“Retórica y realidad con Trump y con sus oponentes. - Pese a las bravatas
y la retórica, pocos cambios destacables han tenido lugar en el ‘corralito’
político. Pese a los cambios de personalidades, las estructuras
políticas subyacentes siguen estando ahí y prometen continuar, a pesar de las
elecciones y las interminables investigaciones y revelaciones. La llamada ‘guerra comercial’ no ha tenido
éxito en su objetivo de reducir el comercio mundial, el empleo continúa inalterable, y la desigualdad persiste y se profundiza. Las
políticas que amenazan con más guerra se alternan con tentativas de paz. Los incrementos en los
presupuestos militares son gastados por los generales de salón, que se
benefician con ellos. Demócratas y republicanos se denuncian
unos a otros y asisten juntos a cócteles y cenas, y creen que han ‘trabajado
honestamente todo el día’. Se
apresa a los inmigrantes, se les encierra
en campos de internamiento y se les
expulsa hacia países dominados por escuadrones de la muerte financiados por
los políticos estadounidenses de ambos partidos”.
“Trump
amenaza a Irán con una guerra catastrófica mientras las sanciones económicas
no disuaden a las autoridades de Teherán
en su desarrollo de vínculos con Europa y Asia Los organismos nacionales que prometen ‘transformaciones’ están muy activos,
mientras que las promesas de un billón
de dólares para infraestructuras desaparecen en el agujero de la memoria. Las
acaloradas denuncias resuenan en los recintos legislativos pero su
tratamiento es postergado para asegurar acuerdos bipartidistas que agreguen unos miles de millones de dólares más al
presupuesto de las fuerzas armadas”.
“Los regalos impositivos a los muy ricos provocan
discusiones intrascendentes. Asesinos de salón simulan ser periodistas y ordenan al Pentágono
que no obedezcan al presidente ‘traidor’
y lancen una guerra para provocar una respuesta presidencial... amenazando con nuevas guerras. ¡Ninguno de
ellos arriesgará su propia piel! Los empleadores afirman que hay escasez de trabajadores cualificados,
pero se olvidan de financiar la formación profesional o aumentar los salarios. Los
candidatos a un cargo gastan millones de dólares, pero cuanto más gastan
menos votos obtienen. La respuesta mayoritaria a tanta falsa guerra comercial,
tanta falsa intromisión rusa, tanta farsa
legislativa, tanta pornografía política y tantos tweets como zurullos es la
abstención”.
/////
JAMES PETRAS. EL PRESIDENTE TRUMP CONTRA EL
ORDEN MUNDIAL.
¿UNA TEMPESTAD EN UNA TETERA?
*****
James Petras.
Rebelión viernes 3 de agosto del 2018.
Traducido del
inglés para Rebelión por Carlos Riba García.
Introducción.
Líderes políticos, expertos mediáticos y periodistas
han saturado al público de todo el mundo con afirmaciones y acusaciones al presidente Trump de quien dicen que está destruyendo el Orden Mundial,
debilitando las alianzas históricas, los valores occidentales, las
organizaciones comerciales mundiales y violando las constituciones e
instituciones nacionales e internacionales.
En Estados
Unidos, algunos legisladores, jueces y líderes de ambos partidos han acusado al
presidente Trump de ser un traidor
por confraternizar con el presidente ruso Putin y serle funcional.
Esta nota analizará y discutirá esas afirmaciones y
acusaciones. Comenzaremos comparando y analizando las acciones y reacciones de
los predecesores del presidente Trump
para determinar si ha habido acaso un “quiebre”
con el pasado. Esto requiere hacer un examen de su “herencia”, es decir, las acciones que precedieron a su
presidencia. Después, evaluaremos lo que ha dicho el presidente Trump y lo que ha hecho, y la
trascendencia de sus hechos.
Acabaremos examinando si los conflictos tienen o no significación
histórica mundial o si se trata de
una tempestad en una tetera y si
el presidente Trump ha actuado contra el Orden
Mundial actual en la búsqueda de un
nuevo orden mundial.
La herencia del presidente Trump: ¿qué ‘Orden’ y qué ‘Mundo’?.
Hablar de un ‘Mundo’
es una abstracción; nuestra vida está construida en torno a muchos micro-mundos
–de índole local o regional– y macro-mundos, que están conectados y
desconectados entre ellos. El del presidente Trump es el mundo imperial, centrado en la supremacía de Estados
Unidos; el mundo regional está centrado en sus aliados y satélites. En la
medida que Trump ha provocado
divisiones en la Unión Europea y
amenazado a China, ha cuestionado el
orden mundial existente. Sin embargo, no
ha conseguido construir uno nuevo.
Trump ha heredado un
mundo desordenado y dividido por
prolongadas guerras regionales en África,
Oriente Medio y el sur de Asia.
Durante la últimas presidencias, los valores imperiales sustituyeron a los
ideales democráticos como lo atestiguan los millones de asesinados en Iraq, Siria, Libia, Yemen, Somalia y
Palestina en el curso de las dos últimas décadas.
El presidente Trump
está tratando de reconfigurar un orden
mundial basado en la presión
económica, la amenaza militar y
las bravatas políticas.
En el proceso de ‘rehacer’
un orden mundial centrado en Estados Unidos, Trump genera caos y desorden
con el propósito de reforzar su posición en futuras negociaciones y acuerdos.
La llamada “locura”
de Trump es una táctica para asegurar los ‘mejores arreglos’, como es el caso en estos momentos un acuerdo
con la Unión Europea. Un enfoque de
corto plazo consigue resultados imprevistos en el mediano plazo.
