos
institucionales auguran un rápido retorno a los postulados de la izquierda?
Ante todo, creo que hay que pensar esto en un sentido
histórico, como tantas veces recomendaba Fidel.
Él decía que “para hacer la Revolución es preciso tener conciencia del momento
histórico” y el momento histórico actual está caracterizado por una
situación ambigua, con una América Latina en disputa, en donde el ciclo
progresista y de izquierda que se inaugurara con el triunfo electoral de Hugo Chávez en el año 1998,
evidentemente ha ido perdiendo fuerza en los últimos años debido a una serie de
circunstancias. En primer lugar –y quizás lo más significativo–, es que los
gobiernos representativos de esa tendencia, como el de Cristina Fernández en Argentina, no lograron consolidar su
sucesión. Cristina fue derrotada en las
urnas por un muy escaso margen (pero derrotada al fin) por una coalición de
derecha.
Pero cuando uno mira el panorama y amplía el foco
desde una perspectiva más vasta, se da cuenta que es muy difícil pronosticar el
inicio de un ciclo de predominio de la derecha, que es lo que más o menos
ocurrió con la izquierda. Sobre todo
porque los nuevos gobiernos que se han instalado desde la derecha, como en el
caso de Brasil mediante un golpe
blando institucional, son en realidad gobiernos que no tienen ninguna
oportunidad de prevalecer en las elecciones. Y ésa es la razón por la que Lula está preso y se lo inhabilita para
competir en los comicios. La derecha no tiene un candidato que pueda siquiera
acercársele a Lula, el cual supera
en más de 20 puntos a su más inmediato competidor (por no hablar de los
restantes, a los cuales les lleva más de 30 puntos de ventaja). Por lo tanto, en
Brasil no hay una perspectiva de la
consolidación de la derecha, sino a través de un mecanismo nefasto y despótico,
pero difícilmente eso pueda ser considerado como un éxito.
En el caso de Argentina,
los que daban por segura la sucesión de Macri
hace seis meses, hoy dudan no sólo si Macri
se podría reelegir, sino que la alianza de Cambiemos podría sobrevivir tras
unas elecciones. En Perú, el
presidente Pedro Pablo Kuczynski,
que era un político típico de esta tendencia, tuvo que renunciar debido a que
le probaron gravísimas irregularidades (de hecho hubo robos) y para no
exponerse a un juicio político que le hubiese sido desfavorable.
En Colombia, el candidato
de la izquierda, Gustavo Petro, pasó
de casi un millón novecientos mil votos a casi ocho millones. Y en México ganó Andrés López Obrador, derrotando por
primera vez a lo que era un co-gobierno a lo largo de 36 años, entre el PRI y el PAN, bajo la tutela del Fondo
Monetario Internacional (FMI). López
Obrador triunfó con una amplia mayoría, absoluta en ambas cámaras y
derrotando en todos los estados, excepto Guanajuato.
De manera que aquellos que están viendo el inicio de
un ciclo de derecha en América Latina,
creo honestamente que están teniendo visiones que no tienen ningún parentesco
con la realidad.
AMLO. Andrés Manuel López Obrador y su triunfo arrollador en las Elecciones . México 2018, Cambia el panorama político en Nuestra América la Patria Grande.
***
Recién usted analizaba el caso mexicano. ¿Cree que
tras la herencia de los últimos doce años luego de Felipe Calderón y Peña
Nieto, que han recrudecido la militarización, el narcotráfico y la
subordinación estratégica a EE.UU., López Obrador
podrá revertir el panorama en aquel país?
Creo que es la intención que tiene él y sobre todo los
movimientos sociales que le acompañan, que de ninguna manera están dispuestos a
arrojar por la borda todo lo que López
Obrador le prometió al electorado mexicano. Por supuesto va a ser una tarea
muy, muy difícil. Estamos hablando de un país que tiene frontera con EE.UU. y
que ha estado subordinado a su vecino en los últimos 36 años. Recordemos que
este proceso de sometimiento arranca con la presidencia de Miguel de la Madrid en 1982, y por tanto, la tarea de revertir las
peores políticas hechas por los gobiernos del PRI y del PAN durante
estas décadas pasadas no va a ser sencilla. De hecho, EE.UU. envió a México una
delegación de altísimo nivel a conversar con López Obrador. Nada menos que al secretario de Estado, Mike Pompeo, y al secretario del
Tesoro, entre otros funcionarios de primer rango, incluidos algunos del Consejo
de Seguridad Nacional. Esto constituye un gesto insólito e inédito, y que sin
duda se podría definir como una especie de advertencia o mensaje mafioso para
que López Obrador tenga mucho
cuidado con lo que va a hacer. Washington
siempre está dispuesto a enderezar este tipo de problemas con cualquier
recurso, ya lo sabemos.
Las persecuciones judiciales a los gobiernos
bolivarianos salientes, realizadas además sin garantías jurídicas y por
gobiernos totalmente corruptos como el de Macri o Temer, ¿pueden ser atribuidos
a la llamada lawfare o guerra jurídica concebida estratégicamente por
Washington?
No me cabe ninguna duda que Washington está detrás de todo esto. Sus intelectuales y estrategas
hace largo tiempo que vienen diseñando nuevas formas de intervención en los
procesos políticos de los países, especialmente de la periferia. Vemos toda una
nueva actualización del poder blando, aunque si miramos hacia atrás, no es tan
nueva, ya que los principales autores y analistas de estas estrategias, como
Joseph Nye y otros, llevan más de dos décadas con estos diseños.
¿Se refiere al libro de Nye, Poder blando: medios para
el éxito en la política mundial?
Correcto; y también a su
otra obra significativa muy anterior, escrita en 1990: Destinado a liderar: la naturaleza cambiante del poder
americano. Nye y otros analistas
llegaron a la conclusión que los gobiernos militares no tenían en realidad una
capacidad de alcanzar una legitimidad.
Atento a esto idearon nuevas formas, cuyo eje se basa en un pacto estratégico
con los medios de comunicación de masas, los cuales la derecha latinoamericana
domina a su antojo. También en EE.UU.
las clases dominantes sujetan a la prensa de una manera similar. A ello debemos
agregar que gracias a los programas y tácticas denominadas de “buenas prácticas”, ellos llevan a
Norteamérica a jueces, fiscales, comunicadores, académicos y periodistas, y los
introducen en cursos técnicos donde se imparten clases sobre estas buenas
prácticas para ejercer en el ámbito de la justicia, en el periodismo, en la
enseñanza y la investigación. En realidad son cursos de formación ideológica y
adoctrinamiento.
¿Algo así como una Escuela de las Américas para
civiles?
Sí, en efecto, como una Escuela de las Américas, ya no para militares, sino para adoctrinar
a estas otras categorías sociales que son las que fomentan las iniciativas
destituyentes y que actualmente gozan de gran predicamento. Esto se ensayó muy
claramente en la Honduras de Zelaya
en 2009. Luego se intentó hacer algo parecido en Ecuador, pero les falló, pues fracasaron. En 2012 lo hicieron con Fernando Lugo en Paraguay. Y comenzaron
en 2015 hasta finales 2016 con el Gobierno de Dilma Rousseff con una destitución ilegal, pero convenientemente
abonada entre la opinión pública.
América Latina no desconoce que los factores
emergentes como China o Rusia pueden servir como
contrapeso estratégico para enfrentar a este siglo XXI tan lleno de
incertidumbres. ¿Es correcta esta expectativa? ¿Puede ser funcional a nuestros
intereses, tal como se piensa?
Definitivamente, creo que sí. El esquema unipolar liderado por EE.UU., que comenzó en la década de
1990, ya quedó atrás. Este derrumbe y aparición de nuevos actores abre
nuevas ventanas y oportunidades a los países de la periferia, tanto de América Latina como de África y Asia. Permite contar con
distintos socios comerciales y vías de cooperación. Abre además instancias
diplomáticas que antes estaban completamente ausentes. Si tomamos como ejemplo
las muchas amenazas en contra de Venezuela
que aunque no se hayan concretado, existen (incluso de intervención militar
directa), veremos que EE.UU. no
pierde de vista una reacción de China,
dado los intereses muy fuertes que ese país tiene en la industria petrolera
venezolana.
Ya que nos adentramos un poco en Venezuela… ¿Ve
posible que la administración Tump finalmente pueda atacar a la Revolución?
Una cosa es la retórica belicista y otra muy distinta
son los análisis que hace EE.UU.
hacia adentro. Probablemente aumentarán la presión e incrementarán las
sanciones económicas contra Venezuela.
Pero no olvidemos que hoy Washington
ni siquiera puede reunir los dos tercios de los votos necesarios en la OEA, gracias a que unos pequeños países
caribeños responden con una enorme dignidad, gratitud y reconocimiento a lo que
Chávez hizo con ellos a través de
Petro-Caribe. Por eso creo que va a ser muy difícil lanzarse hacia una aventura
militar.
Además, no nos olvidemos que el ejército de Venezuela está muy bien preparado, bien
armado, y también que Colombia es
hoy un polvorín. Es un país que está sufriendo una matanza diaria. Allí se
asesina a un líder social, o afrocolombiano, o ex guerrilleros, o luchadores
por los derechos humanos cada día. Que un país en estas condiciones se meta en
una guerra contra Venezuela puede
resultarle realmente fatal debido a que el orden interno, la coherencia interna
que tiene Colombia en este momento
es muy, muy frágil. Encarar un proceso bélico podría poner en marcha otro
proceso de tipo insurreccional representado por algunos sectores de las FARC que
aún no han depuesto sus armas debido a que no estuvieron de acuerdo con el
proceso de paz, pues percibieron las maniobras de traición que finalmente se
produjeron. Igualmente está la influencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que se halla en diversas
zonas del país, lo cual hace muy compleja la hipótesis de una guerra desde
Colombia.
Comandante Raúl Castro y el nuevo Presidente Miguel Díaz-Canel. Garantía para la continuación de la Revolución Cubana y los cambios sociales que modernizan el proceso político.
***
Considerando el relevo de poder con Díaz-Canel en Cuba, lo cual no implica por fuerza una
transición de modelo, ¿cuáles serían las proyecciones que usted percibe para la
isla en el nuevo escenario mundial?
Miguel
Díaz-Canel ya ha dicho que no se va a apartar de la línea
histórica de la Revolución cubana, aun cuando procurará acelerar los cambios
propuestos por el ex presidente Raúl Castro. Seguirá los lineamientos debatidos
por toda la sociedad cubana y que hasta ahora se vinieron implementando, pero
de manera muy lenta. Creo que es significativo que el nuevo presidente le dé un
nuevo impulso a esas políticas de aggiornamiento en el plano económico y
político cubano, que realmente tiene que ser reformado, aun cuando a nadie se
le puede escapar el contexto, con un bloqueo tan pertinaz como el de EE.UU., que ya lleva 60 años. Y no
solamente contra Cuba, sino contra
todos aquellos países que cooperen o comercien con Cuba. Por eso la posibilidad de que estos cambios se produzcan
rápidamente es baja.
Hace un par de semanas usted publicó desde La Habana,
mientras asistía al Foro de São Paulo, un interesante artículo (“Nicaragua, la revolución y la niña en el bote”) sobre
cierto irresponsable abandono de la intelectualidad de la izquierda regional, a
Daniel Ortega. ¿Qué nos dice sobre esta coyuntura?
Lamentablemente, es una coyuntura muy desafortunada,
que por desgracia fue gatillada por los propios errores del gobierno sandinista. Y no sólo la
precipitó, sino que cuando surgieron las primeras protestas, actuó de una
manera absolutamente desmedida, con una represión muy violenta cuando debieron
apelarse a otras medidas, como el control de los manifestantes más revoltosos o
violentos, tal como hizo Nicolás Maduro
con las guarimbas desde 2014, cuando el Gobierno venezolano prohibió que la
Guardia Nacional llevara armas de fuego en la represión, incluso cuando había
riesgo de una guerra civil. Esta prudencia demostrada por Maduro no la tuvo Ortega. Por eso cuando escribí esa nota
que usted cita, digo que la Revolución es
como una niña que está en un bote y
a merced de una marejada intensa. Y así como hay que llevar al bote con su
niña a un puerto seguro, es decir, no abandonarla a su suerte, en el caso
nicaragüense hay que llevar al Gobierno y lo que representa a un lugar seguro,
al menos intentando no quitarle el apoyo. Abandonar a Nicaragua a su suerte implica abrir las puertas para que regrese la
derecha. Yo creo que lo importante es revitalizar al Frente Sandinista de Liberación Nacional. La perspectiva que se
tiene desde Argentina es que la organización política de Nicaragua se ha llamado a silencio y que la conducción del país ha
caído en manos del presidente Ortega y
la vicepresidenta Rosario Murillo. Y esto es un error muy grave.
Concédanos una última pregunta, Atilio. Sabemos que
está por entrar a imprenta su último libro, El
Hechicero de la Tribu, el cual se
anuncia polémico pues refuta al Nobel Mario Vargas Llosa. Háblenos un poco de
él.
En efecto, este libro es una respuesta a la más
reciente obra de Mario Vargas Llosa
y donde cuestiono la tesis central que desarrolla en su libro La llamada de la tribu, donde el
escritor peruano intenta explicarles a sus lectores cómo dejó de lado el marxismo, al cual él adhería en su
juventud, para convertirse en un apasionado liberal. Recorre la obra de los
siete autores más influyentes que lo llevaron a apartarse de un marxismo de origen sartreano. Luego
narra su decepción con las ideas de izquierda, con la Revolución cubana y el marxismo en general y se embarca en un
recorrido pretendidamente analítico de los autores liberales que más le
sirvieron para su transformación. Sin embargo, cuando uno se pone a leer y a
reflexionar el libro, cae en la
cuenta de que es una obra muy esquemática, llena de lugares comunes y plagados
de los clichés que tanto abundan en el lenguaje neoliberal actual. A partir de
su lectura, concluí que Vargas Llosa
puede ser un gran escritor de ficción,
pero para el análisis de la teoría política no llega ni siquiera a ser un
aficionado. Así que decidí hacer un ensayo en forma de respuesta, donde
critico sus premisas carentes de sustento analítico
e histórico, sobre que en América
Latina sólo será posible la
democracia con un liberalismo a ultranza. Este ensayo de Vargas Llosa se resumiría en la fórmula
“si
quieres ser democrático, debes ser liberal”, lo cual constituye una falacia absoluta, tal y
como la historia y la teoría política lo demuestra.
(Publicado en La
Correo No. 77, Agosto de 2018, Bolivia).
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