De hecho, Trump ha hecho muy
poco para desmontar el orden existente. Estados
Unidos rodeó militarmente a China durante la presidencia de Obama, una política que Trump sigue al pie de la letra. Washington continúa en la OTAN y comercia con la Unión Europea. El Pentágono eterniza sus guerras en Oriente Medio.
El Tesoro de EEUU financia la
limpieza étnica israelí.
En otras palabras, Trump ha estado muy poco dispuesto y ha sido incapaz de sacar a Estados Unidos del caos político legado
por sus predecesores.
Ha aumentado el
presupuesto militar pero no ha sido capaz de proyectar poder. Trump ha amenazado con una guerra comercial de ámbito mundial pero de hecho el
comercio ha aumentado y los déficits siguen pesando.
A pesar de que el discurso de Trump habla de una ‘gran’
transformación y sus enemigos le acusan de destrucción sistemática, la pregunta
sigue en pie: en realidad, ¿qué ha
cambiado?
Retórica y realidad con Trump y con sus oponentes.
Pese a las bravatas
y la retórica, pocos cambios destacables han tenido lugar en el ‘corralito’
político.
Pese a los cambios de personalidades, las estructuras políticas subyacentes siguen
estando ahí y prometen continuar, a pesar de las elecciones y las interminables
investigaciones y revelaciones.
La llamada ‘guerra comercial’ no ha tenido éxito en su
objetivo de reducir el comercio mundial, el
empleo continúa inalterable, y la desigualdad persiste y se profundiza. Las
políticas que amenazan con más guerra se alternan con tentativas de paz. Los incrementos en los
presupuestos militares son gastados por los generales de salón, que se
benefician con ellos.
Demócratas y
republicanos se denuncian unos a otros y asisten juntos a cócteles
y cenas, y creen que han ‘trabajado honestamente todo el día’.
Se apresa a los inmigrantes, se les encierra en campos de internamiento y se les expulsa hacia países dominados
por escuadrones de la muerte financiados por los políticos estadounidenses de
ambos partidos.
Trump amenaza a
Irán con una guerra catastrófica
mientras las sanciones económicas no disuaden a las autoridades de Teherán en su desarrollo de vínculos
con Europa
y Asia
Los organismos nacionales que prometen ‘transformaciones’ están muy activos,
mientras que las promesas de un billón
de dólares para infraestructuras desaparecen en el agujero de la memoria.
Las acaloradas
denuncias resuenan en los recintos legislativos pero su tratamiento es postergado
para asegurar acuerdos bipartidistas
que agreguen unos miles de millones de dólares más al presupuesto de las fuerzas armadas.
Los regalos impositivos a los muy ricos provocan
discusiones intrascendentes.
Asesinos de
salón simulan ser periodistas y
ordenan al Pentágono que no
obedezcan al presidente ‘traidor’ y
lancen una guerra para provocar una respuesta presidencial... amenazando con nuevas guerras. ¡Ninguno de
ellos arriesgará su propia piel!
Los empleadores afirman que
hay escasez de trabajadores
cualificados, pero se olvidan de financiar la formación profesional o aumentar
los salarios.
Los candidatos a un cargo
gastan millones de dólares, pero cuanto más gastan menos votos obtienen.
La respuesta
mayoritaria a tanta falsa guerra comercial, tanta falsa intromisión rusa, tanta farsa legislativa, tanta
pornografía política y tantos tweets
como zurullos es la abstención.
Conclusión.
La sobrecogedora realidad es que el ‘caos’ es como la espuma en la cerveza desbravada –escasa, si acaso alguna–, ha
habido muy pocos cambios.
El Orden
Mundial sigue en pie, la hueca guerra comercial entre Europa y América del Norte no lo ha afectado.
Las airadas voces de Washington son ahogadas ventosidades en comparación con la multimillonaria
expansión de infraestructura materializada por China
en la obra llamada Belt and Road,
que atraviesa África Occidental.
En el orden mundial en curso, Washington aumenta sus dádivas a Israel a 38.000 millones
de dólares para el decenio que viene y presupuesta el 4 por ciento de su PBI para robotizar el complejo militar-industrial.
El presidente
[Trump] alterna órdenes vía tweet sobre
guerra y paz a los miembros de su leal y desleal gabinete y al honesto y
deshonesto espionaje operativo.
Bajo la misma tienda, los investigadores se investigan
unos a otros.
Nada de esto es algo malo para lo peor –ya que nada cambia– al menos hasta
ahora: no hay juicio por traición o de
destitución; no hay paz ni nuevas guerras en Oriente Medio, ¡no hay guerra comercial ni nuclear!
Pero no hay razón alguna para pensar que esas amenazas
no podrían convertirse en una realidad.
Netanyahu puede
arrastrar a Trump hacia una desastrosa guerra con Irán.
Trump puede ocasionar una guerra comercial con China.
El cambio climático puede conducirnos a las siete
plagas bíblicas.
Las burbujas
económicas pueden reventar y los bancos centrales pueden ser incapaces de sacar de apuros a los
bancos demasiado grandes para caer.
Cada desastre
que se ha prometido y no ha ocurrido puede ser una realidad.
Mientras tanto, quienes siempre ven todo negro cobran su cheque semanal y ponen su visto bueno en la lista de injusticias de sus adversarios elegidos. El 10 por ciento de quienes defienden o
se oponen al orden mundial siguen
determinando quién gobierna al otro 90
por ciento. ¡No
os asombréis de que haya apoyo bipartidista al aumento del poderío policial!
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario